Relaciones

Por qué en el duelo por una ruptura se nos da por cuidarnos y probar cosas nuevas

Carmen López

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Cuando su relación de pareja terminó, Sonia se puso a caminar. No de forma metafórica, sino que salió a la calle y, con la música en sus auriculares, dio un paso tras otro hasta cansarse. Poco después, se anotó a clases de pilates y más tarde se hizo con la bicicleta estática que el inquilino de su hermano había dejado al irse del departamento. A esta patada al sedentarismo sumó un cambio en sus menús para llevar una alimentación más saludable y empezó a cuidar más su imagen. En una comedia romántica, este proceso se plasmaría en una secuencia de la protagonista en el gimnasio, con un bol de ensalada en el almuerzo y saliendo de la peluquería empoderada con su nuevo corte de pelo, preparada para encontrar un nuevo amor. Pero en la vida real, aunque también haya ensaladas, gimnasio y tinturas, el objetivo no tiene tanto que ver con buscar pareja como con sentirse mejor.

“Sentía un malestar general, mucha tristeza, mucha ansiedad y tenía que hacer algo para recuperarme un poco”, explica Sonia. Después de cortar con su novio, volvió a fumar después de años, su alimentación empeoró, se sentía más cansada y se enfermaba con más facilidad. Ahora intenta cuidar más sus comidas y mantenerse activa para “intentar ir cada día a mejor”, explica. “No por ningún tema de encontrar a alguien, porque ahora mismo eso me da exactamente igual, es mi última prioridad. Es más por sentirme a gusto y bueno, sobrevivir un poco a este mundo”, sostiene.

[Tras la ruptura] estoy intentando buscar 'hobbies', esas cosas que me hacen estar bien y contenta. Intento volver a saber quién soy y con qué me identifico

Elena ya iba al psicólogo cada quince días, pero al romper su relación de pareja las visitas se hicieron semanales. Leyó libros sobre cómo afrontar esa situación y vio muchos videos de chicas que explicaban experiencias similares a la suya en las redes sociales. Recuperó hobbies que había dejado de lado como ir a conciertos o la pintura e incorporó algunos nuevos como el pilates o el crochet. Además, se quiere anotar en un gimnasio con una amiga aunque aún no dio el paso. “Creé rutinas nuevas por y para mí, me fijé objetivos. Y sobre todo, me escucho mucho, estoy intentando conocerme; buscar esos hobbies, esas cosas que me hacen estar bien y contenta. Intento volver a saber quién soy y con qué me identifico”, declara.

Julia Vidal, directora clínica del centro de atención psicológica Área Humana, comenta que el impulso de hacer cosas nuevas tras una ruptura es algo habitual en las personas, aunque no de forma inmediata. “Querer hacer cosas es una fase de reencuentro con uno mismo”, explica. “Pero no suele darse nada más terminar la pareja, sino que antes se pasan por otras fases de duelo. Aunque depende de la persona, claro”. Ella no detectó que haya una actividad más popular que otra entre sus pacientes y no conoce ningún estudio al respecto. “Depende mucho de las necesidades, de los intereses de cada persona. Pero sí hay como una salida al exterior”, sostiene.

Entre los pacientes de Lucía Camín, fundadora del centro de psicología y psicoterapia Alcea, lo más común es empezar a hacer algún tipo de deporte como pádel, running, crossfit o clases de baile. “Por lo general suelen ser actividades que se hacen en grupo o en pareja”, afirma. “Pero hay de todo: aprender a tejer, usar un patinete, hacer un curso de diseño de interiores, comenzar clases de teatro. La gente se atreve a ser de lo más creativa”. Explica que esto se debe a que: “Tras una ruptura de pareja las personas empezamos a reorganizar nuestras vidas, y desde luego comenzar una actividad nueva y estimulante o gratificante, es una estrategia de lo más común”.

Tras una ruptura de pareja las personas empezamos a reorganizar nuestras vidas, y desde luego comenzar una actividad nueva y estimulante o gratificante, es una estrategia de lo más común

Precisamente, el deporte, que había sido el “salvoconducto y refugio” de María durante el año que estuvo estudiando para unos exámenes, fue el palo al que se agarró para salir del bache. Después de una relación de ocho años y medio que había empezado cuando ella aún estaba en la universidad, empezó a dedicarle más tiempo al running y se unió a un grupo de trail para correr por montaña. “Conseguí completar mi primera media maratón de montaña. Corriendo me di cuenta que era el único momento en el que mi cabeza me daba una tregua y dejaba de sobrepensar”, sostiene. “Siempre digo que fue un poco mi salvación y ya no lo hacía tanto por mi cuerpo sino más por mi mente. Fue parte de mi terapia, aparte de ir a la psicóloga”, afirma.

