El G20 no hará una declaración de apoyo “explícito” a un impuesto “coordinado” a los milmillonarios, según confirmaron fuentes de uno de los gobiernos participantes en el foro económico internacional a elDiario.es. A cambio, el G20 publicará un comunicado este jueves en el que se compromete a seguir debatiendo y avanzando sobre el tributo mínimo a los súper ricos promovido por la Presidencia brasileña.
Este comunicado será “una declaración” separada sobre “cooperación fiscal”, al margen del documento final del G20 que se celebra estos días en Río de Janeiro y que se conocerá el viernes. Esta “declaración” será menos ambiciosa de lo esperado, aunque “se puede considerar un paso histórico”, señala otra fuente conocedora de las negociaciones que prefiere no ser citada. “No hay un apoyo explícito al impuesto. Hay un compromiso para seguir cooperando y evaluándolo, y seguir debatiéndolo y compartiendo información”, pudo saber elDiario.es.
Según las mismas fuentes, el principal obstáculo es la postura contraria del ministro de Finanzas de Alemania, Christian Lindner, pese a que los debates técnicos habían caminado hacia un acuerdo sobre una postura favorable. “En el ámbito fiscal, puedo decir que todos los temas planteados por la Presidencia brasileña están incluidos en el documento, incluido el impuesto a los súper ricos”, adelantó el martes Tatiana Rosito, coordinadora de la mesa financiera del G20, tras la reunión de los técnicos de los estados y los bancos centrales participantes.
El paso definitivo hacia una fiscalidad más justa tendrá que esperar, aunque los ministros de Finanzas de las principales potencias mundiales aceptaron “la valoración positiva” de sus 'sherpas' —como se conoce a los técnicos de cada Gobierno que estudian y debaten los temas planteados antes de que sus 'jefes' decidan una declaración de consenso—. “Queda mucho por hacer, pero es el principio, un punto de partida que reconoce el problema y el compromiso de que hace falta resolverlo no solo con medidas nacionales sino con coordinación internacional”, comentan las fuentes consultadas por elDiario.es.
“Ya hay un lenguaje que reconoce la necesidad de reconocer la riqueza. Y también hay un buen diagnóstico consensuado por todos los ministerios. Es una buena señal”, continúan. Los detalles de esta “nueva agenda” que se abre “es lo que le tocará a la presidencia sudafricana del G20”.
Un paso histórico
“Se declaró oficialmente un verano de impuestos a los multimillonarios”, afirmó eufóricamente hace un par de semanas el economista francés Gabriel Zucman en la red social X (antes Twitter). “Con el liderazgo de Brasil en el G20, la victoria laborista en el Reino Unido, la victoria de la izquierda en Francia y la creciente demanda en todas partes para poner fin a la gran injusticia fiscal de nuestro tiempo, ¡ha llegado el momento!”, sostuvo este experto en 'guaridas fiscales', a quien la Presidencia brasileña del foro económico internacional le encargó una propuesta de un tributo mínimo y coordinado a los súper ricos para provocar el debate.
El G20 lo conforman las principales economías de cada continente, incluyendo a países no alineados totalmente con las potencias del G7 (EEUU, el conjunto de la UE, Reino Unido o Japón), como Arabia Saudí, Rusia, China, India, Argentina, Sudáfrica, Brasil o la Unión Africana, y en el que España es “invitado permanente”. El ministro de Economía español, Carlos Cuerpo, ya adelantó, a finales de abril, su apoyó a “un impuesto a los súper ricos” y a “una una nueva agenda para luchar contra la desigualdad a nivel mundial” en una carta abierta que firmó junto a la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, al ministro de Finanzas de Sudáfrica, Enoch Godongwana, al ministro de Finanzas de Brasil, Fernando Haddad, y, sorprendentemente, junto a la ministra de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania, Svenja Schulze.
Sin embargo, Lindner pertenece al Partido Liberal germano, que gobierna en coalición con el SPD de Scholz y Los Verdes, y tiene una postura diferente a su compatriota. Básicamente, “de no subir impuestos”.
Hasta ahora, el avance hacia una fiscalidad más justa encontró impulso en voces más allá de la izquierda. En junio, los ministros de finanzas del G7 alcanzaron “otro acuerdo histórico” sobre un impuesto mínimo a los beneficios de las multinacionales del 15% y se entregaron a “luchar contra la evasión fiscal”. Estas posiciones recogieron una inercia generada en otros organismos de primer orden (OCDE, FMI...), y que se filtró a prestigiosos altavoces como el Financial Times. “Estamos un paso más cerca de gravar a los súper ricos”, se titulaba una tribuna publicada por el periódico especializado en información económica en mayo.
Por supuesto, la propuesta diseñada por Zucman también encontró resistencias. La más relevante fue la de la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, quien tras el G7 de mayo mostró su incomodidad con la idea de “un impuesto mínimo del 2% que afectaría a unas 3.000 de las personas más ricas del mundo —con más de 1.000 millones de dólares, medido en términos de riqueza, no de ingresos—”. En total, según los cálculos del economista francés, se recaudarían 250.000 millones de dólares “para la lucha contra el cambio climático y contra la pobreza”.
33 millones de euros por hora
“¿Sabías que los gobiernos de la UE podrían ganar 33 millones de euros por hora con un pequeño impuesto a los súper ricos?”, pregunta una campaña de Oxfam, una de las muchas organizaciones que están presionando para lograr el impuesto. Algunas de ellas pusieron en marcha la iniciativa ciudadana europea (ICE) conocida como 'Tax The Rich', que tiene entre sus impulsores a la joven multimillonaria alemana Marlene Engelhorn y a reconocidos economistas como Thomas Piketty. “El objetivo es lograr un millón de firmas para instar a la nueva Comisión Europea a crear una nueva agenda de tributación sobre la riqueza”.
Según esta iniciativa, una nueva fiscalidad sobre las grandes fortunas permitiría generar importantes recursos adicionales que se podrían destinar a inversiones para la inclusión social y una transición ecológica justa en los países de la Unión Europea, así como para aumentar el presupuesto comunitario destinado a políticas de cooperación internacional al desarrollo y financiación climática.
'Tax the rich'
“Todos los países G20 deberían respaldar el impulso de Brasil para lograr el primer acuerdo en la historia para gravar a los súper ricos. El reciente pacto para una tributación mínima sobre las grandes multinacionales, aunque imperfecto, muestra que es posible avanzar en una mayor coordinación a nivel global para cerrar los profundos agujeros del sistema tributario internacional que sólo benefician a las grandes fortunas”, explicó a elDiario.es Íñigo Macías, responsable de investigaciones de Oxfam, hace algunas semanas.
“En la práctica, el obstáculo principal para gravar a los súper ricos es el riesgo de que oculten su renta o de que la muevan a países que tienen menos exigencias fiscales. Para superar esta cuestión se necesita la coordinación internacional, más intercambio de información y se necesita también un estándar común”, resaltó el propio Zucman.
“Los abultados niveles de deuda tras la pandemia, las nuevas reglas fiscales puestas en marcha y la necesaria transición ecológica justa que enfrentan los países de la UE hacen necesario garantizar recursos adicionales si queremos evitar una vuelta a la austeridad”, añaden desde Oxfam.