El Gobierno de Israel llevaba meses amenazando con atacar la localidad de Rafah, en el extremo sur de Gaza y donde se refugiaron más de un millón de palestinos de otras zonas de la Franja. Este lunes, el Ejército anunció la evacuación forzada de los residentes del este de Rafah e intensificó sus bombardeos contra esa zona, obligando a los palestinos a huir de nuevo con sus pocas pertenencias y al grupo islamista Hamas a aceptar una propuesta de alto el fuego que los mediadores internacionales –Egipto, Qatar y Estados Unidos– pusieron sobre la mesa el pasado fin de semana.
El lunes por la noche, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) anunciaron que están atacando “objetivos terroristas de Hamas” en el este de Rafah, la misma zona de la que instaron a los palestinos a irse a primera hora del lunes. Los militares pidieron evacuar los barrios de Al Shuka, Al Salam, Al Janina, Taba Zaraa y Al Yarmouk, y dirigirse a la denominada “zona humanitaria” de Al Mawasi, situada al noroeste del núcleo urbano de Rafah, avisando a los civiles con panfletos lanzados desde el aire, mensajes de texto a sus móviles y anuncios a través de la radio, todo ello en árabe.
El llamado gabinete de guerra israelí, encabezado por el primer ministro, Benjamin Netanyahu, se reunió a última hora del lunes y decidió continuar “la operación” en Rafah que dio comienzo unas doce horas antes, a pesar de las presiones internacionales y los llamamientos a detener la ofensiva por parte de organismos y gobiernos de todo el mundo, incluido su principal aliado, Estados Unidos.
Aunque no haya detenido sus planes, el Gobierno israelí está dispuesto a seguir con las negociaciones para un alto el fuego con Hamas, después de que el grupo haya anunciado que aceptó una propuesta hecha por Egipto y Qatar. “A pesar de que la propuesta de Hamas está lejos de cumplir con los requisitos de Israel, Israel enviará una delegación de mediadores para agotar la posibilidad de alcanzar un acuerdo bajo condiciones aceptables”, dijo la Oficina del Primer Ministro en un comunicado a última hora del lunes.
Según un portavoz del Ejército israelí, Nadav Shoshani, en la zona que está siendo evacuada residen unas 100.000 personas, pero hace tiempo que Rafah acoge a muchos más aparte de sus habitantes. En la ciudad y los campamentos que surgieron a sus alrededores, junto a la frontera con Egipto, se hacinan actualmente cerca de un millón y medio de personas, mientras que antes del conflicto la localidad tenía unos 300.000 residentes. Miles de desplazados en Rafah empezaron este lunes a reunir sus enseres y a irse, unos en carros tirados por burro o a pie y, los más afortunados, en vehículos, tal y como relata la agencia Reuters. “Estuvo lloviendo fuerte y no sabemos adónde ir. Me preocupaba que este día podía llegar, ahora tengo que ver adónde puedo llevar a mi familia”, declaró Abu Raed a Reuters.
A la familia de Raed y a otras muchas Israel les dijo que se dirijan a la “zona humanitaria” de Al Mawasi, que fue ampliada para recibir a más desplazados y, según las FDI, recibirá también más asistencia humanitaria, desde tiendas de campaña a suministros esenciales –aunque, en todo este tiempo, la ayuda que llegó a Al Mawasi nunca cubrió las necesidades de los desplazados reubicados en esta área creada de la nada a orillas del Mediterráneo–. A partir de ahora, se extenderá hasta Deir al Balah, en el norte, y la ciudad de Jan Yunis, en el este, de donde se retiraron recientemente las tropas israelíes después de meses de combates calle a calle con los integrantes de Hamas y otros grupos armados palestinos.
Ni Al Mawasi, ni mucho menos Deir al Balah, son zonas seguras y no se libraron de ataques aéreos y de artillería israelíes. La propia localidad de Rafah, considerada la más segura de la Franja, fue blanco de bombardeos, que causaron destrucción y víctimas. Entre el domingo y el lunes, más de 20 personas murieron en varios ataques de la aviación israelí contra once viviendas de Rafah, según la agencia de noticias palestina Wafa, que asegura que entre los fallecidos hay ocho niños.
Desde Rafah, el médico palestino-boliviano Refaat Alathamna dijo a elDiario.es que los ataques se intensificaron el lunes por la mañana. Este anestesista trabaja en el hospital Europeo de Rafah y residía en Jan Yunis, antes de verse desplazado por la guerra a Rafah, al igual que gran parte de sus vecinos. Este lunes regresó a su ciudad para buscar un lugar donde reubicar a la familia, después de los avisos de evacuación de Israel. “Mis niños están ahora en una zona que aún no está amenazada” en Rafah, explicó a través de WhatsApp. “Mañana posiblemente los llevaré conmigo” a Jan Yunis, ciudad que quedó destruida después de la incursión terrestre israelí.
Hamas acepta la propuesta egipcia-qatarí
Unas doce horas después de que Israel emitiera las órdenes de evacuación, el líder político de Hamas en el exilio, Ismail Haniye, comunicó a Egipto y a Qatar que el grupo palestino aceptó su propuesta para un alto el fuego en Gaza, de la que se desconocen los detalles. Esa propuesta fue presentada a los representantes de Hamas el pasado fin de semana en El Cairo, cuando las dos partes parecían muy cerca de alcanzar un acuerdo de tregua. Pero las conversaciones quedaron suspendidas el domingo, después de que el ala militar de Hamas reivindicara un ataque con cohetes contra tropas israelíes desplegadas cerca del paso fronterizo de Kerem Shalom, entre Israel y Gaza.
