Entrevista

La Delio Valdez: “Reconocer a la cumbia y al rock como parte del folklore argentino es súper importante”

Sus shows son una fiesta. Llevan 16 años llevando alegría allá donde vayan. Si bien tocan principalmente cumbia, a la Delio Valdez la invitan a tocar en festivales de todos los rubros. Y todos hacen bailar a todos los públicos. Este martes 29, la orquesta lanza su nuevo disco de estudio, El desvelo. Lo hace, como siempre, bajo su sello independiente, Delirio Valdez.

Y es que la clave del éxito de este bandón es, justamente, la autogestión. Son una cooperativa de trabajo desde hace algunos años, pero ya antes funcionaban en un formato parecido. Dieciséis personas deben decidir sobre composiciones, precios de entradas, giras, notas de prensa, etc. Y lo consiguen.

Vienen de girar por medio mundo celebrando sus 15 años. Estuvieron en Chile, Uruguay, Paraguay, México, Ecuador y Colombia de este lado del charco y en España, Francia, Alemania, Irlanda, Suiza y Portugal, del otro. El gran cierre de esa gira fue ante 25.000 personas en Ferro en noviembre pasado.

El nuevo trabajo, con la producción artística de Popi Spatocco, cuenta con 12 canciones originales compuestas por los miembros de la banda. Los tres primeros adelantos se entrenaron durante la segunda mitad del año pasado. Uno de ellos, “Dice que no le importa”, contó con la participación de Los Palmeras.

La Delio Valdez nació como orquesta de cumbia en Buenos Aires en 2009. Pero desde entonces su sonido se nutrió de un montón de fuentes distintas como la tradición andina, la salsa, el rock, el jazz y el reggae y hoy se distinguen por un lenguaje propio que termina siendo común a toda Latinoamérica, siempre con el sello argentino de origen.

Ximena Gallina, cantante y percusionista de la Delio, contó los detalles del nuevo disco y más en esta entrevista con elDiarioAR.

 —La forma en la que ustedes se gestionan ya lleva funcionando más de 15 años. ¿Cómo están organizados?

 —Somos una cooperativa de trabajo. La banda tiene 16 años, pero en formato cooperativa tenemos menos años. Desde el principio la banda funcionó por comisiones. Lo importante era que para llevar adelante el proyecto había que hacer otros trabajos además de tocar la música. Entonces se encontraron les musiques haciendo también trabajo de logística, de producción, de prensa, de merchandising, de vender las entradas, de estar en la barra de las fiestas que se hacían, de comprar las cosas, de armar los lugares en los que se tocaba. En ese plan es que la Delio Valdez empieza a dar sus primeros pasos. Así les musiques van aprendiendo todo lo que hay que hacer, además de ensayar, sacar temas y tocar arriba del escenario. Con estos inicios, encontramos que hay una figura legal que puede representar este tipo de trabajo que son las cooperativas.

 —¿Cómo decidieron convertirse en cooperativa?

 —Nuestro país tiene una historia de cooperativismo, pero más ligada a otro tipo de trabajos. Más a lo obrero que a lo artístico. Aunque en el teatro existían un poquito más. Y, por ejemplo, las orquestas de tango tenían alguna formación cooperativista antes, pero fue algo que no prosperó en el tiempo. Entonces es bastante novedoso. Hubo que rearmar y reacomodarse a los formatos de las cooperativas. Nosotres tenemos una asamblea, por lo menos una por mes. Tenemos una comisión directiva que nos representa y se junta un poco más seguido, con puestos de presidencia, vocales y tesorero, que son rotativos, y tenemos coordinadores de comisiones. Tenemos nuestro propio sello. Es una organización bastante grande que cuanto más crece la Delio Valdez, más debe crecer a nivel organizativo.

 —¿Y cuál crees que es la clave del éxito de este formato?

 —Lo más importante es la convicción de las 16 personas que somos parte de la cooperativa de que hacerlo de la manera en la que lo estamos haciendo, aunque sean procesos más lentos o sea más difícil, es la manera. Lo revolucionario de lo que hacemos es la manera. Más allá de que estemos en desacuerdo muchísimas veces, nunca cuestionamos la forma. Y sobre la clave del éxito creo que también hay un factor que tiene que ver con tiempo, espacio y suerte. No todo es la meritocracia de haber hecho las cosas bien o haber tomado bien las decisiones, sino que también estas cuestiones tienen que ver con otros factores que nunca entenderemos.

 —¿Cómo trabajan en la composición de los temas?

