Energía

Imprevisión y motosierra de Milei más algún retraso peronista, las causas de la falta de gas en industrias y GNC

Desde la nevada de 2007 que no había una interrupción tan nacionalizada de gas a las estaciones de servicio que cargan gas natural comprimido (GNC). También desde aquellos tiempos de un desbordado ministro de Planificación, Julio De Vido, que no se recuerdan cortes del servicio gasífero a industrias que pagan 10% o 15% más por asegurarse un suministro ininterrumpible. Pero entre el gobierno anterior y el actual lo hicieron posible.

Por un lado, la administración de Alberto Fernández, Cristina Fernández de Kirchner —que dominaba Enarsa a través de su presidente, Agustín Gerez— y Sergio Massa —el ministro de Economía, que tenía bajo su órbita la Secretaría de Energía, en manos de Flavia Royón— no terminó las dos plantas compresoras del inicio y el final del gasoducto Néstor Kirchner, que hubieran posibilitado duplicar el transporte de este tubo.

Por otro, la nueva gestión de Javier Milei y su motosierra sobre el gasto público postergó inicialmente todas las obras públicas, incluidas esas compresoras, y, aunque después las reanudó, no llegó a tiempo a cubrir la demanda en el otoño. Además, en aras de ahorrar subsidios, subestimó la cantidad necesaria de barcos con importaciones de gas natural licuado (GNL). Pero este mayo no fue tan cálido como el de 2023 y todo salió mal. Hubo que cortar el suministro a estaciones de servicios e industrias.

Fuentes del anterior gobierno admiten que, después de terminar en tiempo récord el gasoducto Kirchner en junio pasado, se demoraron para inaugurar las compresoras previstas para cuatro meses después, en octubre. El tubo, que elaboraron a toda velocidad y bajo la presión de Massa las constructoras Techint, Sacde y BTU, permitió transportar 11 millones de metros cúbicos diarios. Pero las compresoras iban a posibilitar duplicar ese monto. Los informantes peronistas atribuyen el atraso a “cuestiones operativas en el terreno y climáticas”, así como la falta de una torre importada, pero niegan la versión del gobierno de Milei de que las restricciones a la importación bloquearan la obra. “Había canal verde para traer todo lo necesario para el gasoducto”, responden en la administración anterior.

Una vez que no se cumplió con el plazo, el nuevo gobierno que asumía en diciembre debía negociar una adenda del contrato para terminar las plantas con las constructoras a cargo, Contreras y Esuco. Pero el nuevo gobierno arrancó paralizando todas las obras, por orden del ministro de Economía, Luis Caputo, y al secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, le faltó en el inicio nombrar los asesores para revisar la adenda, según las fuentes del gobierno anterior. En el equipo libertario, en cambio, prefirieron guardar silencio cuando fueron consultados. “Las obras venían con demoras, es cierto, pero hace seis meses que ellos están”, apuntan en el peronismo. Las plantas, que el gobierno libertario preveía inaugurar en abril y julio, comenzarán a operar en junio y septiembre.

En el anterior gobierno agregan que no se trató sólo de una medida de ahorro fiscal sino “ausencia de planeamiento” para conseguir los buques de GNL necesarios. En mayo de 2023, antes de la inauguración del gasoducto, la gestión del Frente de Todos había contratado 12 barcos con GNL importado. En el mismo mes de 2024, eran necesarias menos embarcaciones justamente por los 11 millones de metros cúbicos diarios adicionales que desde junio pasado se traen desde Vaca Muerta. Pero la administración de La Libertad Avanza optó por contratar sólo tres buques, lo mínimo indispensable, un número que hubiera tenido sentido si se terminaban antes las dos plantas compresoras que duplicaban la capacidad del gasoducto. Pero como no se concluyeron las plantas, faltó gas.

Si hubiese sido un mayo cálido como el del año pasado, quizás el Gobierno zafaba. Todas estas son conclusiones de uno de los expertos energéticos más respetados del mercado argentino. “No es que Rodríguez Chirillo no entienda, pero Caputo, con tal de bajar gasto, hizo menos compras de GNL para mayo”, agrega. Pero este mayo fue el más frío desde 1980, según se justificó Rodríguez Chirillo, que mantiene una interna con el ministro de Economía por la orden de retrasar los aumentos de tarifas de gas y luz y la liberalización del mercado eléctrico y su consiguiente impacto inicial al alza de precios. “No es lo mismo ser consultor décadas en España que gestionar en Argentina”, apuntan desde el peronismo al secretario de Energía.

Tampoco ayuda que las cuencas hidrocarburíferas austral y del noroeste están produciendo menos, igual que Bolivia, que da prioridad al envío de gas a Brasil. Además, el gobierno anterior se demoró en licitar la reversión del gasoducto Norte, el que traía gas boliviano y que ahora debe repartir el de Vaca Muerta, y el de La Libertad Avanza también se retrasó en esta obra. “Estas obras estratégicas no las podés parar por más que el ministro te lo ordene”, apuntan en el peronismo. Como si fuera poco, también en pos del ahorro fiscal, las centrales hidroeléctricas gastaron sus reservas hídricas en el verano para tener menos costos de generación.

Estaciones de servicio de todo el país están sin GNC; igual que sus clientes, desde taxistas hasta automovilistas particulares. También cientos de industrias, sobre todo en Córdoba, Santa Fe y la provincia de Buenos Aires, tanto las que tienen servicio interrumpible como las de no ininterrumpible. El apagón afecta a grandes empresas de alimentos como Arcor, Molinos —que opera ahora con fueloil— y Aceitera General Deheza, a cementeras —que sin sus grandes hornos no pueden producir— y plantas de fundición. El Gobierno les prometió a las empresas fabriles que a partir de este jueves volverán a contar con gas, después de una demora en el descarga de un buque de GNL de la brasileña Petrobras por cuestiones administrativas.

AR/JJD