Este lunes, el Ejército israelí elevó a cuatro los soldados muertos en ese ataque, uno de los peores que sufrieron los militares desde que comenzaron su ofensiva contra la Franja, que este martes cumple siete meses. Desde el pasado 7 de octubre, la guerra causó más de 34.700 víctimas mortales en Gaza, además de 78.000 heridos, según datos de las autoridades locales considerados válidos por la ONU.
El Gobierno gazatí, controlado por Hamas, denunció en un comunicado que Israel “inició engañosamente negociaciones de tregua sin abandonar la idea de una agresión amplia contra Rafah” y rechazó que las órdenes de evacuación emitidas este lunes estén relacionadas con el ataque “de la resistencia” del domingo contra Kerem Shalom. Es más, en su comunicado, defendió la “insistencia” de los negociadores palestinos para “garantizar el cese de la agresión como requisito básico para completar el acuerdo de intercambio” de los rehenes israelíes por presos palestinos.
Uno de los principales escollos para alcanzar un acuerdo fue la exigencia de Hamas de un alto el fuego definitivo y la retirada de las tropas de Gaza, y la negativa de Israel a aceptar esas condiciones. Mientras, familiares de algunos de los secuestrados en Gaza acusaron a Netanyahu en una carta citada por el periódico Haaretz de “torpedear un acuerdo” y de “abandonar a los rehenes a su muerte”. Los parientes de los rehenes estuvieron manifestándose en contra de la gestión del Gobierno y a favor de un acuerdo de intercambio, y también temen que una ofensiva contra Rafah condene a sus seres queridos a una muerte segura.
El mundo, alarmado ante una gran ofensiva
Las órdenes de evacuación forzosa de Rafah provocaron las condenas de los organismos internacionales y la preocupación de muchos gobiernos en todo el mundo ante la posibilidad cada vez más concreta de que Israel lance una gran operación militar contra la localidad que acoge a más de la mitad de los habitantes de Gaza.
La Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), que ofrece la mayor parte de la asistencia humanitaria en Gaza, anunció este lunes que no va a abandonar Rafah y que mantendrá su presencia “el mayor tiempo posible”, y que “seguirá proporcionando ayuda vital” a las personas que permanezcan allí. El jefe de la UNRWA, Philippe Lazzarini, lamentó que “una ofensiva militar israelí añadirá otra capa a una tragedia que ya es insoportable para la gente de Gaza” y “hará aún más difícil revertir la expansión de la hambruna fabricada por el hombre”. En el norte de Gaza, donde las autoridades locales calculan que quedan entre 600.000 y 700.000 personas, la población ya sufre una hambruna y ya ha muerto una treintena de niños por desnutrición y deshidratación.
La UNRWA advirtió además de las consecuencias “devastadoras” de una incursión militar en Rafah para los 1,4 millones de personas que se encuentran en esta localidad, incluidos unos 600.000 niños y niñas, según los datos del Fondo de la ONU para la Infancia. “UNICEF advierte de una nueva catástrofe para los niños y niñas, ya que las operaciones militares provocarán un número muy elevado de víctimas civiles y los pocos servicios básicos e infraestructuras que les quedan para sobrevivir quedarán totalmente destruidos”, alertó en un comunicado. La agencia agregó que muchos de esos pequeños ya “son muy vulnerables y están al límite de la supervivencia”.
“Rafah es ahora una ciudad de niños y niñas que no tienen ningún lugar seguro al que ir en Gaza. Si se inician operaciones militares a gran escala, los niños y las niñas no sólo estarán en peligro por la violencia, sino también por el caos y el pánico, y en un momento en que su estado físico y mental ya está debilitado”, dijo la directora de UNICEF, Catherine Russell.
El alto representante para la política exterior de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, afirmó en su cuenta de X que “Israel debe renunciar a una ofensiva terrestre” contra Rafah y agregó que la UE junto a la comunidad internacional “pueden y deben actuar para evitar este escenario”. El jefe de la diplomacia europea alertó que los desarrollos de este lunes hacen temer “lo peor: más guerra y hambruna”.
Desde la Casa Blanca, también están haciendo lo posible para detener un asalto a gran escala y el presidente Joe Biden habló este lunes con Netanyahu por teléfono y le trasladó su “posición clara sobre Rafah”, según un comunicado, que no detalla cuál es esa postura en estos momentos. Washington se opuso a una ofensiva contra la localidad y pidió reiteradamente a Israel retrasar su operación hasta que tuviera un plan factible para evacuar a los civiles refugiados allí. Representantes israelíes y estadounidenses se reunieron varias veces para abordar la cuestión, pero EEUU nunca dio luz verde a una ofensiva contra Rafah. El portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, afirmó que su Gobierno no apoya esa ofensiva “tal y como la ve actualmente Israel”.
Por su parte, Egipto llamó a “ejercer la máxima moderación y evitar una mayor escalada en este momento extremadamente delicado del proceso de negociaciones”, según un comunicado del Ministerio de Exteriores. El Gobierno advirtió además de “los peligros de una posible operación militar israelí” en Rafah, localidad situada al otro lado de la frontera egipcia con la Franja, que fue reforzada hace varios meses. La frontera de Gaza con Egipto es la única que no está controlada por Israel y ha sido la principal puerta de entrada de la ayuda humanitaria en los pasados seis meses de conflicto.
FC/CRM