El anuncio de que los carteros suecos se unirían a la huelga contra Tesla para forzar a la compañía a firmar un convenio colectivo con sus 120 mecánicos del país no parecía un jaque al rey. Su sindicato engloba desde las cartas a los pallets, con lo que su paro impediría también la llegada de repuestos a los talleres de Tesla. Pero si la empresa ya estaba capeando los bloqueos de los estibadores, que no descargan sus coches en ningún puerto del país; o los de los técnicos eléctricos, que no tocan sus puestos de carga; ¿iban a ser los carteros un factor clave?
Puede que sí. Cuando este martes entró en efecto el bloqueo postal emergió una inesperada consecuencia que puede convertir la jugada en jaque mate. Han dejado de llegar matrículas a Tesla. Cuando se acaben las que ya están en sus almacenes, no podrá poner coches en la calle con matrícula de Suecia.
Elon Musk estaba sorteando la huelga del resto de sectores sin que afectase gravemente a sus ventas. Sus coches entran ahora en Suecia por tierra con ayuda de empresas de transporte de otros países, una opción mucho más cara y contaminante que la vía marítima pero que desactiva el bloqueo de los estibadores y transportistas suecos. Los sindicatos denuncian que tampoco ha tenido problemas en subcontratar otros talleres o servicios de mantenimiento para mantener sus operaciones. Pero lo de las matrículas es distinto.
El tablero no deja opciones a Tesla. En Suecia, las placas de matrícula se reparten por correo. Solo por correo. La concesionaria encargada de hacerlo es PostNord, la empresa pública sueco-danesa que domina este mercado en los países nórdicos. Los empleados de PostNord están en huelga contra Tesla y no le enviarán ninguna matrícula. Es ilegal enviar matrículas suecas fuera de Suecia.
“El derecho a huelga está protegido constitucionalmente y es tan fuerte que puede considerarse fuerza mayor. Tiene un rango superior a la obligación de PostNord de pagar dividendos”, expone la empresa en un comunicado enviado a elDiario.es.
El derecho a huelga está protegido constitucionalmente y es tan fuerte que puede considerarse fuerza mayor. Tiene un rango superior a la obligación de PostNord de pagar dividendos
Las autoridades suecas tampoco parecen dispuestas a alterar su funcionamiento para ayudar a la compañía a sortear un conflicto laboral que se le fue de las manos. La Transportstyrelsen, el organismo estatal encargado de enviar las matrículas, confirma a elDiario.es que Tesla se ha puesto en contacto con ellos para tratar “formas alternativas de distribución de matrículas”. La respuesta ha sido contundente.
“Transportstyrelsen no modificará la distribución de las matrículas. Cualquier otra forma de distribuir las matrículas contradice la legislación sueca”, explica a este medio Mikael Andersson, portavoz oficial del organismo.
Tesla no ha querido contestar a las preguntas de elDiario.es sobre este giro de los acontecimientos, aunque sus portavoces se han mostrado visiblemente contrariados en la prensa del país. “El hecho de que la Agencia Sueca de Transporte, la autoridad estatal responsable de la entrega de todas las matrículas en Suecia, y PostNord, una empresa pública, contribuyan de esta manera a la acción desproporcionada de los sindicatos suecos es algo extraordinario”, han afirmado en declaraciones enviadas al Dagens Industri, el principal periódico económico sueco.
“Tesla está en su derecho legal de no firmar un convenio colectivo y la Agencia Sueca de Transporte tiene el deber legal de entregar las placas de matrícula”, denuncia la compañía. “Esto es una locura”, ha publicado Elon Musk en X (anteriormente conocida como Twitter).
Un pulso nacional
La huelga general de los sindicatos suecos contra Tesla comenzó por un conflicto laboral que afecta a tan solo 120 trabajadores. Son todos los mecánicos de los siete talleres que Tesla tiene en Suecia, donde su Model Y es el coche más vendido del año a mucha diferencia del segundo.
Tesla se niega a firmar un convenio colectivo con ellos. La marca no ha llegado a explicar por qué, por lo que las únicas razones que se traslucen son la aversión de Elon Musk a los sindicatos y la organización de trabajadores en general. Tesla ya había sido denunciada por torpedearlas en el pasado y la actuación del magnate en sus otras empresas, como Twitter o SpaceX, apunta en la misma dirección.
Esta política no ha supuesto grandes contratiempos para Tesla hasta ahora. Pero para los sindicatos suecos, los convenios colectivos son una línea roja. “Son la base del modelo sueco de mercado laboral”, justifica IF Metall, el poderoso sindicato sueco de la industria metalúrgica y manufacturera que representa a los mecánicos de Tesla: “Crea una situación de claridad y orden tanto para los trabajadores como para los empresarios, al tiempo que evita los conflictos”.
