“Posiblemente, más que una caída, con estas nuevas restricciones veamos una pausa en el proceso de recuperación, que ya venía lento y que se monta sobre indicadores socioeconómicos que son muy preocupantes”, dice Guido Lorenzo, director de LCG. El presidente Alberto Fernández anunció ayer que a partir del sábado se iniciarán nueve días de restricciones estrictas a la circulación, que buscarán aplacar “el peor de la pandemia”. Pese a lo comprensible de las medidas desde el punto de vista sanitario, la decisión vuelve a golpear a la actividad económica y obliga al Gobierno a reforzar la ayuda sobre algunos sectores .
“Hay que ver si la ayuda es suficiente y si hay margen para darla. El año pasado la economía estaba muy desmonetizada y en ese contexto es relativamente sencillo poner pesos en el bolsillo de la gente. En este caso, en que hay muchos pesos, el riesgo de generar inflación es mucho más alto”, agregó Lorenzo.
Según las estimaciones de LCG, si la economía tuviera este año las mismas restricciones —por el mismo tiempo y destinada a los mismos sectores— que en 2020 “la actividad directamente no crecería o caería marginalmente, en la comparación con un año que fue terrible”. Por ahora, y si se considera que las nuevas restricciones estarán acotadas a nueve días, la proyección de crecimiento se mantiene en torno al 6%.
Para Francisco Mattig, economista de Consultatio, la “mala noticia” es que las nuevas medidas encuentran a la actividad ya con una dinámica negativa. Según datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en marzo la actividad se ubicó 0,2% por debajo de la de febrero y en febrero también había caído 0,9% respecto de enero, revirtiendo un proceso de nueve meses de recuperación.
Respecto de la inflación, para Mattig el impacto será “prácticamente nulo”, dado el alto nivel de precios que ya se evidenció en los últimos meses y que se anticipa también para mayo. De hecho, ayer se conoció la inflación mayorista, que fue de 4,8% en abril y acumula 21,9% en lo que va del año.
¿El Gobierno tiene margen para asistir a los sectores afectados? Según los cálculos de Consultatio, la asistencia del Banco Central podrá ser, como máximo, de 3 puntos del PBI (lo que surge de las utilidades de 2020 y el límite de Adelantos Transitorios) y el Gobierno podría sumar 1,5 punto más si lograra renovar deuda de acuerdo a sus pretensiones. “4,5 puntos del PBI sería una especie de límite para el déficit. Si encima tenemos en cuenta que dentro de ese número estamos considerando los Derechos Especiales de Giro (DEG) que no van a ser, en teoría, para financiar gastos corrientes sino para pagarle al FMI, va a haber un límite bastante acotado o el Gobierno va a tener que buscar alguna otra alternativa”, detalló Mattig.
Si bien todavía resta conocer la letra del decreto que oficializará las medidas anunciadas por el Presidente, se anticipa que las nuevas restricciones limitarán sobre todo la actividad industrial, la construcción y el comercio, todas actividades que en los últimos meses mostraron signos de recuperación, pero que se encuentran concentradas en zonas que hoy tienen alto riesgo epidemiológico.
Ayer el informe del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) destacó que en marzo crecieron de forma interanual ocho sectores, frente a los siete de febrero. Lideró la mejora el rubro pesca, con el 59,2% interanual; seguido de construcción, con el 44,1%; industria (28,9%) y comercio (23,3%), estos tres últimos sectores “con crecimientos máximos históricos”.
“Hay que ver cuánto duran estas medidas post 30 de mayo y tener en cuenta que, desde el punto de vista productivo, por ahora involucran solo tres días hábiles”, apuntó María Castiglioni, de C&T Asesores. “Es difícil estimar el impacto puntual de estas nuevas restricciones, porque se suman como un efecto adicional a las que ya teníamos y porque además nuestras proyecciones ya contemplaban que, con la llegada del frío y sin un nivel de vacunación suficiente, podía haber un recrudecimiento de la pandemia”, agregó.
Para la analista, que estima un crecimiento para 2021 en torno al 5,5%, hay que mirar las posibilidades del Estado de generar compensaciones desde dos ángulos. “Desde el ángulo financiero creo que sí tiene margen, en el sentido de que los ingresos que está teniendo aumentaron y esa mayor recaudación nominal se puede reasignar a más gasto, aunque sería más deseable que lo utilizaran para que el déficit no aumente”, sostuvo Castiglioni. Por otro lado, señaló que el mercado de crédito local es muy chico y que el Gobierno ya se vio obligado a subir tasas y acortar plazos para conseguir financiación. “El resto es emisión, que alienta una dinámica inflacionaria que ya está altísima. Desde ese punto de vista, el margen es mucho más acotado si se quiere contener la presión sobre los precios”, añadió.
“Además del efecto directo del DNU, el tema es el financiamiento fiscal”, coincidió Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina. “Si la recaudación se desploma y el Gobierno tiene que salir a asistir a empresas y familias, solventando con emisión, la dinámica puede ser más compleja: el año pasado, los dólares paralelos se dispararon por el exceso de pesos, entre otras cosas, y contener una eventual corrida en el oficial sería mucho más difícil hoy, producto de las menores reservas”.
DT