 —De muchísimas maneras. El primer disco de temas propios de la Delio tiene muchos temas de autores propios, que fueron cuestión de inspiración y creación muy personal. En el segundo disco se hizo un poco más de pimponeo. En un Drive que nosotres tenemos, que se llama El Escuchadero, se comparten maquetas que todes podemos escuchar para opinar. Y en este último disco probamos una manera nueva. En un primer momento intentamos abrir ideas musicales en ensayos y entre todes. Y descubrimos que somos tantos que el momento de opinión y de creación era infinito. Entonces después nos dividimos en grupos más reducidos. Y ese trabajo fue bastante más dinámico. Descubrimos otra forma de crear en comunidad. Después subimos todas esas maquetas al Escuchadero, hubo votación y terminaron quedando finalmente los temas en el disco. También ocurrió que de esta manera hay porcentajes de autoría y de composición mucho más repartidos entre varios de la banda.

 —Y lo grabaron en vivo tocando todos juntos. ¿Cómo fue el proceso de grabación?

 —Trabajamos con Popi Spatocco por primera vez. Lo conocimos en una colaboración que hicimos con una banda paraguaya que él está produciendo. Y ahí nos enamoramos de lo humano de él. Nosotros conocemos su trabajo, su historia y sabemos que no viene del palo de la cumbia o del palo tropical. Pero que él entendiese muy rápidamente cómo funcionamos y lo que necesitábamos fue clave. Le propusimos trabajar con nosotros. Dijo que sí. Nos propuso un par de ideas y nosotros aceptamos. No pensábamos grabar todos juntos, la verdad. Fue una propuesta de Popi y dijimos: vamos a confiar. Y esta grabación fue muy distinta a la anterior, El tiempo y la serenata, que fue en medio de la pandemia y no tuvo casi ensayos de la música en vivo. Este disco fue todo lo contrario. Fue muy producido desde antes, muy ensayado, porque, claro, para tocar todes en vivo teníamos que tenerlo muy afilado. Así que lo tocamos todo en vivo y lo grabamos todo en vivo. Fue un proceso muy lindo. Popi nos reorganizó el trabajo y nos sentó muy bien.

En este disco se nota otra vez que la identidad de la orquesta es más latinoamericana que argentina. ¿Cómo fueron construyendo ese sonido?

 —Santi Moldovan, el clarinetista de la banda, siempre cuenta algo de un momento en el que yo no estaba. Cuenta que en los principios de la banda se juntaban a tocar y querían sonar como las grandes orquestas colombianas de cumbia y se encontraban con que no les salía. Algo pasaba. ¿Con qué tenía que ver? En el intento de sonar como esas orquestas y de mucha investigación y de muchas juntadas musicales a probar cosas, de a poquito la Delio Valdez va encontrando su sonido propio y característico. No es de un día para el otro. Es el resultado de ese proceso y de también de encontrarnos con que nosotres en el lugar donde nacimos, donde crecimos, con las músicas que nos atraviesan, con las historias de vida que tenemos, con los paisajes, los amores, las problemáticas que atravesamos, tenemos otras cosas que contar que esas orquestas colombianas. Entonces en estas otras cosas que contar, la Delio Valdez va encontrando un sonido propio.

También el género que tocamos, la cumbia, siempre digo, es un género muy amable, porque se da lindo y hermana con muchos otros géneros. Entonces nos es bastante fácil fusionar y poner y sacar instrumentos o cosas que flasheamos en el camino. Y es así también como logramos muchísimas colaboraciones con personas de otros géneros, del folklore argentino, de la movida tropical misma, del rock, de la música más melódica. Es muy lindo lo que pasa y nosotros estamos siempre abiertos a eso. No le decimos que no a casi nada.

 —¿Y van a hacer gira de presentación?

 —La vamos a estar empezando en agosto. El disco se lanza este 29 de abril y vamos a darle un tiempo a la gente que lo escuche. Tenemos mucha ansiedad y muchos nervios porque, bueno, uno está haciendo algo artístico y una vez que uno entrega la música al pueblo pueden pasar muchas cosas. Pero la idea es esperar a ver qué pasa. Y en agosto, sí, empezamos con nuestra gira de presentación de El desvelo. Vamos a ir a varios lugares de nuestro país. Tenemos una gira programada que también tiene algunas participaciones en festivales en Brasil, en México y siempre acá presentes en Argentina, en todas sus provincias. En noviembre vamos a hacer la presentación oficial. Y la idea es seguir hasta el año que viene.

