El Día de la Industria, que se celebra este jueves en conmemoración de la primera exportación argentina, estuvo marcado por una serie de faltazos y chisporroteos. Si bien la Unión Industrial Argentina (UIA) había anticipado su presencia, el presidente Alberto Fernández no asistió en el acto organizado por la central en José C. Paz, del mismo modo que todos sus ministros y el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, también en agenda.
El acto se realizó en la planta de cerámica Alberdi y como representantes del Frente de Todos solo estuvieron el secretario de Industria, Ariel Schale —que improvisó un largo discurso en el dedicó buena parte a las medidas de ayuda ofrecidas por el Estado durante la pandemia— y la secretaria de Comercio Interior, Paula Español, una de las funcionarias detrás de las restricciones a la exportación de carne que genera tensión con la industria frigorífica. También participó José Ignacio de Mendiguren, presidente del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) e histórico miembro de la UIA, pese a tener una relación tirante con la nueva cúpula, en cabeza del abogado laboralista Daniel Funes de Rioja.
El presidente Alberto Fernández prefirió viajar a Resistencia, Chaco, para recorrer esta tarde la empresa metalúrgica Palacios Hermanos junto al gobernador Jorge Capitanich. En el entorno del mandatario atribuyeron la ausencia en el acto de la UIA a problemas de agenda, aunque con versiones encontradas en las distintas áreas. Cerca de Kicillof, la explicación fue similar: la reunión original de la UIA tenía escenario en Entre Ríos y por eso el gobernador decidió agendar un acto con industriales bonaerenses en la planta de Marolio, en General Rodríguez. Cuando el acto de la UIA se reubicó, el otro ya estaba “armado”, aseguraron.
Efectivamente, la sede original del festejo era la fábrica de Baggio, en Gualeguaychú. Según señalaron fuentes oficiales, fue Miguel Ángel Pesce quien llamó la atención sobre un punto problemático: la empresa tiene un juicio abierto con el Banco Central, por problemas para acceder a dólares destinados a una inversión en la planta, lo que motivó el cambio de planes.
Sin embargo, en la definición de la sede de la fábrica Alberdi también apareció un dato incómodo. El dueño, Martín Rappallini, está mencionado en una causa que investiga una supuesta “asociación ilícita” con el expresidente Mauricio Macri y el exministro de Transporte Guillermo Dietrich para quedarse con la concesión de la autopista Ricchieri del Grupo Indalo, de Cristóbal López y Fabián Sousa.
Involuntario o no, las ausencias y las versiones disparadas terminaron por desviar la atención sobre un punto que el Gobierno busca convertir en un eje clave de su campaña: la recuperación de la industria, el sector con mejores números para mostrar.
"En la campaña electoral se pondrá el acento en el desarrollo productivo y en la política industrial", instruye un documento interno del Frente de Todos
De acuerdo con dos documentos internos que circulan en la Casa Rosada, a los que accedió elDiarioAR, el mensaje del Frente de Todos está articulado en torno a cuatro lineamientos: crecimiento económico, política industrial activa, recuperación del ingreso y un “modelo de desarrollo productivo que permita una salida exportadora que termine con la restricción externa”. “En la campaña electoral se pondrá el acento en el desarrollo productivo y en la política industrial”, insiste en otro fragmento.
Los textos destacan que el empleo del sector industrial lleva más de 12 meses consecutivos de crecimiento y que la actividad manufacturera en julio creció 3,9% por encima del mismo mes de 2019 y un 5,2% por encima del promedio de aquel año. “La utilización de la capacidad instalada de la industria subió al 64,9% en junio, alcanzó el máximo nivel desde el mismo mes de 2018”, celebran los papers, aunque se admite una fuerte disparidad en la recuperación de las distintas ramas.
De acuerdo a los textos, el mensaje debe ser positivo y contrastar con las voces opositoras que hacen foco en el deterioro de las condiciones de vida en la Argentina y en las comparaciones con otros países. En este sentido, indica que el diagnóstico del peronismo y el Frente de Todos difiere del histórico relato del neoliberalismo: “Argentina es un país semi-industrializado y de renta media y no un país agroexportador pobre”. Algo que Schale bajó ajustadamente a tierra en su discurso en el acto de la UIA, donde habló de la calidad del sector y marcó la necesidad de “recuperar el orgullo industrial”.
Los documentos internos proveen argumentos contra la idea de que durante la gestión de Alberto Fernández muchas empresas internacionales decidieron irse del país. “Desde el inicio de la gestión del Frente de Todos, hubo 900 nuevas inversiones por US$34.000 millones. Cerca de la mitad fueron empresas extranjeras”, apunta, y menciona algunas como Unilever, Ford, Coca-Cola y General Motors.
AR/DTC