Además de descubrir cosas sobre sí misma, dice que también le sirvió para conocer a gente muy interesante. Miriam Carles-Tolrá es instructora de crosspilates [entrenamiento que combina ejercicios de crossfit y de pilates] y explica que la creación de comunidad es habitual en su centro, DynamiCore. “Al tener un trato íntimo y ofrecer clases en grupos reducidos, muchas veces terminamos hablando de aspectos personales. Muchas personas comparten con compañeros y compañeras de clase sus experiencias amorosas y a veces incluso se dan consejos”, sostiene. Aunque sus clientes no le expresaron que el superar una separación de pareja sea el objetivo principal por el que se anotan en sus clases, señala que la mayoría: “Busca mejorar su aspecto físico y tener un momento para sí mismos. Vienen al estudio a desconectar, a centrarse en su bienestar y, para qué engañarte, a sufrir un rato porque los ejercicios de crosspilates son exigentes”. Un cóctel de salud y autoestima a costa del sudor de su frente

El deporte me sirvió para recuperar mi autoestima, que estaba bastante dañada tras la ruptura, y también reconstruí mi identidad, que después de tantos años se había desdibujado un poco

La nutricionista Sara Miguel también atendió a muchas personas que se separaron de sus parejas. El motivo que las lleva a su consulta es querer cambiar de hábitos alimenticios, como comentaba Sonia al principio de este artículo. “Me encuentro pacientes que quieren comer más saludable y equilibrado así como practicar deporte. En general esta conducta es más común en hombres que terminan una relación larga. También se da en mujeres pero en un porcentaje mucho menor”, apunta. Sara Miguel opina que ellas se cuidan más independientemente del momento vital en el que se encuentren, mientras que ellos: “Lo interpretan como el comienzo de una etapa en la cual quieren cuidarse más. Ven estas situaciones de ruptura como un punto clave de sus vidas”.

Una buena idea con matices

“Considero que el deporte me sirvió para recuperar mi autoestima, que estaba bastante dañada tras la ruptura, y también reconstruí un poco mi identidad, que después de tantos años se había desdibujado un poco”, detalla María. Para Elena, retomar sus hobbies y apuntarse a nuevas actividades le valió para “saber que aunque no sea feliz constantemente está todo bien porque me tengo a mí y puedo solucionar lo que haga falta” y Sonia considera que tras una ruptura se empieza de cero de nuevo, así que se puede hacer adoptando nuevos hábitos saludables.

Desde su punto de vista profesional, Julia Vidal recomienda atreverse con nuevas actividades en cualquier momento de la vida y, por supuesto, después de una separación porque normalmente implican estar en contacto con otra gente. “Relacionarse con otras personas en esos momentos ayuda un montón, siempre y cuando no te dediques a hablar de tu ruptura de pareja con cualquiera que te encuentres”, indica. Eso no significa que lo sucedido se tenga que guardar como un secreto, sino que una vez se haya explicado la situación, no se le dé más vueltas.

Me encuentro pacientes que quieren comer más saludable y equilibrado así como practicar deporte. En general esta conducta es más común en hombres que terminan una relación larga. También se da en mujeres pero en un porcentaje mucho menor

Lucía Camín matiza que es importante tomar la decisión de adoptar nuevos hábitos desde un “estado adulto”. “Si se hace de manera compulsiva para no asumir la pérdida o el dolor de la ruptura, para llenar rápidamente el vacío, etc., entonces no se trataría tanto de autocuidado sino más bien de lo contrario”, apunta. También señala que la persona no tiene que obligarse a hacer nada hasta que no se sienta con la energía suficiente como para emprender cualquier acción. Cuando llega el momento, ella recomienda a sus pacientes que busquen actividades que “involucren la activación del cuerpo y/o el contacto social, como cualquier tipo de deporte y el baile. También algún curso o formación sobre algo que querían hacer desde siempre. La idea es que se atrevan a contactar con sus verdaderos anhelos o motivaciones y de esta forma volver a encontrarse con ellos mismos tras la ruptura”.

CL/CRM