La huelga comenzó solo por los 120 mecánicos hace justo un mes. Cuando Musk trató de sortearla, el paro se extendió a los 300.000 afiliados de IF Metall. Tesla se enrocó y el sindicato contraatacó pidiendo la solidaridad del resto de trabajadores. Los estibadores, los taxistas, los empleados de mantenimiento, los transportistas y ahora los carteros se han ido uniendo progresivamente ante la negativa de la compañía a firmar el convenio.
“Ya ofrecemos acuerdos equivalentes o mejores que los cubiertos por la negociación colectiva y no encontramos ninguna razón para firmar ningún otro convenio”, dice Tesla. “No se trata sólo de los sindicatos de trabajadores del metal y del transporte. Esto es importante porque está en juego todo el modelo sueco”, contesta el presidente del sindicato de transportistas.
El temor de los sindicatos
“La densidad sindical es alta en Suecia âligeramente inferior al 70% en el conjunto de la economíaâ, pero ha ido disminuyendo. Sin embargo, la cobertura de los convenios colectivos se ha mantenido cerca del 90% en el conjunto de la economía y ligeramente por encima del 80% en el sector privado”, explica a través de correo electrónico Lars Calmfors, profesor emérito de la Universidad de Estocolmo y ex presidente del Consejo Sueco de Política Fiscal y del Consejo Sueco de Política Laboral.
El profesor Calmfors señala que, con la disminución de la afiliación sindical, son principalmente los empresarios a través de asociaciones patronales quienes sostienen el sistema de negociación colectiva. “Hace unos años participé en un estudio sobre la actitud de los empresarios ante los convenios colectivos. Entonces descubrimos que lo que más valoraban de ellos era que les daban buena reputación y que mejoraban las relaciones con sus empleados. La razón es probablemente que en Suecia es una norma importante que una empresa tenga un convenio colectivo. Creo que la principal razón por la que el sindicato del metal está tan ansioso por conseguir un convenio colectivo con Tesla es el temor a que esta norma pueda debilitarse si las grandes empresas pueden mantenerse al margen de este sistema. El temor es que esto pueda empezar a deshacer el sistema, como ha ocurrido en gran medida en Alemania”, detalla.
El temor es que esto pueda empezar a deshacer el sistema, como ha ocurrido en gran medida en Alemania
Erik Sjödin, investigador de Instituto Sueco de Investigación Social, apunta otro motivo de que los sindicatos se hayan tomado tan en serio el convenio colectivo de los 120 mecánicos de Tesla. “Es principalmente porque Suecia carece de salario mínimo legal. Por tanto, los niveles salariales se garantizan mediante convenios colectivos”.
Los convenios, expone este experto, son la defensa de los trabajadores suecos ante la posibilidad de que una multinacional extranjera intente ganar una ventaja competitiva recortando salarios y condiciones de sus empleados. “Los sindicatos opinan que es a través de los convenios colectivos como se consigue una competencia leal entre empresas”, abunda Sjödin.
Ambos especialistas coinciden en que los convenios colectivos hacen de Suecia un país con muy pocas huelgas o protestas sindicales. Lo que está ocurriendo contra Tesla solo tiene un precedente, que data de 1995. Entonces fue la estadounidense Toys R Us la que se negó a firmar un convenio colectivo. El bloqueo nacional la obligó a rectificar.
“La persuasión no funcionará, ya que los sindicatos obreros han invertido mucha reputación en el conflicto. Así que a Tesla le espera un largo camino”, vaticina Calmfors.
Sin boicot comercial
La gran acción sindical contra Tesla en Suecia contrasta con la indiferencia de los consumidores. Por el momento, las ventas de sus vehículos no han caído. Algunos analistas apuntan a que esto se debe a la lista de espera que hay para conseguirlos.
“Supongo que a la mayoría de la gente le gustaría que Tesla aceptara un convenio colectivo. Pero supongo que los sentimientos no son tan fuertes, por lo que no esperaría un boicot generalizado de los consumidores, aunque con el tiempo puede haber efectos adversos en las ventas, señala Calmfors. ”Aunque los representantes de las asociaciones patronales suecas preferirían que Tesla llegara a un acuerdo colectivo âen parte porque quieren igualdad de condiciones en el paísâ, algunos han criticado a los sindicatos por sus acciones desproporcionadas“, recuerda.