Una muestra de fuerza en el corazón del bastión demócrata de Nueva York. Un mensaje de desafío desde uno de los estadios más simbólicos, el Madison Square Garden, a nueve días de las elecciones. Donald Trump reclamó este domingo la ciudad que lo vio nacer y en la que fue condenado por 34 delitos graves en marco del caso Stormy Daniels. Para hacerlo, se ha rodeado de todo su séquito en un acto marcado por los insultos racistas por parte de los ponentes.
“Isla de basura”, para referirse a Puerto Rico o “el anticristo” para hablar de la demócrata Kamala Harris, son algunos de los comentarios que resonaron en las paredes del pabellón. “No veo ningún nazi apestoso aquí. No veo ningún terrorista doméstico apestoso aquí”, gritó el luchador profesional Hulk Hogan –orador sorpresa del acto– cuando subió al escenario. Incluso él estaba sabía de los paralelismos con el acto pro-nazi que se celebró en el antiguo Madison Square Garden.
Trump no se ha querido quedar atrás en el desenfreno de insultos y ataques y ha insinuado que Harris es tonta: “Todo el mundo sabe que ella es una persona con un coeficiente intelectual muy bajo”. El crédito del comentario, pero, lo tenía el periodista Tucker Carlson, que en su turno como telonero del magnate ha afirmado que “va a ser muy difícil para ellos decir que Kamala Harris obtuvo 85 millones de votos porque es muy impresionante. Que la primera exfiscal de California [...] con bajo coeficiente intelectual ha sido elegida presidenta”. Insultos y teorías conspiranoicas sobre el fraude electoral de una sola pedrada.
El fantasma conspiranoico que tanto agitan los republicanos en la recta final de la campaña también se ha encarnado en la aparición de Rudolph Giuliani, exalcalde de Nueva York y antiguo abogado de Trump imputado en el caso estatal de Georgia por intentar alterar el resultado de las elecciones del 2020. “No voy a hacer teorías de conspiración, y tampoco es que no las vaya a hacer, pero es algo curioso que intentaron todo lo demás [en referencia a las acusaciones penales contra Trump] y ahora intentan matarlo”, ha afirmado Giuliani, quien ya no puede ejercer como abogado en diversos estados por sus ataques a los resultados electorales de los pasados comicios.
El ambiente y la lista de invitados de esta tarde en el Madison Square Garden era muy similar al de la Convención Republicana en Milwaukee. Grandes figuras del partido Republicano, como el speaker Mike Johnson; figuras rocambolescas como Hulk Hogan, y el gran fichaje de Trump: el propietario de X, Elon Musk. En Milwaukee, durante el discurso final del magnate, se rumoreó durante las horas previas que Musk aparecía para apoyarlo. La expectativa de los trumpistas se materializó en Butler el pasado 5 de octubre, cuando Musk subió con Trump por primera vez al escenario. Desde entonces ha estado predicando en favor del republicano por el todo país.
El pabellón, que tiene capacidad para casi 20.000 personas, estaba completamente lleno y habían habilitado la cancha para que pudieran sentarse más público. Después de dos horas de cola desde las doce del mediodía, aún había gente que se había quedado a fuera. Muchas de las personas que se congregaban en las calles colindantes a la séptima avenida, por donde se habían habilitado las entradas al estadio, eran de fuera de Nuevay York. Regina, de 60 años, había venido desde Nueva Jersey –que está al lado de Manhattan– para apoyar Trump. “Tiene que ganar. Lo apoyo desde el día uno, desde el 2016”, afirmaba. La gorra roja MAGA desteñida ya a un tono rosa, daba fe de ello.
A dentro del estadio, como es costumbre, Trump apareció dos horas tarde. Su equipo había anunciado la intervención a las cinco, pero no se ha producido hasta pasadas las siete. Las quejas y la frustración entre algunos de los asistentes eran visibles cada vez que el altavoz del estadio anunciaba un nuevo ponente y no era el republicano. Cuando se ha anunciado que el hijo de Trump, Donald Trump Jr., subía al escenario, un hombre con kipá que ya había desenfundado el móvil para grabar, ha mascullado: “Casi. Que salga ya”. Y ha vuelto a guardar el smartphone en el bolsillo de los pantalones.
