Mujeres desafían el regreso de la “policía de la moral” en Irán: “No nos queda más opción que luchar”

Deepa Parent

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El regreso de la temida Gasht-e-Irshad (“policía de la moral” iraní) fue recibido con consternación, pero las activistas que hablaron con el periódico The Guardian afirman que no van a dejar de salir a la calle.

Un portavoz de la policía confirmó la semana pasada que vuelven a patrullar las calles para ocuparse de las mujeres que “ignoran la imposición del hiyab e insisten en desobedecer las normas”. El anuncio se produjo dos meses antes del aniversario de la muerte bajo custodia, en septiembre de 2022, de Mahsa Amini, una joven de 22 años que fue detenida porque supuestamente no llevaba correctamente el pañuelo islámico. Su muerte mientras estaba bajo custodia provocó la mayor oleada de disturbios populares en años en el país.

The Guardian ha hablado con mujeres que participaron en las protestas que se extendieron por todo el país tras la muerte de Amini, y que han confirmado que ya han visto cómo la policía acosa a chicas en la calle por no llevar el hiyab.

“El anuncio de que se ha reinstaurado la 'policía de la moral' me ha dejado indiferente. Los medios de comunicación occidentales insisten en decirnos a los iraníes que Gasht-e-Irshad ha sido abolida, pero no conozco a ningún amigo iraní que se lo haya creído”, asegura una joven de 22 años de la ciudad de Rasht, en el noroeste de Irán.

“[La policía de la moral] nunca se ha ido y se despliega como personal de seguridad en las universidades o como civiles en lugares públicos. Lo que el mundo ve es solo la punta del iceberg de lo que ocurre aquí. Aunque todo parece normal para los que no se preocupan por nosotras las mujeres, si te fijas, están por todas partes”, cuenta la joven. “Yo he llevado el pañuelo toda mi vida, por elección, y mi hermana no. Yo siempre lo he llevado a media cabeza. Mataron a Mahsa por mostrar menos cabello que yo y sé que con este anuncio oficial ahora les han dado vía libre para volverse más violentos”, dice.

“No van a doblegarnos”

En los últimos meses, muchas mujeres y niñas iraníes han publicado en las redes sociales fotografías y vídeos de sí mismas desafiando la ley del velo obligatorio. “Decenas de estudiantes no murieron para que un año después volvamos a estar como antes de septiembre de 2022”, afirma una estudiante universitaria de Teherán. “Tanto si el régimen quiere aceptarlo como si no, volveremos a salir a la calle y no habrá vuelta atrás. Ya estamos preparando grandes protestas para el primer aniversario de la muerte de Mahsa. Habrá más detenciones o cosas peores. Son tácticas de miedo y no van a doblegarnos”, sostiene.

“La policía de la moral me acosó incluso antes de que empezaran las protestas. Las fuerzas de seguridad me dispararon con una pistola de pintura en la cabeza. No les tengo miedo. Si nos asustamos y nos echamos atrás, ¿qué quedará de los sacrificios de los manifestantes que perdieron la vida y sus familias? Estoy dispuesta a seguir luchando”, dice la universitaria.

Entre las víctimas mortales de las protestas posteriores a la muerte de Amini se encuentra Minoo Majidi, una madre de 62 años a la que dispararon 167 perdigones. Según la información disponible, antes de ir a las manifestaciones de Kermanshah, dijo a su familia: “Si no salgo yo a protestar, ¿quién lo hará?”. Su hija, Mahsa Piraei, afirma que su madre siempre había defendido los derechos y libertades de las mujeres.

“Con la intensificación de las represiones, las detenciones y el acoso bajo el pretexto de la ley sobre el hiyab, la República Islámica envía un mensaje al pueblo iraní: 'Vamos a golpear y a matar, y si alguien protesta, también lo mataremos', igual que mataron a mi madre. Este círculo continuará mientras este régimen siga en el poder, ya que sus cimientos se basan en la violencia y el crimen”, explica Piraei.

Acoso y detenciones violentas

Aunque la policía de la moral existe desde la revolución islámica de 1979, la forma actual, la llamada patrulla de orientación, se creó como brazo de la policía en 2005. Desde entonces, ha hecho cumplir las estrictas leyes sobre el hiyab con detenciones violentas.

En 2014, Masih Alinejad, periodista y activista iraní, lanzó My Stealthy Freedom (mi libertad sigilosa), un movimiento de protesta en Internet que insta a las mujeres a compartir fotos de sí mismas sin hiyab. Alinejad sigue recibiendo imágenes y vídeos de mujeres y niñas iraníes desafiantes.

“La batalla por el hiyab se ha convertido en un poderoso grito de guerra contra el régimen de apartheid de género en Irán y en una señal de cambio de régimen”, afirma Alinejad que añade que, tras la muerte de Amini, las manifestaciones se convirtieron rápidamente en llamamientos al derrocamiento del régimen clerical iraní.

“Las mujeres quemaban sus pañuelos, se cortaban el pelo y quemaban furgonetas de la policía de la moral. Estas mujeres se convirtieron en la pesadilla de todo el régimen y es por este motivo que en el primer aniversario de la muerte de la joven, el gobierno intenta retomar las leyes sobre el hiyab para evitar otro levantamiento. Son conscientes de que la próxima oleada de la revolución liderada por mujeres en Irán será mucho más fuerte”, asegura Alinejad.

Las estudiantes universitarias han sufrido acoso, suspensiones y expulsiones por negarse a llevar hiyab. La noticia de que la policía de la moral vuelve a patrullar las calles ha generado más ansiedad.

“Estas noticias me dejan helada y aturdida”, dice una estudiante universitaria de una ciudad del noreste de Irán. “Los acontecimientos del año pasado se están repitiendo, aunque mi vida es la misma. Incluso las cosas sencillas se han convertido en inalcanzables. Con este calor de 38 grados, ¿esperan que salgamos a la calle con chador?”, se pregunta. Según la estudiante, la medida de reinstaurar la policía de la moral sólo pretende provocar que las mujeres salgan a protestar para que las detengan como advertencia a las demás.

Una mujer de Teherán explica que la policía de la moral ha estado anotando las matrículas de los coches de las mujeres vistas sin hiyab. “Nos han hecho fotos a mis amigas y a mí cuando hemos salido sin pañuelo. Me temo que ya han recabado suficientes datos para perseguirnos, una por una”, afirma.

“Hace poco tuve una discusión con uno de ellos a la salida de un juzgado. Los agentes exigen con dureza a las mujeresa que llevemos el hiyab y, cuando nos negamos, nos hacen fotos, vídeos y nos quitan el carné de identidad. Luego nos citan en el juzgado. Sigo saliendo sin hiyab a pesar de la medida del gobierno, porque somos muchas mujeres las que hemos decidido desafiar la ley y luchar”, asegura la mujer.

“Si les mostramos que tenemos miedo, su comportamiento será peor y torturarán a más personas de mi pueblo. Como mujer iraní, creo que no hay otra opción que luchar. La policía de la moral no nos da miedo”, advierte.

Traducción de Emma Reverter.