Trinchera para resistir y abrazo colectivo. Eso promete ser el show que Duratierra ofrecerá este domingo 31 en el Konex bajo el título “La fuerza de nuestros días”. Presentarán las canciones de su último disco, La fuerza, y alguna que otra sorpresa con invitados especiales. “Estamos preparando un concierto movilizante y para eso estamos convocando a personas cuyas voces y presencias suman a ese fuego”, revelaron Micaela Vita y Juan Saraco, dos de los miembros fundadores de esta banda, a elDiarioAR.
El grupo, que está por cumplir veinte años de trayectoria y hace poco se convirtió en septeto, está integrado además por Nicolás Arroyo, Tomás Pagano, Valen Bonetto, Silvia Aramayo y Martín Beckerman. Su música, que mezcla el folklore con el pop, el rock, la canción latinoamericana y los nuevos sonidos urbanos, tiene un público fiel que se va ampliando con cada uno de estos encuentros rituales, en los que prima la amorosidad y la fiesta.
En esta charla, conversamos, entre otras cosas, sobre la importancia de la música en estos tiempos, sobre el folklore como base de su arte, sobre el cuidado de las infancias y sobre muchas cosas más.
-El último concierto de ustedes en CABA fue el 21 de octubre, justo antes de las elecciones. Fue un momento de mucha esperanza colectiva. ¿Cómo vivieron todo lo que pasó después de que ganara Javier Milei?
-Micaela: Una gran pesadilla. A muchas personas nos tomó por sorpresa realmente esto que está pasando. Después empecé a entender un montón de cosas. Ese anfiteatro tuvo esa calidad de lo esperanzado todavía. Creo que hay que hacer el trabajo de seguir gestionándonos esos espacios. Parte de esta lucha contra esta gente horrible tiene que ver con seguir gestionando y creando espacios de amorosidad, de pensar otros mundos, de seguir acercándonos. El cotidiano es un palo tras otro. Y acá la música viene a regalar esa posibilidad. Así que creo que va a ser un reencuentro con una materia humana que se transformó hacia un lugar bastante doloroso, preocupante y peligroso. Pero la música sigue estando ahí y nos va a volver a reunir. Y cobra otro sentido. Es un gran regalo tener el arte de nuestro lado. Ellos no tienen el arte de su lado y nosotres sí y entonces lo vamos a usar para seguir armando un mundo mejor, un mundo más interesante.
-¿Por eso le pusieron a este show “La fuerza de nuestros días”?
-Juan: Así es. Tiene que ver con lo que nos está pasando a todes en estos últimos meses. Tenemos el autoestima dañada. Y lo de la fuerza tiene que ver con fortalecer nuestro espíritu de alegría por la vida, de justicia, de lucha, de reivindicación, de creer en el arte como un elemento transformador. Porque somos personas, no robots. Entonces aunque tengamos convicciones y nuestras luchas cotidianas, estar expuestos cotidianamente 24/7 a una lluvia de información negativa es muy doloroso. Todo lo que está pasando económicamente, por un lado. Y, después, desde nuestro nuestra perspectiva, que es el arte y la música, es todo muy doloroso. Y, sin embargo, tenemos la música, tenemos el arte. Sigue siendo nuestro lugar de acción. Independientemente de que nos quiten los recursos, cierren instituciones, que el Estado no tenga políticas culturales activas que valoren el arte y la música maravillosa que tenemos en este país, siguen existiendo. No hay posibilidad de callar eso. Esa es nuestra convicción fuerte. Reencontrarnos para nosotros es seguir alimentando eso, porque entendemos que nuestros conciertos se han vuelto un poquito ese ritual para la gente que gusta de escuchar nuestra música y que lo necesita. Nosotros como artistas también lo necesitamos y también necesitamos estar vinculados a distintos rituales colectivos, como las marchas, las peñas, los encuentros, todas las luchas que se puedan, para encontrarnos y saber que nos tenemos.
-Ustedes siempre insisten mucho con que vayan los niños a los shows. De hecho, no pagan los menores de diez años este domingo. ¿Por qué ese interés?
