Kamala Harris-Tim Walz. Con este ticket ya oficializado por su cúpula, el partido demócrata aspira a derrotar en las elecciones del 5 de noviembre al binomio rival de los republicanos Donald Trump y J.D. Vance. Desde la renuncia del presidente y precandidato presidencial Joe Biden a la candidatura partidaria ganada a lo largo de las elecciones primarias de este año en 50 estados, hay más y más voces que creen que un triunfo demócrata en las presidenciales ya no es imposible.
El abandono de la carrera electoral de un candidato de 81 años, cuatro años presidente y antes ochos años vicepresidente de Barack Obama, operó sin violencia un recambio generacional violento. Una victoria de la actual vicepresidenta y candidata presidencial Kamala Harris y del actual gobernador del norteño estado de Minnesota y flamante candidato vicepresidencial permitiría retener por un nuevo mandato la Casa Blanca que Biden habita desde enero de 2021. Por primera vez, los sondeos de intención de voto, en las últimas dos semanas, han invertido las posiciones de los porcentajes entre contrincantes demócratas y republicanos, y sus números muestran al oficialismo gozando de esa leve ventaja de las preferencias que hasta ahora había favorecido sin deslealtad o cansancio al opositor Donald Trump.
El factor Barack Obama
El nombre de Tim Walz como compañero VP en la fórmula presidencial le fue sugerido a Harris por su correligionario Barack Obama. El primer presidente negro en la Casa Blanca sigue siendo una referencia viva y eficaz en la política de EE.UU. y en la conducción del partido demócrata. Su esposa Michelle es una de las figuras más populares del país según las encuestas de opinión pública, y sigue siendo mencionada una y otra vez como tentadora precandidata presidencial para los demócratas. Obama aplaudió con abierta admiración, y antes incentivó no sin visible delicadeza, la renuncia a la candidatura presidencial de un Biden fatalmente herido desde su catastrófica performance en el debate con Trump del 27 de junio. Fue después uno de los primeros, si no el primero, en expresar su completo apoyo a la vicepresidenta Harris como candidata.
El primer presidente de color hace campaña por quien puede ser la primera mujer, y además mujer de color, en la Casa Blanca. En las primarias demócratas de 2008 el senador por Illinois y precandidato presidencial Obama había derrotado a la ex primera dama, senadora por New York y precandidata presidencial Hillary Clinton. Que en enero de 2009 asumiera en Washington el primer presidente afroamericano significó que ni antes ni desde entonces haya presidido EE.UU. una mujer. Obama nombró a Hillary su Secretaria de Estado, y después de sus dos presidencias en el poder, impulsó su candidatura para enfrentar a Donald Trump en noviembre de 2016. El candidato republicano venció, y Obama había desairado a su vicepresidente, Joe Biden, que había aspirado, después de ocho años al lado del presidente, ser él el candidato y contar con su apoyo para competir por ser su sucesor.
Lógicas y apuestas electorales demócratas en blanco y negro (y azul)
Por detrás de la sugerencia de Obama a Harris para elegir a Walz como vicepresidente en la fórmula electoral demócrata se ha visto la misma lógica que guió al expresidente cuando eligió a Biden como compañero de la suya propia. La fórmula demócrata Obama-Biden ganó las elecciones en 2008 y la reelección en 2012.
Biden es un candidato blanco, católico, de familia numerosa, de larga carrera política y breve carrera y méritos académicos, de más edad que Obama. Conecta con la clase de trabajadores (y hoy de desempleados) sin educación superior o sin educación media, obreros blue-collar (por el overol azul del uniforme en las fábricas), agricultores red-neck (con el cuello rojo por el sol al aire libre). Con las familias numerosas que asisten a servicios religiosos. Con el campo más que con la ciudad. Es decir, con el voto rural. En EE.UU. el voto rural es hoy mayoritariamente republicano y el demócrata es mayoritariamente urbano. El voto suburbano es indeciso, y decisivo.
Péndulos políticos del voto del Oeste Medio oxidado y de los montes Apalaches
En aquellos estados como Michigan, Wisconsin o Pensilvania donde el voto permanece indeciso, en septiembre se concentran las campañas de Trump y ahora de Harris. Trump eligió como vicepresidente a J.D.Vance, católico y senador por Ohio, otro de los tradicionales swinging states, estados péndulo. Están situados en el Midwest, el Medio Oeste, la región industrial y minera más afectada por el cierre de industrias locales o el traslado de fábricas y centros de producción manufacturera fuera del país como efecto de la globalización y de la libertad del comercio neoliberales. O, en los Apalaches, donde la minería del carbón se ve sustituida o interrumpida en la busca de fuentes de energía verde, un compromiso ecológico de la administración demócrata. Esta cadena de montes del Este de EE.UU., que atraviesa estados como West Virginia o Kentucky. Allí se crió Vance, el VP de Trump, y donde transcurre su libro de memorias Hillbilly Elegy, que fue un best-seller nacional y que fue adaptado también con éxito al cine.
