Luisa González presidenta y Andrés Aráuz vice es la fórmula presidencial del correísmo para las elecciones presidenciales ecuatorianas anticipadas del 20 de agosto. Al frente del binomio hay una mujer, y es la única mujer al frente de un binomio entre los ochos rivales en primera vuelta disputarán la sucesión de Guillermo Lasso. Abogada y de Quito, Luisa González, de 45 años, que se identifica montubia por referencia a los campesinos de la costa ecuatoriana de Manabí, donde siempre ha vivido, si es única aspirante al Palacio de Carondelet, es casí única en encabezar un movimientos político o social en Ecuador, donde por default rutinario los liderazgos tocan a varones,
Madre de dos hijos, fue legisladora en la Asamblea Nacional desde 2021 hasta la disolución decretada por Lasso. Anteriormente durante la administración de Rafael Correa, entre otros cargos, fue asesora de la Secretaría de Comunicación e Información de la Presidencia, coordinadora general de Agenda Estratégica Presidencial, vicecónsul y cónsul encargada de Ecuador en Madrid, ministra encargada de Turismo y viceministra de Gestión Turística en la misma cartera, secretaria general de Despacho Presidencial, subsecretaria general de la Administración Pública y ministra encargada de Trabajo. Con Posterioridad al fin del segundo gobierno e Correa, que culminó en 2017, González se desempeñó como Secretaria Nacional en el Parlamento Andino, durante el período 2018-2019.
Liderazgo de mujer, pero no feminista, ejerce González. Uno de los primeros señalamientos que surgieron en contra de González apenas se dio a conocer su candidatura, principalmente por parte de agrupaciones feministas, es su postura en contra de la despenalización del aborto en caso de violación cuando el tema se debatía en la Asamblea Nacional, que finalmente fue aprobada en febrero de 2022.
Andrés Arauz, candidato presidencial de la alianza Unión por la Esperanza (UNES) en las elecciones presidenciales del 2021. resultó derrotado por Guillermo Lasso en la segunda vuelta. En el gobierno de Correa ocupó diversos cargos, como ministro Coordinador de Conocimiento y Talento Humano y subsecretario general de Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (SENPLADES). Por breve tiempo se desempeñó como ministro de Cultura. Arauz fundó el Observatorio de la Dolarización, que se dedica a investigar los efectos de la dolarización en distintas economías nacionales
La candidatura que no fue, el ex vicepresidente Jorge Glas
El ex vice presidente Jorge Glas había declinado su postulación a la candidatura presidencial de Revolución Ciudadana. Posiblemente, por la medida cautelar otorgada por un juez, que bscaba ihibir su inscripción por hallarlo implicado en diversos procesos judiciales en trámite. Fue el sábado 10 de junio que el movimiento Revolución Ciudadana (RC), liderado por el expresidente Rafael Correa, exiliado en Bélgica, postuló al ex vicepresidente Glas como su candidato presidencial para las elecciones extraordinarias del próximo 20 de agosto resultado de la “muerte cruzada” decretada por el presidente Guillermo Lasso –abierto un juicio político en su contra- que derivó en la disolución de la Asamblea y la salida temprana del poder antes de completar su mandato.
En la convención realizada en la provincia costera de Manabí, la presidenta de RC, Marcela Aguinaga prefecta de la provincia de Guayas, había anunciado que el movimiento decidió “por unanimidad” postular a Glas como candidato en la fórmula con Luisa González. “El apoyo a Jorge Glas es enorme. Muchos de los que votaron ‘no' es por cuidar a Jorge”, afirmó Correa en su cuenta de Twitter.
Sin embargo, el ex vicepresidente declinó la candidatura poco después de haber sido anunciada: “Yo sigo bajo ataque, más procesos penales”, aseveró Glas, quien agregó que “están conspirando para que el binomio de la Revolución Ciudadana tenga tropiezos en su inscripción”. Y propuso a Luisa González, a quien describió mujer “guerrera, valiente, compañera de lucha, profesional, militante, revolucionaria” como candidata a la presidencia en fórmula con Andrés Arauz. Ambos fueron definitivamente votados a mano alzada como los candidatos.
Historia de una condena que terminó en una renuncia
El 3 de agosto de 2017, a dos meses de la asunción de la dupla Lenín Moreno/Jorge Glas, el expresidente dejó sin funciones a su vicepresidente. La medida no era una destitución, pero en la práctica Glas, marginado de todas las decisiones del gobierno, quedó despojado del alto perfil que había ejercido durante el mandato de Correa – donde también había ocupado la vicepresidencia entre 2013 y 2017-, en la administración de los llamados ‘sectores estratégicos’ de la economía ecuatoriana: petróleo, minas, energía, telecomunicaciones, medioambiente. La gestión dejó varias mega obras como hidroeléctricas, hospitales, carreteras, y acusaciones de corrupción que en espiral vertiginosa provocaron o sirvieron de excusa al manifiesto enfrentamiento y ruptura entre Moreno y Glas.
