El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) anunció este miércoles que durante el primer semestre del año, la pobreza alcanzó el 40,1%. Esto quiere decir que entre enero y junio 18,6 millones de personas se encontraron en esta situación. A su vez, la indigencia (el cúmulo más extremo dentro del universo de pobres) marcó un incremento respecto del mismo período del año anterior y alcanzó el 9,3%. Esto significa que, dentro del universo de pobres, hay 4,3 millones que, a su vez, son indigentes.
Estos datos no toman en cuenta la aceleración inflacionaria ocurrida después de la devaluación oficial post PASO, la cual impactó fuertemente en los precios de los productos generales, pero, principalmente, en aquellos bienes de primera necesidad.
Un dato alarmante es que las niñas y niños de hasta 14 años siguen siendo el sector más vulnerable. Según los datos publicados por el INDEC, el 56,2% de esa población se encuentra por debajo de la línea de la pobreza, mientras que el 13,6% también es indigente. Diferente es el caso de los adultos mayores de 65 años, ya que en ese universo la pobreza alcanza el 13,2% y la indigencia, el 1,6%.
En términos geográficos, el dato más alto le corresponde a Gran Resistencia (Chaco), donde la pobreza alcanzó el 60,3%, seguido muy de cerca por Concordia (Entre Ríos) con 58,3%. El Gran San Luis y los partidos del Gran Buenos Aires oscilaron el 47% de pobreza, mientras que el distrito que presentó la menor tasa fue la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Eduardo Donza, investigador del Observatorio de la Deuda Social de la UCA aseguró a elDiarioAR que “el incremento de la pobreza y de la indigencia, en estos últimos meses, se debe, mayoritariamente al aumento de precios. Lo que se presenta hoy son los datos del primer semestre del año, con lo cual no impactó la devaluación. Venimos de una situación estructural de pobreza desde hace más de 20 años -con algunos períodos de mejora, por ejemplo, hasta 2008/2009- y a ese problema estructural lo afectó la pandemia y el parate que tuvo que hacer gran parte de la producción y el comercio.”
Consultado sobre el rol de las transferencias que realiza al Estado -AUH y tarjeta Alimentar, entre otras- comentó que “tienen actualizaciones que llegan con un retraso importante. Con índices de precios al consumidor de dos dígitos y de alimentos que están mucho más marcados, se resiente mucho más. Estas transferencias son importantes porque amortiguan cerca de un 5% la pobreza y si no existieran, con respecto a la indigencia, pasaría de los niveles cercanos del 9% al 20%. Por supuesto que esto no es ninguna solución, sino más bien un parche. Si no mejora la situación respecto al mercado laboral en el país no va a haber un cambio importante y para eso debe mejorar la estructura productiva que tiene a la mitad de los ocupados en un sector informal de la economía. Se necesitan políticas de Estado que apunten a la producción y al trabajo”.
¿Cuál es la diferencia entre pobreza e indigencia?
En Argentina, tanto pobreza como indigencia son caracterizaciones que están determinadas en función de los ingresos. Es decir, para que una familia no sea considerada pobre -ni indigente- debe superar un determinado umbral de ingresos. En este sentido, el monto que dicha familia debe superar en el caso de la pobreza está determinado por una canasta de bienes llamada Canasta Básica Total (CBT) la cual incluye alimentos, vestimenta, transporte, educación y salud, entre otros.
Durante junio, el valor de la CBT fue de $232.427 -en septiembre es de $284.686-, con lo cual, una familia tipo, de 4 integrantes, para encontrarse por encima de la línea de pobreza debió haber percibido un ingreso superior a ese monto. La vara de la indigencia está constituida por la Canasta Básica Alimentaria (CBA) la cual incluye un conjunto de alimentos y bebidas que satisfacen ciertos requerimientos nutricionales por persona. El valor de esta canasta fue de $104.227 durante junio.
A partir de los resultados obtenidos por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC, se puede ver un proceso de aumento en la pobreza en comparación al primer semestre del 2022. Durante los primeros seis meses del año la inflación acumuló un 50,7% producto de una serie de desequilibrios macroeconómicos provocados por el manejo de la política económica -monetaria, fiscal y cambiaria- y la aparición de shocks externos -como la sequía-.
El aumento de precios de los bienes que componen la CBT y la CBA estuvo por encima de la inflación durante el primer semestre -53% en promedio-, y quienes más sufren estos aumentos son los segmentos con menores ingresos. Estos grupos, nucleados en los deciles -grupo que representa el 10% de la sociedad- más bajos de la población son quienes perciben, en general, ingresos no registrados, los cuales cuentan con una menor capacidad de actualización -ya que no gozan de convenios colectivos de trabajo ni paritarias-.
Consultado al respecto, Leopoldo Tornarolli, investigador senior del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS) expresó que “el hecho de que suba más la indigencia que la pobreza se explica porque la CBA subió bastante más que la CBT y, además, el movimiento de los ingresos en la parte más baja de la distribución fue menos dinámico que en la parte más del medio. La inflación va más rápido que los ingresos de los hogares, en términos generales, pero la inflación implícita en las canastas fue más alta que la inflación general. En ese sentido, tenes una situación en la que los trabajadores registrados negocian salarios en base a la inflación general, pero, aunque empataran esa negociación, quedarían por debajo de esa inflación relacionada a la línea de pobreza. Hay una brecha entre la inflación general y la específica de los bienes y servicios de las canastas.” Por otro lado, agregó que “el número de hoy es un dato que refleja la situación promedio del semestre enero-junio, pero la situación al interior de dicho semestre no fue homogénea. Seguramente haya un punto de inflexión en este tercer trimestre -a causa de la devaluación y la aceleración inflacionaria- que recién se va a saber a finales de año”.
El nowcast de pobreza elaborado por la Universidad Torcuato Di Tella estima que la tasa de pobreza del semestre marzo 2023–agosto 2023 se encuentra en 43,2%. Es decir, por encima del 42% alcanzado durante el peor momento de la pandemia. Este informe indica que “la CBT promedio de la región del Gran Buenos Aires (GBA) para el semestre de referencia se estimó en $74.082 por adulto equivalente. Esto es un aumento interanual de 121,6%. Para el promedio del ingreso total familiar (ITF) se proyectó para el semestre un incremento interanual de 98,5%”.}
Gonzalo Carrera, economista de Equilibra aseveró que “ya en el primer trimestre de este año habíamos observado una suba de la pobreza importante vs 1T 2022: se incrementó 4,6 p.p. en un año (38,6% vs 34,0%), siendo el primer trimestre de 2022 el último registro donde la pobreza descendió, iniciando un camino ascendente desde ese entonces. Esto coincide con el nuevo régimen inflacionario inaugurado en marzo de 2022 cuando la inflación trepó a 6,7%.” A su vez “En la comparación intertrimestral (quitando los ingresos por aguinaldo para hacer comparables los trimestres), tenemos que la pobreza entre el 2T 2023 y el 1T 2023 creció 0,6 pp. (pasó de 40,9% a 41,5%).”
IC/DTC