Israel mató a al menos 16.248 palestinos en dos meses de bombardeos incesantes sobre la Franja de Gaza –aproximadamente el 70% niños y mujeres–, según datos del Ministerio de Sanidad; destruyó el 60% de las casas; bloqueó el acceso a la ayuda humanitaria; y, mientras tanto, rechazó toda crítica interna y externa, calificándola de apoyo al terrorismo de Hamas.
El Ejército israelí confirma que realizó 10.000 bombardeos en estos dos meses, lo que representa un ataque por cada 220 palestinos en Gaza. Israel inició su dura respuesta tras el asalto cometido por el grupo terrorista Hamas el pasado 7 de octubre, que mató a 1.200 personas y secuestró a más de 200.
La campaña de bombardeos se ensañó con el norte, que quedó prácticamente destruido, y ahora se desplaza al sur hacia las ciudades de Deir al Balah y Jan Yunis. Una comparación de datos e imágenes de satélite permite mapear las zonas más golpeadas.
El propio portavoz del Ejército israelí admitió al inicio del conflicto que la campaña de bombardeos priorizaba la destrucción a la precisión. “Mientras se equilibra entre la precisión y el alcance de los daños, ahora mismo estamos centrados en lo que causa el máximo daño”, dijo Daniel Hagari.
“Hay dos elementos a destacar [en la ofensiva israelí] que tienen nombre propio. Una es la aplicación de la 'Doctrina Dahiya', que no distingue entre civiles y militares, y la aplicación de un software llamado 'Gospel' que supone que la inteligencia artificial define objetivos y automáticamente se abaten”, dice a elDiario.es Jesús A. Núñez, militar retirado y Codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH).
La 'Doctrina Dahiya' consiste en el uso de la fuerza desproporcionada como elemento disuasorio y fue establecida por el general y exjefe del Estado Mayor de la Defensa israelí entre 2015 y 2019 Gadi Eizenkot. “Lo que pasó en el barrio de Dahiya en Beirut en 2006 pasará en todos los pueblos desde los que se dispare a Israel. Aplicaremos fuerza desproporcionada y causaremos gran daño y destrucción. Desde nuestro punto de vista, estas no son poblaciones civiles, sino bases militares. No es una recomendación, sino un plan aprobado”, dijo el general en 2008.
“Todo eso, en términos clásicos, supone que los ataques artilleros y aéreos lo que hacen es 'ablandar los objetivos', provocando tanto un efecto desmoralizador por lo abrumador del ataque, como la destrucción que va debilitando la capacidad de resistencia del enemigo. Después, las unidades mecanizadas y acorazadas son las que entran ya en la fase final”, explica Núñez.
Altos cargos militares israelíes han dicho recientemente que por cada militante de Hamas asesinado han muerto el doble de civiles. El portavoz del Ejército, Jonathan Conricus, no ha confirmado la cifra, pero ha dicho que “si es cierto, y creo que nuestros números serán corroborados, es una tasa tremendamente positiva y quizá única en el mundo” para combates urbanos. El portavoz del secretario general de la ONU, Stéphane Dujarric, ha señalado que dichos comentarios son, “como mínimo, de mal gusto”.
En varias ocasiones, las autoridades israelíes llegaron a sugerir que la población civil también es responsable. “Siento de verdad el sufrimiento de la gente de Gaza, pero todos debemos recordar que eligieron a Hamas hace 18 años”, dijo el embajador de Israel ante la ONU, Gilad Erdan. Por su parte, el presidente del país, Isaac Herzog, considerado moderado, declaró: “No es cierta esa retórica de que los civiles no eran conscientes y no están involucrados. Es absolutamente falsa. Podrían haberse sublevado”.
Las fuerzas terrestres entraron por la frontera norte de la Franja y avanzaron especialmente junto a la costa con varias “operaciones de limpieza”. El objetivo era cubrir toda la zona norte de Ciudad de Gaza e ir poco a poco estrechando el cerco. En esta imagen satelital tomada por Planet Labs tan solo unos días después de la entrada de las tropas se puede observar el avance terrestre en el norte junto a la destrucción previa de los bombardeos.
Mientras tanto, para completar el cerco, otro grupo terrestre entró en la Franja por el sur de Ciudad de Gaza, a la altura de Juhor ad Dik, y avanzó rápidamente hasta el extremo oeste, en el mar, posición que alcanzó el 2 de noviembre.
En la siguiente imagen satelital se puede observar ese avance a través de las huellas de los blindados e incluso lo que parece ser un camino levantado por los soldados que corta la Franja de este a oeste y que, al menos un año antes de la invasión, no existía.