-M: Porque las infancias son lo que más tenemos que cuidar. Y porque siempre siento que cuando les niñes están felices y cómodes en los espacios es una buena señal. Es una señal de salud espiritual, de estar haciendo las cosas bien. Y la verdad es que siempre existió esta mirada de lo adultocéntrico, de pensar que la música nos pertenece a las personas adultas y hay ciertos conciertos que son para niñes y otros que son para adultes. Y nos empezó a pasar orgánicamente que a las personas pequeñitas nuestra música les encanta y nos empezaron a mandar videos. Y dijimos: ¿cómo no van a estar abiertas las puertas para que vengan y sean parte? Y acá también viene esto de tenerla como invitada a esta maravillosa referencia que es para nosotres la Susy Shock, que tiene una mirada de las crianzas que a mí por lo menos me conmueve y me hizo ver con mucha más claridad la importancia de criar con amor. Y cuando digo criar no digo solo a les hijes propies. A criar a las infancias, a estar mirando eso. Si miramos eso, no podemos estar haciendo las cosas que estamos haciendo en este mundo. Si vos sabés que hay niñes que van a recibir este mundo y que van a vivir su vida, hay una responsabilidad directa sobre nuestras acciones cotidianas. Es importante que tengan la posibilidad de vivir una vida plena. Obviamente este contexto horrible que estamos mencionando recae directamente sobre muchísimos más niñes empobrecides que no pueden acceder a su alimento, a su educación básica, a su salud. Y de alguna manera esta música está buscando que también sea un refugio para todes les niñes. Duratierra como una trinchera que también les hace ese lugar, que también les pertenece. Y es muy emocionante cuando ves a un niñe cantando y sabiéndose las letras, sacada esa persona de éxtasis, de placer, de estar viviendo una experiencia movilizante. No tiene comparación.
-J: Algo tiene que ver con la inclusión de Astor (el hijo de ambos) en la escena también.
-M: Es cierto. Algo de que Astor sea parte también cristalizó de alguna manera la presencia de las infancias en nuestra música. Y es algo que es muy importante realmente para nosotres. Así que está bueno reforzar que toda persona que venga con niñes menores de diez años, no tiene que hacer nada. Vienen y pasan. Menores de diez, inclusive diez.
-Va a haber invitados. ¿Se puede saber algo?
-M: Estamos preparando un concierto movilizante y para eso estamos convocando a personas cuyas voces y presencias suman a ese fuego. Así que es toda gente muy maravillosa. No vamos a decir los nombres, pero va a ser una noche muy emotiva.
-J: Y arriba también. No es que nos vamos a juntar a llorar nomás.
-M: Claro. Y además el patio del Konex tiene esto de que toda la gente está de pie y se puede bailar desde el comienzo. Así como es movilizante en el sentido de lo emotivo, también va a haber baile desde el principio hasta el final.
-J: Será un exorcismo colectivo.
Quisiera que sigamos apostando por un territorio multicromático, latinoamericanista. Y que eso se vea reflejado en la música
-Ustedes hacen una música en la que parten de la música de raíz, del folklore, y mezclan un montón de influencias. ¿Creen que es por ahí la música del futuro?
-M: Ojalá que la música del futuro en principio esté hecha por humanes. La idea de futuro a veces se pone muy tenebrosa. Pero pienso en la importancia de darnos esas libertades de poder hacer y seguir creando realidades, territorios emocionales a través de la música. Para nosotres es la música que nos sale hacer y es la que también intencionamos, porque también podríamos hacer otra música, pero estamos eligiendo hacer esta porque hay algo que queremos contar que tiene que ver con este territorio, con esta realidad cultural, social y política. Y ojalá esta idea del territorio siga teniendo pregnancia en las generaciones futuras. A mí hay algo de la idea de la patria, de esta pertenencia territorial, al suelo, a la cultura, a lo que implica, que está realmente, de a ratos siento, muy en peligro. Como siempre tomada simbólicamente por la derecha y por los pensamientos ruines de toda esta gente. Y yo quisiera que sigamos apostando por un territorio multicromático, latinoamericanista. Y que eso se vea reflejado en la música. La verdad que por lo menos es la música que a mí me conmueve y me convoca y ojalá un poco el futuro de esto que llamamos la música de raíz, que siga andando por donde tenga que andar, pero que no pierda la intención de contar un territorio, una realidad, una memoria colectiva y una cultura ancestral.
