“¿Cómo andás?”, preguntó ayer este cronista. “Y... mal”, respondió uno de los varios economistas kirchneristas bonaerenses, mientras el dólar blue subía 3%, hasta $ 577. Pensaba que con el anuncio del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) de hace una semana el tipo de cambio ilegal se iba a tranquilizar, pero no fue así. El economista lo atribuye a la habitual corrida cambiaria previa a toda elección presidencial, pero también a que el mercado financiero observa con preocupación que las reservas cayeron a sólo US$ 24.000 millones, 18.000 millones menos que a principios de año, lo que obligó esta semana a un nuevo torniquete de restricciones a la importación y a los dólares financieros. Además influye que “el FMI no ayude pese a la sequía”. El economista K teme que se recaliente aún más la inflación, aunque aclara que ya los formadores de precios habían remarcado sus productos para cubrirse por anticipado de un previsible aumento preelectoral del blue .
“Sólo somos competitivos porque del otro lado tenés el fracaso del gobierno de (Mauricio) Macri y porque proponen cosas más atroces”, refiere el economista bonaerense a los precandidatos del PRO, Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, pero también al libertario Javier Milei, dado que los tres prometen ajustes fiscales y de las empresas públicas, reformas laboral y previsional y apertura económica. “La oposición te propone matarte, nosotros decimos que no lo haremos, pero tampoco lo hacemos tan bien. Es peor no tener laburo, como en 2001, que tener un mal salario, como ahora, pero esto te lleva al ausentismo de nuestro voto, a la impugnación de la dirigencia política”, advierte y recuerda los comentarios que recogió en una reciente recorrida por el conurbano. Escuchó a gente que había votado esperanzada a este gobierno por Cristina Fernández de Kirchner, pero no encontró respuesta a su pérdida de poder de compra heredada y profundizada. “Esta es la interna de ustedes, de los políticos, no voy a votar. Después, en octubre ya veré, pero a los amarillos no los quiero ni ahí”, soltó un vecino. En Unión por la Patria (UP) temen el abstencionismo en las primarias de dentro de nueve días y reconocen que aún sus militantes no se han puesto a buscar el voto casa por casa, como pidió el ministro precandidato Sergio Massa. Se entusiasman al menos con las encuestas que marcan un corrimiento del electorado hacia la moderación, que haría prevalecer al jefe de Economía por sobre Juan Grabois, pero también temen el ascenso de Larreta, un rival más difícil para el tigrense en los comicios generales del 22 de octubre que Bullrich.
Uno de los hombres de más confianza del intendente porteño maneja los mismos números: “Hace un año y medio, Horacio le llevaba 8 puntos a Patricia. Hace cuatro meses Patricia estaba 4 arriba. Ahora estamos empatados”. En ese entorno valoran al principal asesor económico de Bullrich, Luciano Laspina, pero advierten que el resto de su equipo no tiene claro qué haría si llegara al gobierno: “Primero dijeron que sacaría el cepo el primer día. Después, lo antes posible y con un blindaje. No tienen bien diagnosticada la necesidad de una reforma del Estado. Patricia no sabe de economía. Horacio es economista”. De todos modos, conjetura que gane quien gane la interna, si Juntos por el Cambio (JxC) suma el próximo día 13 muchos más votos que UP, al día siguiente los mercados se estabilizarían. Si JxC apenas sobrepasa a UP y a Massa le va bien, continuaría la incertidumbre, según el larretista, porque los inversores financieros no saben si se aliará con Estados Unidos o China o si podrá emprender reformas pro mercado con Axel Kicillof como gobernador, Eduardo “Wado” de Pedro en el Senado y Máximo Kirchner en la Cámara de Diputados. Por último, elucubra que si Milei aparece competitivo el 13, los invesores reaccionarían con una mayor corrida cambiaria que la actual porque en su mayoría juzgan inviable sus planes de dolarización y “motosierra” para podar el Estado.
Uno de los colaboradores más cercanos de la fórmula Massa-Agustín Rossi opina que tanto una buena elección del candidato ultra como un triunfo de Bullrich acarrearían tensión en el mercado de deuda en pesos, que se ha tranquilizado después de diversos canjes del secretario de Finanzas, Eduardo Setti. “La dolarización sería un problema para esos bonos y, a su vez, Bullrich no asegura qué haría con ellos”, opina el asesor. “La estabilidad actual del mercado de deuda en pesos muestra qué quiere el mercado: hoy hay un empate entre Juntos y UP, pero UP viene acelerando y hay todavía mucho indeciso”, completa. Por el contrario, en La Libertad Avanza, donde se candidatean varios hombres del mercado bursátil como Ramiro Marra -uno de los fundadores de Bull Market Brokers- y Juan Nápoli -presidente del Banco de Valores- vaticinan que antes de las primarias reinará la incertidumbre en el mercado por la falta de certeza sobre el resultado, pero predicen que el escrutinio reacomodará los precios y especulan con que un mal desempeño del peronismo los apreciaría.
En Bull Market, donde siguen trabajando los hermanos de Marra, prefieren evitar vaticinios de reacciones de los mercados a las primarias. Su analista, Mauro Mazza, se limita a explicar que con las nuevas restricciones de los dólares financieros a las autoridades “les salió el tiro por la culata” y subieron las cotizaciones. “El temor nuestro es que el blue llegue a 600 pesos antes de las elecciones y eso ya es una ruleta -comenta Mazza-. Por ahora, la gente no dolarizó masivamente con esta suba, sigue haciendo tasa en pesos -es decir, invirtiendo en bonos o plazos fijos con elevado interés-, pero no podés descartar un escenario de Puerta 12 la semana que viene”, se refiere al aplastamiento en esa salida del estadio de River en el que murieron más de 70 personas en 1968.
