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Desde hace años nos hemos familiarizado con las advertencias sanitarias sobre el consumo excesivo de alcohol y sus efectos negativos en el organismo (cirrosis, pancreatitis, cáncer del aparato digestivo y problemas psicológicos). Por lo tanto, siempre es mejor mantener una relación moderada con el alcohol. Ya sea vino o una simple cerveza, una cantidad excesiva de alcohol no es para nada beneficiosa para el cuerpo en general.
A menudo, la salud bucal suele quedar fuera de estas advertencias, pero esto no significa que no tenga efectos en los dientes. El consumo de alcohol y la salud bucal comparten una relación de causa y efecto. El primero actúa como catalizador del desarrollo de algunas enfermedades bucales.
Los efectos más comunes del alcohol en los dientes
Algunos de los efectos más comunes que suele causar el alcohol en la salud oral son sequedad bucal (se deja de producir la cantidad de saliva necesaria, lo que minimiza la impermeabilización de los dientes) y halitosis o mal aliento, a los que deben añadirse otros como:
Problemas periodentales: un estudio publicado en la revista Microbiome constata que el alcohol puede afectar a la salud general de la boca. Los investigadores observaron la composición bacteriana de más de mil bocas de adultos estadounidenses y encontraron que el consumo de alcohol, sobre todo si este es excesivo, podría influir en el microbioma de la boca. Esto puede afectar negativamente la salud de las encías y desempeñar un papel en el desarrollo de gingivitis y periodontitis.
Caries: el efecto negativo del alcohol sobre la salud bucal no solo se limita a las encías. Un consumo excesivo de alcohol está relacionado también con una mayor probabilidad de sufrir caries porque, como advierte la Asociación Dental Americana (ADA), la deshidratación que provoca el alcohol disminuye el flujo de saliva en la boca y, por lo tanto, evita que las bacterias se eliminen de manera natural del esmalte de los dientes.
Esto explica por qué un alto consumo de alcohol se asocia con la presencia de placa y una mayor incidencia de caries. Otro motivo por el que el alcohol conduce a la descomposición es que se metaboliza en azúcar, lo que atrae a las bacterias.
Desgaste dental: las piezas se vuelven más finas por el ataque ácido del alcohol y son más susceptibles a sufrir fracturas y a tener mayor sensibilidad. El esmalte protege la dentina y, si esta se desgasta, puede provocar la molesta sensibilidad dental. Bebidas como el vino blanco, la cerveza y la sidra pueden ser muy ácidas, lo que puede provocar la erosión del esmalte. Además, mezclar el alcohol con bebidas gaseosas suaves aumenta los niveles de ácido en la boca.
Manchas en los dientes: en general, todas las bebidas alcohólicas pueden oscurecer el color blanco de los dientes. Además del té o el café, el vino tinto es uno de los líquidos que más contribuyen a la tinción de los dientes. Esta bebida contiene polifenol, un compuesto químico que los mancha fácilmente. También los alimentos con alta coloración como salsa de soja, espinacas o frutos secos pueden manchar los dientes.
Cáncer oral: el alcohol provoca un cambio en la velocidad de penetración de sustancias del entorno oral a través de la mucosa y esta alteración puede jugar un papel en el desarrollo de carcinogénesis.
Cómo prevenir los problemas bucales por el consumo de alcohol
Todos estos efectos suelen aparecer cuando el consumo de alcohol es elevado. Lo importante es beberlas con moderación y teniendo en cuenta las pautas de higiene diarias. Además, es primordial:
- Cepillar los dientes después de comer o beber para evitar que la coloración penetre en las piezas.
- Tener un vaso de agua a mano para estar hidratados, o tomar caramelos con xilitol, y evitar la xerostomía (o boca seca).
- Mantener unas buenas rutinas de higiene.
- Optar por bebidas sin azúcar y sin alcohol. Si vamos a consumir alcohol es mejor optar por el vino tinto porque el blanco o el cava son más perjudiciales para el esmalte y para el cemento de la raíz dental.
- Acudir con frecuencia al dentista para que detecte cualquier problema a tiempo.
Lo más aconsejable es eliminar, o reducir, el consumo de alcohol ya que solo así se evitan los problemas que ocasionan estas bebidas, tanto a nivel oral como en el resto del organismo.
M.Ch.