La secuencia de visitas de mandatarios europeos a China, que ocurren estos días, habla por sí sola. Primero estuvo el presidente del gobierno español Pedro Sánchez entre el 30 y 31 de marzo; y ahora es el turno del francés Emmanuel Macron, quien partió hoy rumbo a Beijing y se reunirá mañana con Xi Jinping. Las citas del presidente chino no terminan por allí: Lula da Silva viajará el lunes próximo. En todos los casos, sin excepción, hay tema clave: cómo detonar el proceso de paz entre Rusia y Ucrania, en una guerra devastadora que cumplió un año en febrero último. El jefe de Estado brasileño continuará con sus vuelos internacionales hasta fines de abril: tal como acaba de confirmar el Palacio del Planalto, estará en Lisboa entre el 20 y el 25, para luego desembarcar en Madrid, para un reunión con Sánchez, quién además será el próximo presidente de la Unión Europea.
Hubo otro periplo vinculado al “proceso de pacificación” que involucra a chinos, franceses, españoles y brasileños. Esta vez quien tomó el vuelo fue asesor especial de Lula da Silva en relaciones internacionales, Celso Amorim. El fin de semana fue recibido directamente por Vladimir Putin en Moscú.
En declaraciones al canal CNN Brasil, Amorim, ex canciller y actual asesor, destacó que aún es temprano para hablar de negociaciones “pero no me sorprendería que llegue antes de lo que pensamos”. En la entrevista reveló el papel que el gobierno brasileño espera cumplir en este frente bélico: “Podemos ser uno de los responsables por impulsar la paz y el diálogo entre el ucraniano Volodymyr Zelensky y el jefe del Kremlin”.
En ese encuentro, Amorim confirmó que tanto Lula como el ministro de Relaciones Exteriores Mauro Vieira se preparan para recibir a Serguei Lavrov, ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, el próximo 17 de abril. Esa cita debe ocurrir exactamente un semana después del encuentro entre Xi Jinping y el presidente brasileño. Después de salir de Moscú, Amorim hizo una escala en París donde se entrevistó con Emmanuel Bonne, también consejero diplomático. En la cita, ambos abordaron lo que parece ser la verdadera causa de los peregrinajes: el establecimiento de una mesa de negociaciones.
Tanto Francia como España y Brasil, les dan a estas giras por el este asiático un papel relevante para los respectivos mundos empresariales. En el caso brasileño, cerca de 200 empresarios permanecieron en Beijing para negociaciones de inversión, luego que Lula se vio obligado a postergar la cumbre con los chinos por causa de una enfermedad. Ahora le tocará al presidente firmar los acuerdos que efectivicen esos emprendimiento conjuntos, celebrados por industriales y hacendados.
Algo similar ocurre con Francia, cuya élite empresarial decidió acompañar a Macron en una muestra de gran interés de hacer negocios. En los medios brasileños se ha sugerido que Lula podría pedir a su colega chino el ingreso de Argentina en el grupo de los Brics. Pero todavía no hay nada confirmado.
EG