Israel bombardeó esta madrugada la localidad de Yenín, en el norte de Cisjordania y uno de los bastiones de los milicianos palestinos, donde irrumpió posteriormente con centenares de tropas de tierra, en una operación militar a gran escala en la que murieron al menos ocho personas, tres de ellas menores de edad.
Un joven de 21 años murió por el ataque con misiles, lanzados por aviones del Ejército israelí contra su vivienda en el campamento de refugiados de Yenín, en la noche del domingo al lunes. De las ocho víctimas, tres son menores, y las demás tienen todas menos de 23 años, según los datos del Ministerio de Salud palestino, que ha cifrado en medio centenar los heridos, una decena de ellos, de gravedad.
La incursión israelí, bautizada “casa y jardín”, dio comienzo con el bombardeo y, a continuación, decenas de vehículos militares y de soldados irrumpieron en Yenín, principalmente en el campamento de refugiados, que es una barriada de la ciudad en la que residen unas 20.000 personas. Según la agencia de noticias palestina WAFA, las tropas israelíes cercaron el campamento, cortaron la carretera que lo une a la ciudad y prohibieron el paso a las ambulancias. La Media Luna Roja palestina dijo a la agencia que una de sus ambulancias no ha podido acceder a la zona para trasladar a una mujer embarazada.
La Autoridad Nacional Palestina, que gobierna la Cisjordania ocupada, ha calificado de “brutal agresión” la operación israelí de este lunes y el Ministerio de Exteriores de la ANP denunció los “crímenes israelíes contra civiles indefensos, incluidos ataques contra ambulancias, personal médico y centros de salud que privaron de primeros auxilios a los heridos, así como ataques contra mezquitas y viviendas”.
Mientras, la Presidencia palestina declaró en un comunicado que “lo que el Gobierno de ocupación israelí está haciendo en la ciudad de Yenín y su campamento es un nuevo crimen de guerra contra nuestro pueblo indefenso” y el presidente, Mahmud Abás, convocó una reunión de emergencia.
La televisión Al Araby denunció que uno de sus equipos fue blanco de disparos en Yenín, según su corresponsal Amid Shahada, que salió ileso, mientras que la cámara con la que estaba grabando fue dañada y el aparato para retransmitir en directo salió ardiendo.
Por su parte, Israel aseguró que sólo atacó “infraestructuras de los terroristas” en Yenín y negó haber bombardeado el llamado Teatro de la Libertad, una simbólica institución de esa localidad.
El portavoz de las Fuerzas de Defensa israelíes anunció a primera hora de la mañana en su cuenta de Twitter que están actuando contra “paraísos seguros” de los terroristas en Yenín, en concreto, en el campamento de refugiados, donde tuvieron como blanco un “centro de operaciones de los terroristas y de la Brigada de Yenín (que aglutina a todas las milicias de las facciones palestinas armadas) utilizado como centro avanzado de observación y reconocimiento, como almacén de armas y explosivos, y de coordinación y comunicación entre los terroristas”.
La operación, que inició alrededor de la 01:00 hora local, continúa en la tarde del lunes. Una veintena de sospechosos fueron detenidos por las tropas israelíes en ese campamento, controlado militarmente por la Brigada de Yenín, y donde Israel cree que se esconden unos 19 “terroristas” huidos de otras zonas de Cisjordania.
Este lunes, el Ejército informó que volvió a bombardear el campamento, “para eliminar la amenaza” en torno a una mezquita en el campamento de Yenín, donde se registraron duros enfrentamientos entre los soldados y los milicianos.
“En las últimas horas asestamos un duro golpe a las organizaciones terroristas en Yenín con logros operativos impresionantes”, afirmó el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, tras una evaluación de la situación a medio día en la que participó el primer ministro, Benjamín Netanyahu.
Israel explicó que con esta actuación busca “romper la dinámica de los terroristas”, cuya estrategia era “cometer ataques contra objetivos israelíes” y correr a refugiarse al campo. El periódico israelí Haaretz informó que la operación podría prolongarse y podría lograr sus objetivos en 48 horas, según fuentes de seguridad.
La operación a gran escala se produce después de que anoche Netanyahu reuniera a su gabinete de seguridad para discutir la situación en Cisjordania, y tras semanas de presión por parte de la ultraderecha y del movimiento colono para lanzar una campaña de envergadura sobre los “focos de terror”, identificados como Yenín y Nablus.
Escalada de la violencia en Yenín
En una incursión hace dos semanas en Yenín -que duró 9 horas y mató a siete palestinos- el Ejército de Israel usó por primera vez desde la Segunda Intifada helicópteros de combate; tres días después lanzó el primer ataque aéreo con dron sobre ese territorio desde 2006, en el que mató a tres milicianos palestinos que viajaban en un coche. Ese “asesinato selectivo” fue el primero registrado en Cisjordania en casi dos décadas, aunque Israel tiene un largo historial de este tipo de ataques en Gaza y otros lugares.
Entre ambos episodios, dos miembros de Hamás atacaron el asentamiento de Eli, en el norte de Cisjordania ocupada, en el que murieron cuatro colonos. También se produjeron agresiones colonas a aldeas palestinas, lo que elevó aún más la tensión en la zona y las voces partidarias, especialmente en la ultraderecha israelí, de una operación militar a gran escala en este territorio.
Cisjordania vive su mayor pico de violencia desde la Segunda Intifada (2000-2005) y, en lo que va de año, 146 palestinos murieron en el marco del conflicto, la mayoría milicianos en enfrentamientos armados con tropas israelíes, pero también civiles, incluidos 23 menores. En el lado israelí, murieron 25 personas, la mayoría colonos y cinco de ellos menores.
Además de las víctimas de Yenín, esta madrugada Israel mataron al palestino Mohamed Imad Hasanein, de 21 años, en Al Bireh, en el centro de Cisjordania, cerca de Ramala, en un incidente del que no trascendieron más detalles.