Vicens Lozano, periodista: “Se están creando dosieres sobre los cardenales reformistas para chantajearlos y adulterar el cónclave”

“Todo lo que estamos hablando está publicado en mis libros, sobre todo en 'Vaticangate'”, advierte Vicens Lozano, un periodista especializado en asuntos del Vaticano y que ha trabajado más de tres décadas en la sección de Internacional de TV3. Lozano, que describe sin empacho al papa Francisco como un “líder ético y moral del siglo XXI”, considera que las reformas que ha implementado han actualizado la Iglesia, pero que pueden estar en peligro dependiendo de lo que pase en el próximo cónclave.
El escritor fue uno de los primeros en describir con detalle la guerra interna que los sectores más ultras de la Curia estaban haciendo contra Bergoglio y, en sintonía con aquello, ahora alerta contra lo que asegura que es un intento de “manipular” la elección del nuevo papa.
¿El papa Francisco pasará a la historia como un papa revolucionario?
Revolucionario yo creo que no lo ha sido nunca. Tampoco ha sido nunca un papa rojo ni comunista, a pesar de los insultos en este aspecto que le han lanzado la extrema derecha y la Iglesia más tradicional. Yo creo que ha sido un papa reformista, fundamentalmente reformista, en el sentido de querer arreglar temas que, en el fondo, quizás sí que son revolucionarios, en una institución tan ultraconservadora como ha sido siempre la Iglesia. Se puede definir revolucionario como concepto, pero como personaje, por lo que entendemos como revolucionario, no.
Un papa reformista, pero ¿ha sido capaz de cambiar la Iglesia?
Bueno, ha roto tabúes. Sobre todo es un papa que ha abierto debates, como la moral sexual de la Iglesia, la no condena constante de los homosexuales, por ejemplo, como aquella toma de posición que fue la de “quién soy yo para juzgar a nadie”. También ha roto tabúes con el tema de la mujer, porque no solo ha predicado, sino que ha dado un papel a la mujer en la Iglesia, sin llegar, obviamente, a la consagración como sacerdotes. Ha puesto el tema del celibato sobre la mesa. Ha hablado del divorcio. También ha hablado del aborto, aunque con este tema ha sido muy radical, en el sentido de que la Iglesia no acepta ni aceptará nunca el aborto. Pero yo creo que ha sido un papa que se ha adaptado al siglo XXI, y ha intentado siempre adaptar la Iglesia al siglo XXI.
Según dice, ha habido temas en los que ha sacudido a la Iglesia, pero otras cuestiones, como el aborto, en la que la posición apenas ha variado, ¿no?
Sí, en algunas cuestiones, como todo el tema de la corrupción económica, también todo lo relacionado con el abuso sexual, es verdad que ha sido muy contundente. También en el tema geopolítico, este ha sido un papa que ha querido influir mucho en la política internacional. En otros, como bien decías, como el tema del aborto, básicamente se ha plegado a la doctrina oficial y no ha salido de ahí. Ahora bien, siempre desde el punto de vista de la comprensión y no de la criminalización y, por tanto, también ha introducido matices.
¿Qué matices ha introducido en el tema del aborto?
Por ejemplo, en el caso de las mujeres que han tenido que abortar porque han sido violadas. No condena tanto a la mujer como al violador, algo que puede parecer obvio en nuestro contexto, pero que en el seno de la Iglesia no siempre lo ha sido. Francisco ha considerado que en casos así la mujer no es culpable, pese a que la sociedad ha culpabilizado siempre a las mujeres que han sido violadas como si fueran ellas que se lo han buscado. Esto, que es una moral hipócrita que impera en el mundo, el papa no lo ha querido asumir para la Iglesia.

¿Bergoglio ha llegado todo lo lejos que ha podido?
Hay que tener un poco de contexto. El papa Francisco llega en un momento realmente difícil, recibe del papa Benedicto XVI una herencia muy embarrada, con una Iglesia más dividida que nunca, que está atravesando un auténtico cáncer, que es el tema de la pederastia. Él se ve de entrada en la obligación de arreglar esto. No lo tiene fácil, pero es el primer papa que convoca una cumbre sobre abusos sexuales. Yo no había visto nunca llorar en el Vaticano a dos cardenales mientras escuchaban los testimonios desgarradores de víctimas de pederastia. Él convocó esa cumbre, fue valiente.
