Cuando terminás de revolver la salsa de tomate, te das cuenta del crimen culinario que acabás de cometer: el color rojo nunca volverá a salir de tu cuchara de madera. Y lo mismo ocurre cuando picas o cortas alimentos pegajosos en tu tabla de cortar, uno de los utensilios de mayor uso en la cocina; por lo tanto, de los que más sufren. Las manchas que deja la cúrcuma o el pimentón parecen no querer volver a abandonarla.
Si nos gusta cocinar, y nos va el toque nostálgico, tener cucharas o una tabla de madera (también las hay de silicona) para cortar los alimentos es algo que puede resultar indispensable. Pero no hace falta darse por vencido. Un limón, un poco de sal y una lija fina pueden hacer maravillas en tu querida, pero maltratada, tabla de cortar.
Tablas y cucharas de madera: lavalas a mano y secalas bien
Según un estudio publicado en Food Science and Food Safety, de 2016, usar madera en contacto con los alimentos no tiene por qué ser un problema ni convertirse en un criadero de microorganismos, siempre que esté bien cuidada y la lavemos con esmero.
Ahora bien: si tu cuchara de madera se raja, algo que ocurre por la sequedad o la exposición a las altas temperaturas (también por el exceso de humedad), empiezan los problemas. Las partículas de comida y las bacterias adoran vivir en esas grietas. Un asco. Y, además, un riesgo para la salud.
No son inmortales, pero si los cuidás bien, los utensilios de madera pueden durar muchos años. La primera regla es clara: lavarlos siempre a mano (perdón, amantes del lavavajillas) inmediatamente tras su uso, con un jabón neutro y agua.
Después, hay que secarlos bien con un trapo o papel de cocina. Lo mismo sirve para la tabla de madera: no la dejes secar al aire. Es más seguro pasarle un paño de papel de cocina para retirar la humedad cuanto antes y que no acumule microorganismos.
Tablas de madera: lijarlas para salvarlas
Si la tabla de cortar o las cucharas de madera están desgastadas o se han puesto rugosas de tanto uso, hay algo que se puede hacer para resucitarlas: Frotarlas con una lija suave elimina la capa estropeada y logra que vuelvan a estar suaves de nuevo.
Terminá el trabajo untando con un trapo suave una cantidad generosa de aceite mineral para madera, que sea apropiado para accesorios de cocina. Puede que no sea el trabajo más apasionante del mundo, pero vas a recuperar tu vieja tabla de cocinar sin tener que comprar otra nueva.
Limón para quitar las manchas de la madera
La mejor forma de evitar que las cucharas de madera se manchen o guarden olores es la prevención. Lo que significa que, si estás haciendo una salsa de tomate o un curry, es mejor no usarlas ya que especias como el pimentón o la cúrcuma manchan las superficies porosas que tocan.
Y las cucharas de madera lo son. Hay alternativas sencillas, como recurrir a una cuchara de acero inoxidable o de silicona que aguante el calor. Si tus cucharas ya están manchadas y no te ha funcionado el agua con jabón, probá con un limón.
Dejarlas a remojo toda la noche en agua con limón (o vinagre blanco), y frotarlas con una esponja después, debería funcionar. El limón también es útil para acabar con los olores atrapados en la tabla: cortalo por la mitad y frotarlo.
También podés añadir un poco de sal: de este modo, al frotar el limón contra la madera será más fácil eliminar las manchas incrustadas. El procedimiento es sencillo, y ni siquiera necesitás cortar un limón nuevo para esto: se puede utilizar uno usado de la heladera aunque esté ya exprimido. Dejalo actuar unos 20 minutos, después frotá con una esponja normal y enjuagá con agua caliente.
¿Manchaste la batidora? Probá esto
Si se ensució tu batidora u otro electrodoméstico que hayas usado para hacer una salsa que colorea, la clave está en apurarse. Lo mejor es limpiarlo con agua y jabón en cuanto termines de cocinar porque si lo dejás, tenés más posibilidades de que la mancha se quede.
Si no llegás a tiempo, o no te funciona a la primera vez, no está todo perdido: en este caso, podés recurrir a un producto para eliminar la grasa más potente, como un limpiahornos. Por lógica, hay que diluirlo en agua, mejor si es caliente. Y, después, asegurarse de enjuagar bien la batidora para que no queden restos.
Será por nostalgia, pero pocos objetos son tan sufridos y personales en la cocina como las viejas y entrañables tablas y cucharas de madera. Y saber que una lija y un poco de limón puede prolongar su vida, relaja.
E.S.M.