Un ritorno al apotegma dicho por José María Velasco Ibarra, cinco veces presidente de Ecuador: “El vicepresidente es una especie de conspirador a sueldo del Estado nacional, una pieza escurridiza, deslizándose con más o menos acierto entre la lealtad al binomio y la siempre latente aspiración de todo político al máximo poder”. En otras palabras: el primer peligro que un presidente debe enfrentar es su segundo al mando. Moreno, una sola vez presidente, y hoy muerto para la política, no desatendió el consejo de desconfiar de quien lo fuera cinco veces.
Sin embargo, la pugna entre el presidente y el vicepresidente Glas era en realidad la pugna entre Moreno y su antecesor, Correa. A pesar de pertenecer al mismo partido, a solo días de tomar posesión, Moreno se alejó del estilo y las medidas de gobierno de su predecesor, del quien Glas es considerado un incondicional. Moreno dio vuelta al tablero político ecuatoriano: se reunió con líderes de la oposición, devolvió la sede a la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) que le había sido quitada por el gobierno anterior y despidió a los principales funcionarios de los medios públicos considerados cercanos a Correa después reformar la Ley Orgánica de Comunicación (LOC) de 2013.
Por su parte, el expresidente Correa acusó a su sucesor de entregar el manejo de empresas de energía eléctrica a opositores a cambio de apoyo político, de traicionarlo por quererse diferenciar de su gobierno, de querer institucionalizar la corrupción; de regresar, en definitiva, a lo que Correa llama “el viejo país”.
Si Glass ha negado repetidamente haber sido parte de cualquier esquema ilegal, Moreno un evento público el 4 de agosto de 2017, interpeló: “Lastimosamente, ingeniero Jorge Glas, el dedo apunta cada vez más hacia usted”. El miércoles 13 de diciembre de ese año Glas fue sentenciado por el delito de asociación ilícita en el caso de sobornos de la constructora Odebrecht y fue condenado a seis años de prisión.
El 7 de abril de 2020, Glas fue condenado a ocho años de cárcel por la Sala Penal de la Corte Nacional de Justicia por ser coautor del delito de cohecho pasivo agravado y acusado de liderar junto a Correa una estructura criminal que recibía pagos de contratistas privados a cambio de adjudicaciones en contratos del sector público.
El 10 de abril de 2022, el ex vicepresidente salió de prisión cumplidos cuatro de los ocho años de condena, después de que un juez aprobara un recurso de habeas corpus que su abogado, Edison Loayza, justificó por la “grave situación de salud” de Glas y los amotinamientos que se registraban en las cárceles que ponían en riesgo la vida de su defendido.
Si bien el presidente Lasso manifestó su “rechazo y desacuerdo jurídico, así como nuestra preocupación por el abuso de las acciones constitucionales”, la decisión de liberar a Glas, considerado un preso político por el correísmo, despertó suspicacias debido a que se produjo a menos de un año de haber tomado posesión el nuevo gobierno sin que afianzara un liderazgo suficiente para acordar con las distintas fuerzas políticas, especialmente la oposición con una importante representación en la Asamblea Nacional. Y sembró dudas sobre el rol de Lasso en su relación con las instituciones del país.
Glas, quien además de las dos condenas por supuesta corrupción cuenta con una acusación de la Fiscalía , pudo ser postulado como candidato luego de que el viernes el juez John Rodríguez Mendiola, de la Unidad Judicial Multicompetente de Yaguachi, de la provincia costera de Guayas , de la que es oriundo Glas, emitiera una medida cautelar
Apenas conocida la medida cautelar, el abogado y catedrático de derecho constitucional, Ismael Quintana, señaló en Twitter que “Glas tiene sentencia condenatoria ejecutoriada todavía por cumplir, por lo que sus derechos políticos están suspendidos, a lo que agrega que el delito por que se lo condenó, lo inhabilita, perpetuamente, para aspirar a cargo público. Ni de broma el Consejo Nacional Electoral podría inscribirlo”.
Lucía González, como vice, era la contracara de Glas, candidato fuerte del correísmo duro. Elevada a candidata presidencial, no convoca la memoria de la Revolución Ciudadana, pero sí recordará el abrupto cortocircuito del día de su ascenso al primer cargo de la fórmula del mayor movimiento político de Ecuador. Si esto ya le resta chances, está por verse, pero que se haya planteado la pregunta, es significativo.
AGB