Trump se ha dado un derrotero por un estado que no es clave estas elecciones. Nueva York es marcadamente demócrata y está muy lejos de poder llegar a considerarse un swing state. Tan solo el hecho de gastar el penúltimo fin de semana antes de las elecciones en dar un mitin aquí es un claro mensaje de desafío a demócratas en unas elecciones que se auguran muy ajustadas. Aunque también había un punto de sentimentalismo.
Nueva York sigue siendo la ciudad de Trump, aunque el magnate ahora esté empadronado en Florida para pagar menos impuestos. Por unas horas el magnate ha podido acariciar la idea de cómo sería conseguir cambiar de color este estado. Una fantasía que han alimentado el republicano Vivek Ramaswamy diciendo que Nueva York es un “swing state”, o la congresista Elise Stefanik: “Como neoyorkina nacida y criada aquí, Nueva York es territorio Trump”. Harris supera a Trump por 15 puntos porcentuales en este estado, según el agregador de encuestas FiveTirthyEigth.
Chistes que pueden costar votos
En una carrera electoral muy reñida, el voto de los latinos está siendo crucial para impulsar a Trump en algunos estados clave como Arizona. Aun así, eso no ha impedido los chistes racistas sobre latinos y negros. El humorista Tony Hinchcliffe ha sido el autor del comentario sobre Puerto Rico llamándolo “isla de basura”. Aunque no ha parado aquí: también ha bromeado sobre el tamaño de las familias hispanas (“A estos latinos les encanta hacer bebés”) y el conflicto palestino-israelí, llamando a los primeros lanzadores de piedras y a los segundos tacaños.
El cómico también ha hecho burla de los hombres negros. Para ello ha recurrido al estereotipo racista de los negros y las sandias que se creó después de la Guerra Civil estadounidense.
Etiquetar Puerto Rico como una “isla de basura” ha desatado el nerviosismo entre los latinos del partido republicano. La congresista puertorriqueña del partido republicano, Jeniffer González, ha mostrado su rechazo a los comentarios del humorista. “¡Lo que ha dicho no es cómico, de la misma manera que fueron rechazadas por el público asistente, se merece el enérgico repudio de todos”, afirma González –aunque el chiste sí que fue recibido con tímidas risas por parte del público– y agregó: “No se le pueden dar espacios a expresiones tan infames y racistas como esas. Las mismas no representan los valores conservadores del Partido Republicano”. Otra congresista republicana e hispánica, María Elvira Salazar, criticó por igual Hinchcliffe e insistió que “esta retórica no refleja los valores del Partido Republicano”.
El cantante puertorriqueño, Ricky Martin, ha compartido el clip del humorista trumpista en su perfil de Instagram con la frase “Esto es lo que piensan de nosotros” y ha pedido el voto para Harris. Quien también mostró su apoyo a la demócrata ha sido el cantante de reggaeton y también puertorriqueño Bad Bunny, quien ha compartido un vídeo de Harris en su perfil de Instagram.
Trump, más agresivo
El expresidente ha vuelto a hacer gala de su retórica xenófoba e histriónica, con las mismas promesas de una “época dorada” para Estados Unidos y una “deportación masiva” si vuelve a la Casa Blanca después de este cinco de noviembre. “El primer día lanzaré el programa de deportación más grande en la historia de Estados Unidos. Rescataré cada ciudad y pueblo que haya sido invadido y conquistado”, dijo.
El republicano, que ya invocó la idea de un “enemigo interno” en Butler e insinuó de forma indirecta que se trataba de los demócratas, se ha dejado de eufemismos y los ha señalado directamente. “Una máquina corrupta y radical de izquierda dirige el partido demócrata de hoy,[...] Conozco a muchos de ellos; es solo este grupo amorfo de personas, pero son inteligentes y despiadados, y tenemos que derrotarlos, y cuando hablo del enemigo interno se alteran. Son el enemigo interno y un enemigo masivo”, afirmó Trump ante el público.
En su discurso, Trump argumentó que los estadounidenses están peor ahora que hace cuatro años y anunció una nueva política que ofrecerá un crédito fiscal a los cuidadores que se encargan de un padre u otro miembro de la familia. Como es de costumbre también, ha vuelto a asegurar que si él gobierna se acabarán los conflictos y ha prometido que no iniciará guerras si es presidente. Aunque ha incluido el matiz de que si hubiera un conflicto con China, “”les patearíamos el trasero“.