-J: Para nosotros es un honor pertenecer a esta línea histórica, poética, musical, rítmica, sonora. Intentar pertenecer. Lo hacemos con mucha humildad porque nos costó mucho tiempo considerarnos parte. Y a la vez es un lugar que hay que asumir como tal para hacerlo. Decir, bueno, estamos cantando esta música, haciendo esta música y tratando de conocer los territorios, conocer a la gente. Y creo que hay una línea finita entre criticar la música que está de moda y pasar a ser básicamente un viejo (risas). Porque el mercado está cooptado hoy. No sé, el 95% de nuestro mercado musical es el trap y etcéteras. Y hay cosas increíbles ahí. La realidad es esa. Están haciendo música increíble, diciendo cosas muy potentes, haciéndose cargo del lugar y está buenísimo. Entonces no sé si es la música del futuro, retomando la pregunta. Sí me parece interesante que es una música que se puede hacer si la curtís. Y para curtirla tiene que existir gente que toque esa música, que lo haga desde una intención y desde un lugar que no sea el tradicionalismo. Que no pase a ser la música de acá algo étnico, viejo, extraño, ajeno, de museo, sino que esté vivo, en movimiento, es lo más lindo que le puede pasar a la música popular. Y no ser simplemente un color, que vos loopeás y ponés un archivo atrás del otro y le ponés un bombo para que tenga un color étnico. No lo estoy criticando. Simplemente que eso no tiene raíz. Y esa raíz hay que irla a buscar. Nosotres no creamos nada, somos porteños de base (ahora residen en Córdoba). Tuvimos que ir a buscarlo, intentar conectar con eso porque nos tocaba. Había una fibra interna que vibraba, que se removía con eso.
-M: Y acá vuelvo a la idea de la esperanza en las infancias. Astor, cuando vos le preguntás cuál es la música que más le gusta, te contesta que es el folklore.
-J: Y la cumbia.
-M: Ahora la cumbia también, que también es folklore. Pero Astor se levanta y pone Mercedes (Sosa) y, sí, después escucha otras cosas, un montón de lo que anda circulando. Pero creo que, como dice Juan, si nosotres tenemos la capacidad de transmitir desde lo vivo, desde algo sensible y en contacto con el presente, esta música, las nuevas generaciones también se acercan de ese modo, siguen sintiéndose parte de eso que se está contando en la música. Si no, te queda lejos. Y entonces ahí el trap te ganó. Porque el trap habla de lo que le está pasando a los pibes ahora y te ganó territorio. Pero nosotres también podemos contar desde la música popular este presente. Seguir cantando las canciones viejas es maravilloso y es importantísimo también. Pero estar gestando un nuevo cancionero popular es vital. Y cuando digo vital, digo vital de la vida, de algo que está en movimiento. Y hay un montón de gente, y nosotres nos incluimos acá, haciendo música nueva. Así que por supuesto que apostamos a que sea el futuro porque estamos trabajando para ello en tiempo presente.
Cuando todo está fiero, igual hay gente que está ahí encendiendo su velita para aportar al fuego colectivo. Y el fuego colectivo es algo muy potente
-Los dos dan talleres.¿Cómo está siendo esa experiencia? ¿Este año hay más gente con la necesidad de refugiarse en estas actividades?
-M: Para mi sorpresa, sí. La verdad es que yo doy esta formación en canto multidisciplinaria hace muchísimos años, desde el 2017, y en diciembre dije: uy, ¿qué va a pasar? Y no te puedo explicar la cantidad de gente que se anotó este año. Y a vos te pasó lo mismo (le dice a Juan). La gente acercándose explícitamente con esta misma certeza de que vamos a seguir haciendo lo que tengamos que hacer para sostenernos entre todes, para tramar, para armar espacios que nos traigan salud mental, emocional, que nos alimenten la creatividad. Así que sí, para la alegría y para regar la esperanza, la verdad que se acercó muchísima gente este año. Y eso también da cuenta de la potencia que tenemos como humanidad, que cuando todo está fiero, igual hay gente que está ahí encendiendo su velita para aportar al fuego colectivo. Y el fuego colectivo es algo muy potente. Ya sabemos en nuestra memoria de pueblo lo potente que es cuando encendemos eso entre todes. Así que esta turba, esta trinchera de Duratierra está ahí aportando su fuego y abriéndolo a toda persona que tenga la necesidad de estar y de recibir también esa energía y ese abrazo que, con certeza, van a recibir esa noche.
Para los que llegaron a leer hasta acá, les cuento que los Duratierra preparan una sorpresa especialísima para todos sus seguidores. Estén atentos el 12 de abril. La usina creadora de esta banda no para.
“Raíces” fue un programa radial dedicado a la música de raíz de Argentina y Latinoamérica que la periodista entrerriana Blanca Rébori condujo durante más de 30 años en diferentes emisoras. Titulamos esta columna con ese nombre en homenaje a su labor.
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