Otro ejemplo: en el primer sínodo que hizo de la familia, pone sobre la mesa el hecho de que en el siglo XXI hay familias que ya no cumplen el rol clásico de lo que había sido una familia hombre-mujer con hijos, sino que hay madres solteras, viudas que se tienen que encargar de hijos, parejas homosexuales que han adoptado, y este aspecto dice mucho de un papa que está en sintonía con una época y con unos cambios sociales. ¿Qué le ha quedado por hacer? Ha puesto mujeres al frente de dicasterios en la iglesia, pero no la consagración de mujeres como sacerdotes, como hacen otras confesiones cristianas. No quiere decir que no lo acepte, quiere decir que no es el momento, quizás.
Hay quien considera que no se podía ir más allá sin temer una división irreversible dentro de la Iglesia, ¿lo comparte?
Estamos hablando de una institución que en dos mil años de historia ha pasado de todo, cismas, guerras, enfrentamientos, ha habido guerras de religión y que ha estado sometida a muchos altibajos. Todo esto lo ha superado. Es una institución que quizás es la más antigua de Occidente. ¿Y cómo ha hecho esto? Pues nadando y guardando la ropa. Y esto supone que los cambios no pueden ser repentinos. No es lo mismo un homosexual en Europa, en la Europa laica, que un homosexual en África, donde son considerados gente enferma, marginados de la sociedad. Quiero decir que la Iglesia es global, no es la Iglesia de Europa, no es la Iglesia de España o de Catalunya; es universal. Y el concepto, las culturas, la manera de ver las cosas cambian, por lo tanto el papa no los puede enfrentar tampoco directamente con estas dos almas que tiene la Iglesia, sobre todo con el sector más tradicionalista que no acepta, ni aceptará nunca, estos progresos.
Antes me decía que el papa Francisco ha mostrado un gran interés por la geopolítica. ¿En qué sentido?
Sobre todo, ha cogido el toro por los cuernos, en el sentido de que se ha encontrado en un mundo muy cambiado, con la incertidumbre del ascenso al poder de la derecha más radicalizada en todo el mundo. Solo faltaba la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, que es un presidente que ha avalado y avala la extrema derecha internacional. Y, por lo tanto, el papa se ha visto con la necesidad de que, teniendo en cuenta los principios del evangelio y teniendo en cuenta los principios de la justicia social, tenía que intervenir. ¿Cómo lo ha hecho? Denunciando las bolsas de pobreza, de marginación, las diferencias económicas cada vez más brutales. Ha hablado directamente contra el capitalismo salvaje y especulativo, y ha intervenido mucho en el tema de la inmigración. O cosas como hacer una encíclica preciosa con visión ecologista. Y eso le ha hecho enfrentarse con muchos sectores, claro.
Los tradicionalistas de la Iglesia se han opuesto al papa Francisco pero, además, se han acabado confabulando con la extrema derecha internacional
¿Con quién se ha enfrentado el papa Francisco?
Con el poder económico, fundamentalmente. Con el poder que controla y domina el mundo. Y después, en temas concretos, con los principales líderes de la extrema derecha. Por ejemplo, se enfrentó con Donald Trump por todo el asunto del muro de México. Ha tenido polémicas con Meloni a cuenta de Lampedusa y con Víctor Orban en Hungría.
¿Por qué el papa Francisco genera reacciones tan fuertes?
El papa Francisco ha molestado porque ha sido un líder ético y moral del siglo XXI, un siglo en el que ya no hay líderes éticos y morales. Prácticamente, desde que Nelson Mandela murió, ya no existen. Él ha sido un líder ético y moral del siglo XXI que se ha enfrentado al poder. Una persona que ha dicho que vivimos en un mundo en guerra, en una humanidad que constantemente dirime sus problemas con violencia, y que esto se tiene que acabar. Estos, por cierto, son los principios del Evangelio, no otra cosa.
En su libro habla de un complot contra el papa, ¿en qué consiste ese complot?
Yo no soy amante de las teorías de la conspiración, pero a través de la investigación descubro que existe un auténtico complot, que empieza el 13 de marzo de 2013, cuando el papa Francisco accede al pontificado. Desde el inicio no gusta, por diferente razones, como el sínodo de la familia, las incipientes críticas al capitalismo o situar a los pobres en el centro de preocupación de la Iglesia. Pero, además, se convierte en una piedra en el zapato del proyecto neoliberal y neofascista para el mundo. Y, por lo tanto, ¿quién se le pone en contra? Los tradicionalistas de la Iglesia, cardenales y obispos repartidos por todo el mundo, primero no aceptando sus posiciones, pero, además, se han acabado confabulando con la extrema derecha internacional para hacer la vida imposible al papa, como le han hecho.
¿Cómo le han hecho la guerra al papa?