En el equipo económico también destacan la elevada tasa y relativizan el salto del blue: “Todavía este año el ilegal está atrás de la tasa de plazo fijo”. Y se hacen los distraídos sobre la denuncia que el abogado de Cristina Kirchner, Gregorio Dalbón, dice que presentará por supuesta orden de Massa contra 12 cuevas que con dinero de presuntos proveedores del gobierno porteño están empujando la divisa al alza. De esos contratistas se sabía que habían aportado, cuando Macri era jefe de gobierno porteño, a la Fundación Pensar, del PRO: entre ellos, Friends Food, Teylem, Siderum y Arkino, todos de catering, y las constructoras Lanusse, Bricons, Mejoramiento Hospitalario, CRIBA, Mejores Hospitales y Mantelectric.
“Imposible saberlo”, “si lo supiéramos...”, responden en dos de las principales sociedades bursátiles sobre cómo reaccionarán los mercados el 14 de agosto. “Depende de por cuánto gane cada uno”, agregan en una tercera. En una cuarta pronostican que, si les va bien a Bullrich, Larreta o Massa, el mercado continuaría como hasta ahora porque de hecho inversores están apostando a una segunda vuelta entre uno de los del PRO y el ministro, pero si Milei consigue un buen resultado la volatilidad se incrementaría. En una quinta agencia especulan: “Si Juntos gana por un amplio margen, va a haber un rally importante en equity (acciones) y bonos respecto de los precios de hoy, con una baja de los dólares financieros. Si se previera así, quizá el mercado ya se adelantaría la semana que viene. Pero si Juntos queda parejo con el peronismo, habrá una baja no muy fuerte de los bonos y suba aún mayor de los dólares. Si gana Milei, seguro que el dólar se dispara y los bonos caerán con fuerza”. Por ahora, atribuyen el renovado envión del blue de esta semana a la habitual “dolarización de cartera antes de las elecciones” y a que las nuevas restricciones para que los importadores accedan al dólar oficial“ tampoco ayudan”. Hay empresarios que no consiguen divisas para importar a $ 290 y entonces recurren a las cuevas a $ 577 y después entran al blanqueo para traer con billetes propios lo que necesitan del exterior. La operatoria termina impactando en la inflación.
En el 700 de 19th Street de Washington, sede del FMI, también esperan por el resultado de las primarias. Sólo después de las internas girarán los fondos para afrontar los pagos de junio, julio y septiembre del préstamo récord que le dio en 2018 a Macri a cambio de un ajuste draconiano que hoy ya no exige. Claro que ahora tampoco manda recursos extra como en aquellos tiempos. En el directorio, donde mandan las potencias del G7 -sobre todo, Estados Unidos, con poder de veto- y China, están convencidos de que la deuda no debe ser motivo de debate en la campaña electoral. Por eso, el siguiente desembolso del FMI recién será en noviembre, seguramente después de la segunda vuelta del 22, y servirá para abonar los vencimientos de diciembre. Sólo entonces se condicionarán los giros a que se cumplan las depreciaciones cambiarias y los ajustes fiscales que el viernes pasado el Fondo reclamó por escrito al anunciar el acuerdo. “Yo no vi ningún comunicado del Fondo donde pida eso”, había soltado Massa a este cronista en Radio Con Vos el 10 de julio último cuando estaba en plena negociación...
Una de las razones por las que la aprobación del acuerdo se demoró tanto fue por el intenso debate interno en el Fondo sobre cómo hacer para que este no fuera visto como una influencia en la campaña, según fuentes vinculadas a una de las potencias del directorio. “Aprobar un acuerdo era ayudar a un candidato, pero no aprobarlo también era influir en la campaña”, explican. Añaden que la posición del gobierno de Joe Biden resulta poco clara: es cada vez más evidente la diferencia entre la línea del Departamento de Estado, más proclive a un enfoque estratégico en la relación con la Argentina, y la del Tesoro, “más renuente a seguir siendo tan generosos y más proclives a cuidar la plata de los taxpayers (contribuyentes)”. Por último, señalan que emergió en el directorio una discusión sobre cuál debe ser el rol del FMI: “Se supone que es un prestamista de última instancia cuando ya no hay otras fuentes de financiamiento, pero la Argentina ahora está recibiendo financiamiento de China, así que tan de última instancia no es. Algunos países, como los nórdicos y Alemania, no quieren que se siente un precedente con este caso”.
En el comando de campaña de Massa consideran que no hay margen para ajustar en plena campaña electoral y por eso resistieron la pretensión del FMI de devaluar y optaron por sumar impuestos a las importaciones sin tocar a las de alimentos, de modo de preservar a las personas más vulnerables. Ahora el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, prepara compensaciones para los productores avícolas y porcinos para que no trasladen a las góndolas el impacto del nuevo dólar maíz, otra concesión al Fondo. En las huestes de Alberto Fernández, que hoy son más observadores que gobernantes, admiten que se pueden acercar hacia fin de año a la meta fiscal del pacto no por deseo propio sino porque no hay más pesos, dado que el financiamiento del Banco Central al déficit del Tesoro está cerca del límite legal y que el mercado de deuda doméstica no da para más. En cambio, más difícil será lograr el flexibilizado objetivo de acumular reservas, por más que ahora que se llenó el gasoducto Néstor Kirchner se reducen las importaciones de gas y que a fin de año se consume menos este combustible y se espera un repunte de la cosecha de trigo.
AR