“Rojos no”, “violadores”, “asesinos” o “cobardes” son algunos de los mensajes que aparecieron recientemente sobre el último mural de la serie Brigadistes de Roc BlackBlock en Barcelona. La obra vandalizada, El pas de les Brigades Internacionals per Barcelona, reproduce las imágenes capturadas por el reportero Henry Buckley sobre los combatientes que desde distintas partes del mundo acudieron a apoyar al ejército republicano en la Guerra Civil española.
El mural, ubicado en el passeig de la Circumval·lació, fue inaugurado el pasado 14 de junio en un ejercicio de memoria histórica junto al instituto Quatre Cantons del barrio del Poblenou. Es uno de los más especiales, pero uno más en la larga lista de obras dedicadas a esta temática que el artista Roc BlackBlock ha plasmado a lo largo de los últimos años en edificios de toda Catalunya. “Para mí es imprescindible que el arte rescate las narrativas de la memoria popular y comunitaria, especialmente las que han sido invisibilizadas por los grandes relatos de la historia”, defiende.
Nacido en Barcelona en 1975, y tras una trayectoria como activista social y grafitero, Roc BlackBlock emprendió en 2020 el proyecto Murs de Bitàcora con el objetivo de ilustrar la historia reciente en las calles de pueblos y ciudades. Hoy su iniciativa acumula más de medio centenar de obras. Desde los Brigadistas Internacionales hasta familias campesinas y desde el barraquismo que proliferó en la capital catalana hasta un homenaje a la militante antifascista Neus Català.
A lo largo de su carrera, Roc BlackBlock ha recibido numerosos encargos tanto por parte de centros sociales como de administraciones públicas catalanas, con el fin de reproducir gráficamente diferentes proyectos participativos y de compromiso social. Su obra ha trascendido las fronteras españolas y también puede encontrarse en países como Portugal, Francia, Chile, Argentina, Cuba o China.
El artista relata que fue su aproximación a la técnica del stencil art, enfocada en la estampación de fotografías de archivo, la que propició el interés memorístico de ‘Murs de Bitàcola’. Uno de los ejemplos más ilustrativos de su inspiración en la fotografía documental es el mural ‘La memòria de la perifèria’ (2021) del Ateneo Popular de Nou Barris de Barcelona, en el que aparece una familia preparándose para acudir a una de las muchas manifestaciones que se hicieron en los 70 para reclamar viviendas dignas para los habitantes de las barracas de Santa Engràcia, la actual plaza Àngel Pestaña de Barcelona.
“Como artista quiero participar en el proceso de recuperación de la memoria y la identidad comunitaria del lugar donde pinto, intercambiando experiencias y opiniones con sus residentes”, expresa.
En lo que lleva con Murs de Bitàcora, el ‘grafitero’ asegura que ha constatado que los murales dedicados a la memoria popular se erigen como elementos de cohesión social y pedagógica. Para Roc Blackblock, las calles de la capital catalana cuentan con un legado histórico vastísimo y albergan historias épicas que fueron protagonizadas por los vecinos y las vecinas de sus barrios.
Desde esta perspectiva, rememora con orgullo Amb les nostres mans (2019), una gran pintura que muestra a una familia construyendo su hogar con sus propias manos. “El mural queda en un segundo plano anecdótico cuando consigues tocar la fibra sensible de la gente y revivir la transmisión de un suceso histórico así”, detalla. El artista compuso esta pieza para culminar el trabajo memorístico y antropológico coordinado por el Observatori de la Vida Quotidiana de Barcelona (OVQ), que explica la historia de un barrio que fue construido ladrillo a ladrillo, por parte de las mismas familias que fueron a vivir a la Teixonera a finales de los años 50 del siglo XX.
La vandalización sobre los murales de Roc BlackBlock
El pas de les Brigades Internacionals per Barcelona, el mural en el passeig de la Circumval·lació, apareció destrozado con proclamas ultras el pasado 2 de julio, dos semanas después de su inauguración. La recreación de esta pintura junto al alumnado de cuarto de ESO del centro explica el artista, permitió desarrollar un proceso de documentación e indagación sobre el episodio histórico con los adolescentes.
“Pese a la vandalización, el trabajo didáctico realizado con el estudiantado ya es de valor incalculable”, alega el artista, que se muestra motivado para volver a repetir actividades como esa en el ámbito educativo.
El artista explica por qué no quiere reparar el mural dañado con “mensajes de odio”. Hacerlo, argumenta, “sería un acto performativo no preparado” que “taparía” la situación política actual y el hecho de que existan actos vandálicos ultras, que se han repetido en otros espacios de memoria como la placa frente a la comisaría de Via Laietana.
“Con este ataque, el proyecto cobra más sentido y muestra lo necesario que es seguir defendiendo una cultura antifascista”, añade el artista urbano, que considera que los autores de las pintadas “han generado el efecto Streisand”, según el cual el intento de censura acaba teniendo el efecto contrario al deseado: dar mayor visibilidad a la obra atacada.
Algo parecido le ocurrió en febrero del 2021, con motivo de la campaña de apoyo al rapero Pablo Hasel, —encarcelado por los delitos de injurias a la Corona y a las instituciones de Estado y de enaltecimiento del terrorismo—. Los servicios de limpieza del Ayuntamiento de Barcelona eliminaron en el Parc de les Tres Xemeneies un grafiti suyo en el que aparecía el rey emérito Juan Carlos I con un cartel en la frente donde ponía ‘ladrón’. “El acto de censura era más ilegal que el acto de pintarlo, porque era un espacio municipal habilitado para ello y no se estaba proclamando ningún discurso de odio”, sentencia el muralista, refiriéndose al contexto de polémica institucional propiciado en el momento.
Ante la controversia producida por la censura, además en plena campaña electoral al Parlament de Catalunya, el consistorio sufragó la restauración. Asimismo, los artistas implicados, incluido Roc Blackbloc, no quisieron que fuera “instrumentalizada” entre los distintos fines políticos y optaron por dejar la reconstrucción el mural para después de las elecciones.
“Queríamos centrar los esfuerzos del mural en positivo, ya que desde la política y los medios de comunicación se nos presta más atención cuando una obra se vandaliza, y me da la sensación de que así estamos actuando como altavoz de la ultraderecha”, puntualiza. En este sentido, el ‘grafitero’ rememora que la segunda versión del mural, 'Spain is a fascist state', volvió a ser destruida poco después por un grupo reaccionario de extrema derecha.
La censura política en el mundo de la cultura
Al artista urbano le preocupa el auge de la extrema derecha y su entrada en las instituciones, ya que acostumbra a trabajar con la financiación de entidades públicas para desempeñar unas obras de memoria histórica y popular. “Si no recibo suficientes encargos, volveré a la autogestión y a los espacios de resistencia de los cuales provengo”, reconoce Roc Blackblock, quien recuerda también la censura que los gobiernos de ayuntamientos del PP y Vox han acometido sobre diferentes propuestas culturales esta última semana.
Para él es importante que su obra no se interprete vaciada de contenido, desde un plano únicamente estético. “Mi trabajo cobra sentido cuando soy un actor más en la toma de conciencia antifascista de nuestro pasado y presente histórico: quiero hablar de movimientos sociales, represión, migraciones, exilios, cultura y tradición popular”, expone el artista, y por eso lamenta que, normalmente, los organismos públicos prefieran encargarle la representación de temas “más costumbristas” y “amables” con todos los gustos.