La única restricción excluyente para el binomio partidario que aspira a ganar el Ejecutivo es que los candidatos a presidente y vice debe provenir de diferentes estados entre los 50 que forman EE.UU. Esto excluía al gobernador de California, estado al que Harris representó en el Senado, de la lista para la fórmula demócrata 2024. Los partidarios del progresista Gavin Newsom habían esperado una renuncia conjunta de Biden y Harris a la candidatura. Con eso se habría vuelto posible la candidatura presidencial demócrata para el gobernador de California y, de obtenerse, se habría vuelto imposible la candidatura de Harris como su vice. Desde el derrumbe de la aprobación de Biden que siguió al debate televisado de junio, uno de los factores que detenía la renuncia del presidente a seguir en campaña se afincaba en el dato de que la aprobación de la gestión de Harris obtenía números inferiores a los suyos en las encuestas.
El electorado blue collar, red neck y hillbilly del Medio Oeste de rust belt (cinturón oxidado de fábricas cerradas) y de los Apalaches de minas de carbón apagado, votaba tradicionalmente demócrata. En 2016 fue ganado por Trump, un republicano anómalo, entonces sin carrera política. Después de un año como presidente, todo indica que le sigue siendo mayoritariamente fiel. Trump ganó en contra de Hillary Clinton, ‘la candidata de la capital, del contubernio de Washington, de los medios, de las élites educadas, agnósticas, sin fe, abortistas, sin patria, sin respeto por las familias y los veteranos, los heraldos de la Ciencia y de las Universidades, de Wall Street: la candidata de todos aquellos que nos hacen sentir avergonzados’.
A este electorado habla Trump, un millonario massmediático que se adueñó del Grand Old Party (GOP, el partido fundado por Lincoln, el que ganó la Guerra Civil y abolió la esclavitud), un ex independiente en política, y le habla ahora también su VP Vance. A ese electorado buscaba Obama que le hablara Biden. Una candidatura vicepresidencial blanca para una candidatura presidencial negra.
Perdedores bien educados y ganadores muy instruidos
La alternancia racial entre las figuras de la fórmula se ve acompañada de otras asimetrías. Biden era mayor que Obama. Harris y Walz nacieron en 1964. El candidato a VP es mayor unos pocos meses, pero podría pasar por su padre. Y esa es una imagen que la campaña fomenta, la del american dad. Es padre de dos hijos y su compañera de fórmula de ninguno. J.D.Vance, orgulloso padre de tres, ya la describió como solterona con gatos (cat-lady).
La carrera política, académica y laboral de Walz contrasta con la de Harris, abogada, ex fiscal general y ex senadora por California. Walz es el primer candidato a vicepresidente en décadas, republicano o federal, que no es abogado. Nacido en un área rural de Nebraska, Walz se mudó en 1996 a Minnesota, un estado de mayoría étnica blanca, y donde la religión más practicada es la protestante luterana. Criado católico, Walz se convirtió al luteranismo cuando se casó. Hasta 2006 fue profesor de Estudios sociales (y entrenador de fútbol) en la misma secundaria rural, en el mismo condado del estado natal de su esposa, también profesora de secundario. Walz es abstemio. A los 17 años se enroló en el Army National Guard, institución militar que une rasgos y funciones de un Ejército de Reserva y de una Gendarmería Nacional; en 2005 renunció a ella, antes del inicio de un despliegue en Irak y mientras Walz preparaba su primera campaña electoral. La renuncia militar de Walz es ya objeto de debate y tema de la campaña republicana, que pone en duda las circunstancias y las motivaciones del actual candidato demócrata a la vicepresidencia. Desde 2006 hasta 2019, Walz representó en el Capitolio de Washington a un distrito rural de Minnesota desde la banca para la cual fue elegido y reelegido en la Cámara de Representantes; desde 2019 hasta ahora es el gobernador de Minnesota.
En un país donde la edad promedio de ingreso en la militancia política partidaria son los 20 años, Walz inició la suya pasados sus 40. Esta inexperiencia busca la campaña demócrata hacer valer en busca de una victoria el 5 de noviembre que ahora ven al fin realizable. Cuando llegó Walz llegó en 1996 a la escuela secundaria pública de Mankato para hacerse cargo de las funciones académicas y deportivas de su designación docente, el equipo de fútbol de la escuela venía de perder 27 partidos seguidos; tres años después ganaba por primera vez el campeonato de Minnesota.
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