Mientras Joe Biden sigue sin presentar su candidatura, ya aparecieron dos aspirantes a sucederle en las primarias demócratas de 2024. El último de ellos, Robert F. Kennedy Jr., tiene un apellido que suena familiar en los jardines de la Casa Blanca. A sus 69 años, es el último miembro de una dinastía acostumbrada a los finales trágicos: su tío, el presidente John F. Kennedy, fue asesinado en su tercer año de mandato (1963); y su padre, el fiscal general Robert F. Kennedy, que también fue candidato presidencial, también fue víctima de un crimen cinco años después.
Su abogado, John E. Sullivan, presentó este jueves el papeleo necesario ante la Comisión Federal de Elecciones, que lo acredita como segundo candidato demócrata a la nominación presidencial. El mes pasado, hizo lo propio la escritora Marianne Williamson, una gurú de la autoayuda, que ya intentó en 2020 disputarle a Biden las primarias, pero se cayó de la carrera antes de tiempo por falta de apoyos.
Bobby Kennedy Jr. es un abogado ambientalista que, además de ser conocido por su linaje, es un famoso activista antivacunas. De hecho, llegó a promover afirmaciones que vinculan las vacunas con el autismo y es el fundador de la organización antivacunas Children's Health Defense. Una postura que no le llegó a partir del coronavirus, sino que defiende desde hace décadas, y que usó para criticar la gestión de la pandemia por parte del gobierno federal.
El año pasado, realizó un controvertido discurso en una de las mayores manifestaciones antivacunas realizadas en Washington, en el que invocó a la Alemania nazi: “Al menos en la Alemania de Hitler, podías cruzar los Alpes rumbo Suiza o esconderte en el ático como hizo Ana Frank”. Un año antes, Instagram le eliminó la cuenta por “compartir repetidamente afirmaciones desacreditadas sobre el coronavirus o las vacunas”.
Un año antes de la COVID, tres de sus familiares -la hermana, Kathleen Kennedy; el hermano, Joseph P. Kennedy; y su sobrina, Maeve Kennedy- denunciaron que Bobby estaba siendo “parte de una campaña de desinformación que está teniendo consecuencias desgarradoras y mortales”. Lo hicieron en un artículo en la revista de Politico, en el que también argumentaron que “es uno de los grandes defensores del medio ambiente” y destacaron “su incansable activismo contra las multinacionales que contaminaron nuestras aguas y puesto en peligro a las familias”. “Sin embargo, está equivocado con las vacunas”, sentenciaban.
Promete poner fin a la “fusión corrupta entre el Estado y el poder corporativo”
El mes pasado, Kennedy Jr. anunció en un tuit que estaba considerando presentarse a las primarias. “Si parece que puedo recaudar el dinero y movilizar a suficientes personas para ganar, me uniré a la carrera”, dijo, explicando que su “principal prioridad” sería poner fin a “la fusión corrupta entre el estado y el poder corporativo que arruinó nuestra economía, destrozó a la clase media, contaminó nuestros paisajes y aguas, envenenó a nuestros niños y despojó de nuestros valores y libertades”.
En su desempeño como abogado ambientalista, Kennedy Kr. trabajó con una organización ecologista, Riverkeeper, que dirigió la limpieza y protección del río Hudson. Fue abogado senior entre 1986 y 2017 en el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales y es cofundador de una firma de abogados, la Clínica de Litigios Ambientales, con la que procesó a numerosos gobiernos y empresas por contaminar Long Island Sound, así como el río Hudson y sus afluentes. En 2010, ganó una demanda a ExxonMobil -una de las petroleras más contaminantes del mundo-, que quedó obligada a limpiar decenas de millones de barriles de petróleo filtrados en Newtown Creek (Nueva York).
Además de sus difuntos padre y tío, también estuvieron en política su hermana Kathleen (vicegobernadora de Maryland de 1995 a 2003), sus hermanos Joseph (congresista de Massachusetts de 1987 a 1999) y Chris Kennedy (candidato fallido a gobernador de Illinois en 2018), y su sobrino Joe Kennedy III (excongresista de Massachusetts).
El segundo candidato demócrata llega para animar unas primarias que, a diferencia de las republicanas, hasta ahora fueron un absoluto desierto mediático. Se espera que Biden anuncie su candidatura para un segundo mandato en las próximas semanas, pues ya aventuró en una rueda de prensa que tomaría la decisión “en primavera”. Muchos dentro y fuera de su partido creen que es demasiado mayor para dar el paso (el 68% de los votantes estadounidenses, según una reciente encuesta de YouGov), pero sigue sin tener alternativas firmes y con capacidad de convencer a la mayoría del electorado.
En el Partido Republicano, en cambio, la lista de contendientes es mucho más alargada. Lidera las encuestas el expresidente Donald Trump, que tras su imputación incrementó sus perspectivas, aunque también hay otros tres candidatos oficiales: la exembajadora ante la ONU Nikki Haley, el empresario Vivek Ramaswamy y el exgobernador de Arkansas Asa Hutchinson. Aunque ninguno de ellos parece que vaya a disputarle el puesto a Trump, sí podría hacerlo una emergente figura política ultraderechista, el gobernador de Florida Ron DeSantis, quien todavía no ha anunciado su candidatura, a pesar de que es un secreto a voces.