Pedro Sánchez volverá a ser presidente el jueves si no hay sorpresas de última hora. El secretario general del Partido Socialista se someterá de nuevo a la confianza del Parlamento después de haber conseguido salvar una mayoría en las generales cuando todas las encuestas daban por segura la victoria de la derecha. Y después de una ardua negociación con los partidos independentistas catalanes para una ley de amnistía que trata de poner fin al procés. La inminencia de un nuevo gobierno progresista levantó a la derecha y a la extrema derecha en las calles y esas protestas llegarán este miércoles a las puertas del Congreso, ya blindado con un fuerte dispositivo policial.
Solo hay un precedente de un despliegue para una investidura como el que protegerá el Parlamento durante los próximos días. En octubre de 2016, era la izquierda la que salía a las calles a protestar contra las políticas de recortes del Gobierno del PP. La Delegación de Gobierno autorizó una manifestación de ‘Rodea el Congreso’ precisamente el día del debate de investidura de Mariano Rajoy, que salió adelante gracias a la abstención de los diputados del PSOE. Esa decisión se gestó tras una rebelión interna en el partido que acabó con la dimisión del líder que este miércoles se somete a su cuarta investidura. Antes, derrotó a Rajoy en una inusitada moción de censura y lideró el primer gobierno de coalición de la historia que ahora aspira a revalidar.
Este miércoles, a diferencia de hace siete años es la extrema derecha la que amenaza con llenar los alrededores del Congreso para protestar contra el nuevo Gobierno. Tanto Vox como numerosos agitadores ultras y algunos dirigentes del PP alientan desde hace días protestas frente a las sedes del PSOE. Muchas de ellas han acabado con fuertes disturbios, quema de contenedores y cargas policiales. Aunque el motivo de las manifestaciones es protestar contra la ley de amnistía por los delitos del procés, en las convocatorias de los últimos días muchos de los asistentes han terminado coreando himnos falangistas y agitando banderas preconstitucionales.
Por eso y ante la previsión de que esas marchas rodeen el miércoles y el jueves la Cámara Baja, la Delegación del Gobierno previó un fuerte despliegue de más de 1.600 agentes antidisturbios, un dispositivo similar al de partidos de fútbol de riesgo con presencia de ultras. En el debate de investidura de 2016, la Policía colocó a un millar de agentes de la UIP. Para este miércoles, la Policía también limitó el acceso a la Cámara: la entrada por la Plaza de las Cortes permanecerá cerrada. El Congreso difundió una circular a los funcionarios para detallar las restricciones durante las jornadas del debate.
La agitación de las calles, alentada por Vox, pero también por el Partido Popular, fue avanzando a medida que Sánchez consiguió atar los apoyos para su investidura, que ha llegado a caminar sobre el alambre en varios momentos en las últimas semanas. Los socialistas amarraron en estos tres meses el apoyo de 179 diputados: Sumar, Junts, Esquerra Republicana, EH Bildu, el PNV, el BNG y a última hora Coalición Canaria comprometieron su apoyo para la votación del jueves. Si todo va según lo previsto, el líder del PSOE saldrá elegido con más apoyos que Felipe González en 1989, José Luis Rodríguez Zapatero en 2008, o Rajoy en 2016.
El candidato intervendrá a partir de las 12 del mediodía sin límite de tiempo. En su discurso, según las fuentes consultadas Sánchez se esforzará en explicar los acuerdos a los que llegó con las distintas fuerzas que conformarán el nuevo bloque de investidura, especialmente el pacto para la ley de amnistía con ERC y Junts, para evidenciar, explican fuentes del equipo del presidente, que no tiene nada que ocultar de esos acuerdos.
Sánchez transmitirá desde la tribuna su plan para un Gobierno de cuatro años, una legislatura de “estabilidad” como la anterior, en la que, recuerdan esas mismas fuentes, se aprobaron tres presupuestos y más de 200 leyes, con un índice de cumplimiento de los pactos comprometidos superior al 85% según las cuentas del propio Ejecutivo. Será un discurso “muy político” en el que expondrá su idea de una coalición, esta vez con Sumar, que ofrezca “cuatro años más de ampliación de derechos”.
El presidente aprovechará también para confrontar con Alberto Núñez Feijóo y para comparar su investidura “real” con la derrota que el líder del Partido Popular protagonizó hace apenas un mes. Entonces, el candidato salió derrotado al ser incapaz de reunir más apoyos que los de la extrema derecha de Vox, el de Unión del Pueblo Navarro y el de Coalición Canaria, única fuerza que alcanzó pactos a ambos lados del arco parlamentario para esta investidura.
Después de Sánchez, previsiblemente ya después del almuerzo, intervendrán los portavoces de los grupos por orden de mayor a menor representación parlamentaria. Primero el Partido Popular, luego Vox, Sumar, Junts, Esquerra Republicana, EH Bildu y el Partido Nacionalista Vasco y por último los integrantes del grupo mixto UPN, CC y el Bloque Nacionalista Galego.
En el caso de Sumar, la encargada de defender la posición del grupo será Yolanda Díaz, que no delegará la réplica en su portavoz, Marta Lois, como hizo durante el debate de investidura de Feijóo, ni tampoco repartirá minutos entre ninguno de los portavoces de los diferentes partidos que integran la coalición electoral.
De hecho, los únicos votos que Sánchez todavía no tiene asegurados al cien por cien son los de uno de esos partidos. Podemos sometió su decisión para esta investidura a las bases del partido, que están votando desde el sábado y pueden hacerlo hasta las 22.00 de este martes sobre si dar el ‘sí’ o no al candidato socialista. Aunque la secretaria general de la formación, Ione Belarra, pidió a su militancia un voto afirmativo, las pocas probabilidades de que vuelvan a entrar en el Gobierno y el distanciamiento del partido con Sumar elevaron el temor entre algunos miembros de la coalición a que el porcentaje de ‘noes’ sea elevado.
En cualquier caso, la consulta está formulada para abrir la puerta a que los diputados de Podemos decidan abstenerse si el resultado es contrario a apoyar a Sánchez. En ese caso, la investidura del candidato socialista saldría adelante en una segunda votación que se celebraría el sábado, previsiblemente con 174 votos a favor y 171 en contra.
Todo el mundo cuenta no obstante con que no haya sorpresas de este tipo y Sánchez sea elegido por mayoría absoluta el mismo jueves, sin necesidad de acudir a una segunda votación. El líder socialista logrará así un objetivo que hace apenas unos meses parecía imposible, cuando la derrota de su partido en las municipales y autonómicas lo llevó a adelantar unas elecciones que según la mayoría de las encuestas daban por descontado un gobierno de las derecha.