Los dos jefes de Estado y de gobierno argentinos más importantes del mundo coincidieron en la reunión del G-7. Pese a diferir en edad y profesión, a pesar de la diferente duración de sus mandatos, pese a que el ideario de economía popular y justicia social de uno sólo encuentra hostilidad en el otro, a Jorge Mario Bergoglio (87 años) y a Javier Milei (53 años) los une sin embargo un determinante sentimiento religioso de la vida humana. Guardadas las proporciones de escala, para los dos ha sido un triunfo y un debut salir en la foto de la Cumbre.
Un Papa y un Presidente debutan el mismo día
Desde que las siete mayores potencias industriales de Occidente comenzaron a reunirse formalmente desde 1975, nunca habían invitado a un Papa a una Cumbre anual. El Papa peronista es el primero en ser invitado.
La invitación fue decisión especial y deliberada de la premier post-fascista italiana, presidenta 2024 del G-7 y anfitriona de la reunión. Giorgia Meloni es católica practicante y conservadora en temas societales. Invitó a la máxima autoridad de su Iglesia a disertar sobre Inteligencia Artificial, uno de los asuntos tratados en esta cita. Liberal en economía, invitó al argentino primer presidente liberal libertario del mundo que es también conservador en asuntos de moralidad, pro Ucrania, pro EEUU, aunque más pro Israel que ella.
Simplemente Giorgia
El jueves el Pontífice romano pronunció la alocución humanista y anti-tecnocrática que se esperaba del líder religioso. La que esperaba Meloni, gran ganadora en las elecciones parlamentarias europeas del domingo, donde había presentado una candidatura testimonial como diputada por su partido Fratelli di Italia. Y se había hecho inscribir en la boleta con su solo nombre de pila: porque el pueblo la trata así, de 'Giorgia' nomás. Porque a ella le tienen confianza -asegura-. A ella el pueblo la tutea, no la trata de Usted, como al frío tecnócrata elitista Mario Draghi, su antecesor.
Giorgia es la única jefa de gobierno entre los 4 países europeos que integran el Grupo de los 7 que ganó en las elecciones de renovación del Parlamento de Bruselas celebradas el domingo. Y que no contempla, debilitada, la eventualidad de ser vencida pronto, como el norteamericano Biden y el británico Sunak. La derrota infligida por la ultra derecha de Marine Le Pen a Emmanuel Macron hizo que el presidente francés convocara elecciones para dentro de tres semanas. La ultraderecha alemana sacó más votos que el partido socialdemócrata del canciller Olaf Scholz. Y también el crecimiento de la derecha puede ser la clave de la derrota del conservador británicho Rishi Sunak en julio.
Giorgia aspiraba a que el documento final de esta Cumbre evitara el término aborto. Logró la elusión de la palabra que figuraba explícita en documentos anteriores. No logró que se omitiera el concepto, en un pasaje donde los 7 países más poderosos del mundo (menos China y Rusia) se comprometían a desarrollar y financiar campañas de salud sexual y reproductiva de las mujeres.
Javier, un campeón desparejo
Hasta esta oportunidad en la ciudad de Fasano, en la región meridional de Apulia, en el talón de la bota que la península italiana dibuja en el Mar Mediterráneo, Javier Milei era un ídolo mediático entre las formaciones marginalizadas y extremistas de la ultraderecha política europea y americana. Idolizado porque ganó elecciones que sus conmilitones (Jair Messias Bolsonaro en Brasil o Santiago Abascal en España) perdían.
Delante de los gobernantes de los siete estados más poderosos del capitalismo occidental (Japón es Occidente), era un presidente que había ganado elecciones, que retenía popularidad, y que por primera vez, con la accidentada votación en el Congreso de la disminuida ley Bases en un telón de fondo lejano pero presente, se veía a sí mismo y podía pretender a ser visto como un Ejecutivo funcional.
Las transparencias de Kristalina
Más acá de las reconvenciones que recibió in situ de técnicos del FMI, que lo apuran a levantar el cepo cambiario, el encuentro bilateral con Kristalina Georgieva, persona también de firmes convicciones religiosas –fiel devota de la Iglesia Ortodoxa Búlgara desde antes de la Caída del Muro-, tenía el sabor y la fotogenia de la victoria que seguía al acuerdo confirmado por 800 millones de dólares de necesidad y urgencia.
Milei, acaso inocente del juego de palabras, elogió a Kristalina Georgieva insistiendo en su “hipertransparencia” y ella correspondió insistiendo en “el amor por la economía” que los une más que el espanto de la deuda fugada hacia delante.
Para el doctor Alberto nadie mejor que el operario Lula
El gran ausente en la mesa y la foto de las superpotencias es la segunda economía del planeta.La República Popular China, que in extremis había decidido refinanciar los pagos de la deuda argentina de 5.000 millones de dólares. Este swap bancario en yuanes había sido negociado en Beijing para auxiliar al gobierno de Alberto Fernández. Negociador personal del ex presidente que antes de serlo lo visitaba en la cárcel donde lo había encerrado el lawfare del Lava Jato fue el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, que saludó fugaz a Bergoglio y mantuvo distancia con Milei.
Una propuesta de ley que avalan aliados del PT en el Congreso federal y que iguala el aborto con el homicidio en embarazos interrumpidos después de la semana 22 es el debate de la política del día en Brasilia. Creyente católico, Lula prefiere que unas fotos italianas lesionen la imagen de su ecuanimidad.
Para un comunista no hay nada mejor que otro librecambista
Ausente en la Cumbre, el presidente Xi Jinping lo quiere a Milei presente en China para rubricar el acuerdo. El argentino se pronunció sin matices sobre el sistema político chino continental de partido único y contra ese partido, el Comunista. Algunos activistas de la oficialista La Libertad Avanza (LLA) habrían cruzado la línea roja de darle estatus nacional a Taiwan, la isla que Beijing reclama como ‘provincia rebelde’. De todas las grandes economías exportadoras, empero, ninguna es tan virulenta y decidida como China en su defensa del libre comercio.
En contraste con los EEUU de Joe Biden (o de Donald Trump) y con la Unión Europea (UE), que mientras el G-7 estaba reunido votó nuevos y más altos aranceles para la importación de autos eléctricos chinos. Es decir, con ninguna conducción económica tiene Milei tanta afinidad doctrinaria como con los guías del Partido Comunista a quienes deberá visitar en su domicilio mucho antes de lo previsto, apremiado por la deuda.
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