Haciendo dos cosas fundamentalmente. La primera, intentando abortar sus reformas, poniendo palos en las ruedas constantemente a través de la burocracia vaticana. Toda una serie de ministros de la Iglesia han ignorado las órdenes del papa, las han metido en un cajón. Y la otra vertiente ha sido el desprestigio de la figura del papa Francisco. Este complot proviene sobre todo de los Estados Unidos, de fundaciones católicas lideradas y mantenidas por magnates católicos, que tienen en su poder el control de los medios de comunicación y de las redes sociales. Esta gente se ha opuesto al papa Francisco de una manera radical y han intentado, si no matarlo, desprestigiarlo ante la opinión pública. Hay mucha gente, muchos católicos, que han caído en esta trampa.
¿Cuáles son los objetivos de los opositores al papa Francisco?
Quieren mantener la tradición de una Iglesia ultraconservadora donde el latín continúa siendo la lengua de la liturgia, donde la doctrina esté por encima y los dogmas de fe estén por encima de lo que es racional en un mundo que se ha transformado.
Eso a nivel interno de la Iglesia. Pero, ¿y a nivel geopolítico?
Aquí coinciden las dos cosas. Hay un interés en que la Iglesia no se mueva de los parámetros en los cuales siempre ha vivido. La Iglesia siempre ha sido una institución conservadora por naturaleza y, por lo tanto, puede ser un instrumento en ese proyecto de regresión que quieren traer las fuerzas neopopulistas o neofascistas. ¿Qué quieren? Destruir nuestras libertades, derechos sociales, derechos de las minorías. Estamos hablando de dejar fuera a la gente más marginada de nuestra sociedad y de imponer el imperio de una nueva divinidad que se llama dinero. Todas estas cosas a las cuales el papa se ha enfrentado.
¿Quiénes son los principales candidatos “ultras” a suceder al papa Francisco?
Suelo decir que cuando hacemos quinielas, los periodistas nos equivocamos siempre. Pero hay algunos líderes destacados. Por ejemplo, el cardenal africano Robert Sarah, muy amigo de la ultraderecha internacional. De hecho, se ha envidado siempre en los cenáculos de Vox en España. Es un personaje que llegó a hacer un libro a cuatro manos con Ratzinger, al cual intentaron engañar y colocar como líder de la oposición al papa cuando era el papa Emérito. No lo consiguieron nunca porque no se prestó. Aunque en privado disentía mucho de las reformas que quería llevar adelante el papa.
Otros líderes: Leo Burke, cardenal norteamericano, gran amigo de Donald Trump y de Steve Bannon. Y un personaje que no se ha cortado al definir al papa de hereje, de oportunista e incluso de ser un usurpador del pontificado, porque esta extrema derecha siempre consideró mientras vivía en Benedicto XVI el auténtico papa continuaba siendo él. Otro personaje que sale menos en las quinielas, pero que yo creo que es el auténtico enemigo número uno ha sido el cardenal Gerhard Müller, el que era el prefecto de la Congregación de la doctrina de la Fe durante el pontificado del papa Benedicto XVI, que es un personaje que yo entrevisté para el libro 'Vaticangate', estuvimos una hora y media hablando. Es cardenal, es papable, y está financiado por los grupos católicos norteamericanos que promueven el mensaje de que teníamos un papa que es un hereje.
¿Es probable que alguno de estos que me está diciendo sean el futuro papa? ¿Este peligro es real?
La posibilidad siempre está ahí, hay 135 posibles cardenales que pueden ser papa. Yo, particularmente, creo que ni el grupo este de cardenales ultraconservadores, ni tampoco el grupo de los más progresistas, son los que ahora tienen más opciones. Entre los progresistas estaría por ejemplo el cardenal Tagle, exarzobispo de Manila y quizás el que está más en la línea de Francisco, muy despierto, muy simpático, comprometido con una Iglesia pobre para los pobres. Está el cardenal italiano Zuppi, vinculado a la comunidad de Sant'Egidio, una comunidad que hay en Roma especializada en hacer puentes para conseguir la paz en el mundo, con la línea reformista, y hay muchas otras candidaturas.
Pero dice que ninguno de los dos extremos serían, a priori, los mejor posicionados para la sucesión.
Esto es una apuesta mía personal, arriesgada, pero que la baso en que el Vaticano necesita tener una voz propia. Siempre la ha querido tener. Si eligen un cardenal ultraconservador como nuevo papa será un cambio radical que se ajustará a los nuevos tiempos, pero que supondrá una decepción a gran parte de la comunidad católica del mundo. Si ponen un cardenal radicalmente “francisquista”, también pasa lo mismo, el enfrentamiento está asegurado. Por eso creo que pueden optar por un perfil similar al que ha sido hasta ahora el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, que es un hombre que ha estado al lado del papa con sus reformas, ma non troppo. Es decir, un personaje que tampoco ha hecho defensa pública de las reformas del papa, y que además tiene un pie en el conservadurismo. Además, tiene muchos amigos y puede hacer de puente entre las dos almas de la Iglesia. Parolin, si bien no profundizaría en las reformas que ha planteado el papa, tampoco las revertiría.