 —Ustedes tocan para todos los públicos. ¿Qué pasa cuando tocan para públicos de otros géneros?

 —Festivales como el Cosquín Folklore tienen una historia muy particular en nuestro país, que nosotros vibramos y vivimos también desde pequeños, por la tele, nuestras familias, nuestros amigues y porque también habemos muchos amantes del folklore argentino en la Delio Valdez. Y habemos muchos amantes del rock que también seguimos festivales como el Quilmes Rock hace muchísimos años y bandas a las que admiramos y con las que nos identificamos profundamente. Con eso en nuestros cuerpos y nuestra mente, es que también encaramos ese tipo de festivales: con un montón de respeto y de agradecimiento de que este tipo de festivales puedan tener la amplitud que están teniendo últimamente de convocar a otras músicas que también identifican al folklore de nuestro país. Porque reconocer a la cumbia y al rock como parte del folklore argentino para mí es súper importante, porque es cultura y porque está en constante movimiento y transformación.

Con el público en vivo nos pasa que siempre tenemos una vuelta súper hermosa y son rituales muy diferentes cada vez. Hace muy poquito hicimos el Quilmes Rock y fue increíble. Siento que nos vio muchísima gente por primera vez y tuvimos hermosas devoluciones. Otra cosa muy distinta es la que sucede en el Cosquín Rock, que la gente tiene muchas bandas para ver y vienen especialmente a encontrarse con la Delio Valdez en un paisaje increíble. Y en Cosquín Folklore o en festivales como Jesús María nos encontramos con otro público, que valora muchísimo nuestro trabajo y también con muchos que nos ven por primera vez. Sabemos que somos una banda que se la da bastante bien en ambientes de joda, de juventud, y también en ambientes que tienen que ver más con la familia, con el mate y la reposera, en un festival de día. Y nosotres intentamos siempre pensar algo especial para cada show.

 —¿Y con el público europeo cómo les fue?

 —Fue súper lindo. Europa tiene algo muy especial con las bandas y con la música latinoamericana. Les gusta mucho, lo disfrutan mucho, lo buscan. Y la Delio Valdez también se encuentra no solamente con ese público europeo oriundo del otro lado del mar, sino también con un montón de hermanos y hermanas de nuestro país y de Latinoamérica que esperan encontrarse con un cachito de sus tierras y de sus raíces. Sentimos mucho eso, que hay un montón de personas de nuestro continente que están esperando que las bandas de aquí se acerquen allá para tener esa noche o ese ratito de compartir cara a cara, trago a trago y pasito a pasito la música del país o de la región que los identifica.

 —Así que van a volver, imagino.

 —La idea es volver. Nos cuesta muchísimo porque somos muchos. Y no negociamos hacer reducidos porque la Delio Valdez tiene la identidad muy particular, que tiene que ver con que somos un montón y lo que sucede. Entonces, nos cuesta mucho, pero la idea es seguir invirtiendo dinero y tiempo en ese tipo de viajes que nos alimenta, nos hace crecer y además también es construir muy de a poquito algo que esperamos siga perdurando.

 —¿Cómo están viviendo esta era Milei?

 —La verdad que somos una banda que vivimos mucho de la venta de tickets. Es un ingreso de los más importantes que tenemos porque tocamos mucho en vivo. Y nos damos cuenta que la gente no está teniendo poder adquisitivo para comprar las entradas. Lo vemos reflejado en la participación de la gente en nuestros shows. También nos encontramos de otra manera con los festivales en los que nos contratan y se ofrecen de manera gratuita, porque la gente tiene mucha más participación en ese tipo de espacios. La verdad es que para sostener nosotros la máquina, como le decimos a veces, tenemos que trabajar el triple para tener los mismos resultados, hablando de economía. Así que estamos poniéndole full cuerpo, mente, trabajo y tiempo en aguantarla.

 —¿Qué les queda por hacer?

 —Hay un montón de escenarios y de artistas con los que queremos estar y con los que queremos compartir. Pero estamos muy agradecidos de nuestro camino y de lo que construimos hasta este momento. Lo que nos queda por hacer es seguir creciendo dentro de las decisiones que tomamos, de nuestro camino de arte independiente. Y seguir el camino de la construcción en comunidad. Desde el lado de la emoción, saber que uno deja una huella musical en el pueblo, que dentro de muchos años la gente va a poder escuchar a la Delio Valdez cuando quiera, no hay algo más increíble que eso.

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