El 5 de noviembre Israel anuncia que ha logrado dividir la Franja en dos partes gracias a sus maniobras en el norte. “La división permite a Israel bloquear la posibilidad de que los efectivos de Hamas escapen de la zona y al revés, es decir, que puedan introducir efectivos o material de cualquier tipo desde el sur”, dice Núñez. “Una vez que ha cerrado por la costa y avanza por ambos ejes, le permite encapsular al enemigo”.
Sin abandonar las operaciones en el norte, que ahora se centran especialmente alrededor del campo de refugiados de Yabalia, Israel comenzó una nueva fase de la guerra tras el final de la tregua de una semana y dirige sus tropas al sur, donde también se han intensificado los bombardeos y las órdenes de evacuación de civiles para facilitar el trabajo a los militares israelíes.
Este miércoles, el Ejército ha lanzado octavillas sobre Jan Yunis con un verso del Corán: “El diluvio los alcanzó, mientras persistieron en la maldad”. Israel utiliza la palabra “tufan” para diluvio o inundación, que es la misma que utilizó Hamas para describir su ataque del 7 de octubre.
En la siguiente imagen de satélite de Planet Labs, tomada el 3 de diciembre, se pueden ver vehículos militares y el rastro de los blindados en la carretera que une la Franja de norte a sur a la altura de Juhor ad Dik, en el centro de Gaza, y muy cerca de Jan Yunis, donde Israel también ha confirmado que está operando.
“El Ejército ha empezado a trabajar en el sur de la Franja y el destino de los terroristas en los batallones de Hamas será el mismo que en el norte o incluso peor”, advirtió el ministro de Defensa, Yoav Gallant. Esta semana se han producido los combates más intensos desde el inicio de la invasión, ha señalado Israel.
“Las localidades del sur son más pequeñas que las del norte y se supone que eso le facilita algo más las operaciones a Israel”, opina Núñez. “Cabe especular además que el grueso de los efectivos de Hamas estaban en la mitad norte”, añade.
“No deja de sorprender que Hamas no ha ofrecido hasta ahora una gran resistencia. No hemos oído hablar de batallas grandes”, dice el ex militar, que apunta, sin embargo, que es poco probable que Israel logre eliminar definitivamente al grupo, que lleva gobernando Gaza desde 2007.
“Desprecio por la humanidad”
Voces expertas han denunciado las violaciones del derecho internacional humanitario cometidas por ambas partes durante el conflicto e incluso hablan de un posible genocidio por parte de Israel. “Cuando las víctimas eran la mitad de las que son hoy dije que podríamos estar viendo cómo se desarrolla un genocidio”, ha dicho esta semana la relatora especial de la ONU para Palestina, Francesca Albanese.
El exfiscal de la Corte Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo, ha señalado estos días que “hay bases razonables para pensar que solo el asedio a la Franja ya es un genocidio”. “El Convenio sobre genocidio dice que infligir las condiciones para destruir el grupo ya es un genocidio, no hace falta matar a la gente. Después habría que investigar cada bombardeo”, dice Moreno Ocampo, que también acusa a Hamas de un posible crimen de genocidio.
“Esto es lo peor que he visto nunca y no lo digo a la ligera. Empecé mi carrera con menos de treinta años tratando con los Jemeres Rojos y sabe usted lo malo que era aquello con los campos de exterminio y demás”, dijo Martin Griffiths, jefe de asuntos humanitarios de la ONU. Griffiths es uno de los altos cargos a los que Israel ha denegado el visado, al igual que a la coordinadora humanitaria de la ONU para Palestina, Lynn Hastings, que tendrá que salir de Jerusalén este mes. Israel también ha pedido la dimisión del secretario general, António Guterres.
Mientras tanto, los civiles en Gaza son las principales víctimas de la guerra. Cerca de 1,9 millones de gazatíes (85% de la población) han tenido que abandonar sus hogares en estos dos meses –muchos de ellos se han visto desplazados en varias ocasiones a medida que avanzaban las tropas israelíes–. Los múltiples avisos, advertencias y llamamientos de todas las agencias de la ONU y ONG que trabajan en asuntos humanitarios no han servido para cambiar el rumbo de la ofensiva.
“Ningún lugar es seguro en Gaza. Ni hospitales, ni refugios, ni campos de refugiados. Nadie está a salvo. Ni los niños. Ni los trabajadores sanitarios. Ni los trabajadores humanitarios. Este flagrante desprecio por la humanidad básica debe terminar”, recordó una vez más este martes Griffiths.