La Iglesia católica estadounidense aporta entre el 30% y el 40% de los ingresos del Vaticano. Por eso utiliza la posibilidad del cisma como chantaje
Estos días se está hablando mucho del Red Hat Report. ¿Qué es exactamente?
Hay mucha información al respecto, y aunque pueda sonar increíble, es una realidad. Es un proyecto de manipulación, impulsado por la extrema derecha internacional, especialmente de Estados Unidos, que veían al papa actual como desfavorable. El resultado ha sido que se creen dosieres sobre la vida personal e íntima de los cardenales, enfocándose en los más reformistas, para manipularlos, chantajearlos y, en última instancia, adulterar el cónclave.
¿La idea es hacerles chantaje, una especie de kompromat ruso?
Exactamente. Buscan “cadáveres en el armario” de los cardenales, información comprometedora para chantajearlos. En el Vaticano, suele haber dos de lo que llaman “grandes electores”, que representan las dos corrientes de la Iglesia. Estos negocian y a menudo no buscan apoyos para su propio nombre, sino que hacen emerger un candidato inesperado. El Red Hat Report busca influir en esta elección creando biografías, muchas veces manipuladas o con contenidos falsos, que hagan que un posible candidato no se postule, o que un elector de un paso atrás, etcétera. Según ellos mismos, el Red Hat Report habría impedido la elección del papa Francisco.
¿Quién financia el Red Hat Report?
Está financiado por fundaciones católicas y magnates estadounidenses con mucho dinero, alineados con la extrema derecha y el entorno del “trumpismo”. Y por cierto, también se sabe que han colaborado exagentes del FBI y la CIA de Estados Unidos, pero también del CNI español, para investigar a nivel privado y obtener información.
¿Por qué Estados Unidos tiene tanto interés en este conclave?
La Iglesia católica estadounidense tiene un gran potencial económico. Actualmente, aporta entre el 30% y el 40% de los ingresos del Vaticano. Digamos que sin la Iglesia estadounidense, el Vaticano quebraría. Y, por tanto, la Iglesia norteamericana utiliza la posibilidad del cisma como chantaje. Teniendo en cuenta esa situación, la administración Trump busca un papa alineado con sus políticas o al menos que no moleste tanto como Francisco y que no esté todo el día criticando su política migratoria, las deportaciones masivas o las descalificaciones contra los migrantes.
¿Cree que el papa Francisco era consciente de este complot y que tomó medidas?
Sí, lo creo. No solo lo creo, tengo información de buenas fuentes que indican que el papa se preparó bien, no sabemos si lo suficiente, claro. Pero Francisco era un jesuita y los jesuitas dan una parte muy destacada de su formación a la estrategia. Hemos visto un Bergoglio estratega a la hora de confeccionar el colegio cardenalicio. Por ejemplo, utilizó la edad. Colocó cardenales mayores de 80 años, que no pueden votar, en su mayoría del lado conservador, para equilibrar la Curia. También nombró cardenales más jóvenes y afines a sus reformas. Además, impulsó un sínodo que es una encuesta internacional, a 1.400 millones de católicos, con preguntas sobre los problemas de la Iglesia y cómo mejorarla, y que debe seguir abierto hasta 2026. De esa forma se aseguró de que el debate siga produciéndose después de su muerte y que el próximo papa tenga que tener en cuenta el sentir de los católicos.
¿Dónde situaría a la Iglesia española en este mapa ideológico que hemos trazado?
La Iglesia española ha estado mayormente alineada con el sector más tradicionalista. Hay que tener en cuenta que la Iglesia española sigue desgraciadamente muy influenciada por la “cruzada” de Franco, por supuesto, con algunas excepciones. La Iglesia catalana, en cambio, fue más abierta y crítica, pues abrazó el Concilio Vaticano II como una esperanza. Aunque, con el tiempo, en gran parte se ha vuelto más conservadora, acercándose a la línea española.
¿Y quiénes serían aliados del reformismo en España?
Si tengo que citar uno, diría que el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, fue un gran amigo del papa y ha colaborado estrechamente con él en las reformas. Y eso, pese a que es difícil de encuadrarlo a él en la línea progresista. Más bien no lo es, pero, sin embargo, ha estado al lado del papa y le ha asesorado en las reformas. Dentro de la Iglesia española, sí estaría en el grupo de los reformistas.
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