Las economías regionales, tanto en su producción primaria como en su producción manufacturera han sufrido significativas caídas en lo producido y en lo exportado. Es por esto, que el déficit de la balanza comercial durante mayo fue el mayor de los últimos cinco años.
El saldo comercial -diferencia entre exportaciones e importaciones- durante el mes pasado arrojó un déficit de USD 1.154 millones de dólares, el mayor de los últimos cinco años. Si bien tanto las exportaciones como las importaciones sufrieron disminuciones interanuales -contra el mismo mes del año anterior-, las primeras cayeron casi un 25% -en dólares- por el fuerte impacto de la sequía.
Las exportaciones de productos primarios y manufacturas de origen agropecuario fueron las que más sufrieron: tuvieron una disminución del 30% contra el mismo mes del año pasado. Si bien los precios de los productos exportables no ayudan, se evidencia, también, una caída en las cantidades exportadas. La suma de estas dos variables explica la significativa merma en las ventas hacia el resto del mundo.
En su informe de intercambio comercial, el INDEC expone que “la caída se debió principalmente a menores ventas de maíz en grano; aceite de soja en bruto, incluso desgomado; trigo y morcajo, excluidos trigo duro y para siembra; biodiesel y sus mezclas, sin aceites de petróleo; harina y pellets de extracción del aceite de soja; aceite de girasol, en bruto; sorgo en grano, excluido para siembra, entre otras bajas”.
El déficit acumulado durante los primeros 5 meses del año es de USD 2.690 millones. Ese número podría ser suavizado si lograra utilizarse parte del Swap con China ya que, de esa manera, el Gobierno no comprometería dólares para el pago de sus importaciones. Sin embargo, nuestro país registra un creciente déficit comercial con el gigante asiático -aproximadamente USD 9.600 millones durante 2022, el más alto de la historia-. Es cierto que la utilización de los yuanes reduce la dependencia con el dólar -de manera menor- pero si el mecanismo de obtención genuino de divisas chinas es el comercio bilateral, cabe preguntarse de qué manera el Gobierno se hará de esos recursos.
Nivel de actividad, sequía y volúmenes producidos
Si bien durante el primer trimestre del año, la actividad económica experimentó un leve crecimiento -1,3% interanual y 0,7% respecto al trimestre anterior-, el impacto de la sequía en el sector agricultura, ganadería, caza y silvicultura fue considerable ya que sufrió una caída del 11,9%.
Lejos de haberse acabado, los efectos de las inclemencias climáticas aún persisten en los productores de las economías regionales. La caída en los volúmenes de producción ha significado una merma considerable en las ventas y, muchos productores se han quedado sin ingresos para realizar la poda necesaria para que las plantas vuelvan a brotar. Los efectos de la producción pasada impactan en la producción futura.
Según un informe de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (CONINAGRO), casi el 60% de las economías regionales se encuentran en crisis o con signos de crisis. La sequía, la caída en la demanda interna, la fragilidad macroeconómica y los precios internos deprimidos son algunos de los factores que impactan en la delicada situación las economías regionales.
A su vez, la entidad, elabora un semáforo analizando el desempeño de 18 sectores. Dentro de ese universo, 11 sectores se encuentran en rojo -crisis-, siendo la producción de leche, el vino y mosto y los granos, aquellas áreas que se encuentran con una crisis de mayor gravedad. En el caso del vino, la merma en la cosecha fue del 21%, mientras que la producción de granos disminuyó un 30% y en el sector lechero se evidenciaron graves problemas de rentabilidad que ponen en jaque el futuro de la producción.
Jorge Feijóo, presidente del Centro Azucarero Argentino dio su perspectiva sobre el sector. “El sector azucarero está localizado en las provincias de Salta, Jujuy y Tucumán, siendo esta última quien produce el 64%. A su vez, el sector está integrado por 5000 productores y 19 ingenios que se dedican a la parte industrial (azúcar, bioetanol para combustibles y papel, entre otros). Es un sector que tiene 60.900 trabajadores en forma directa, sumando campo e industria”, introdujo. A su vez continuó diciendo que “la sequía, en el noroeste argentino, viene impactando desde hace 3 años, a diferencia de lo que sucedió en el resto del país (el impacto más fuerte se vivió el año pasado y este). En la zafra pasada -período de cosecha de la caña de azúcar- hemos tenido una menor producción de caña de azúcar, pero tuvo un buen rendimiento. Es por esto que la producción de azúcar fue solamente un 3% inferior. La producción de alcohol fue la misma que en la zafra anterior”. Para finalizar agregó que “el informe de la estación experimental Obispo Colombres (dedicada a la agroindustria tucumana) muestra que la zafra actual -las zafras van de mayo a noviembre- va a tener la misma producción de caña, mientras que en Jujuy y Salta será inferior”.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires en su último informe sobre el Panorama Agrícola Semanal mostró que los rendimientos obtenidos en la cosecha de maíz han estado lejos de lo proyectado para cada zona. A esta situación se le agrega la caída en la cosecha de sorgo, también por debajo de las estimaciones proyectadas.
Una de las medidas que tomó el Gobierno para intentar aliviar la situación de las economías regionales fue la implementación del dólar agro. Este programa permite establecer un tipo de cambio diferencial para que las empresas exportadoras de determinados sectores puedan liquidar sus ventas externas a $300 por dólar. Sin embargo, la medida, hasta ahora, no está arrojando los resultados esperados por el Gobierno ya que la liquidación se encuentra por debajo de los USD 300 millones.
Según Santiago Manoukian, jefe de Research de Ecolatina, “más allá de la efectividad que pueda tener el dólar agro para adelantar (no aumentar) la liquidación de divisas, ciertamente la producción de muchas economías regionales se encuentra golpeada por las inclemencias climáticas. Por ejemplo, en el caso del maní, la Bolsa de Cereales de Córdoba estima que la producción de 2022-2023 va a caer cerca de un 45% y 20% si se la compara con la producción promedio histórica de Córdoba.”
“Si bien el ”dólar agro“ constituye un incentivo, no podrá compensar el severo impacto de la sequía sobre los volúmenes producidos por determinadas producciones regionales”, concluyó.
IC