Braden o Perón y un Halloween sin Gaza

28 de octubre de 2023 13:22 h

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En las presidenciales de 2016, en las cuales hasta las revistas de moda y de cosméticos publicaron editoriales para defender a la democracia de EEUU y a la candidata demócrata Hillary Clinton, ganó el republicano fascista Donald Trump. En las presidenciales de 2018, la campaña por la democracia del petista Fernando Haddad fracasó. Fue el ex capitán del Ejército, el fascista, golpista Jair Messias Bolsonaro quien sucedió en la presidencia brasileña al golpista de guante blanco Michel Temer, que había desbancado a la petista Dilma Rousseff con un turbio impeachment express en el Congreso.

La crisis sanitaria de la pandemia demostró la incompetencia del fascismo de charol para administrar, y con la misma campaña democracia vs. fascismo el demócrata Joe Biden frustró en 2018 la reelección de Trump, y Luiz Inácio Lula da Silva frustró la de Bolsonaro y fue reelecto presidente por tercera vez en 2020.

La fórmula democracia vs fascismo tiene diversas modulaciones nacionales. En el Chile de Gabriel Boric, fue la democracia socialista contra la dictadura, el golpismo y el neoliberalismo de José Antonio Kast la consigna que dio en segunda vuelta la presidencia al candidato que había salido segunda en la primera. En España, Sánchez con el No pasarán de la Guerra Civil revirtió la derrota de las regionales venciendo en generales el franquismo machista y retrógrado de Vox y de un Partido Popular derechizado con un candidato gallego (como el Generalísimo) al frente. En Colombia, Gustavo Petro ganó con la democracia moderna de paz total contra el neoliberalismo de redes de un candidato millonario y conservador. En Bolivia, Luis Arce se había impuesto con arrasadora mayoría contra el golpismo neoliberal. Antes había ganado en Francia el centro derechista Emmanuel Macron defendiendo a la République contra la xenofobia, el racismo, el antieuropeismo, el estremismo ultra de la neo derecha colonialista.

En la guerra contra Rusia, Biden defendió la fórmula del litigio de las democracias contra las autocracias para combatir a Rusia. Sólo a Europa, en realidad, podía dirigirse para ganar aliados bajo esta consigna. No tardó mucho en tener que tratar Biden con poderosos autócratas. Al presidente chino Xi Jinping, Biden le dijo una sóla vez “dictador” a sus espaldas, y después pidió disculpas. Al príncipe heredero de Arabia Saudita, nunca. A Nicolás Maduro dejó de objetarlo, aunque se retenga la rutina de decir “régimen venezolano'”. Con el conflicto de Gaza, estallaron violencias donde no puede identificar dos polos, uno de democracia, el otro de su enemigo.

Ojos que no ven Gaza

En The Conversation, el primer artículo nos resuelve un problema, ¿cómo hacer para dar miedo, miedo de verdad, en Halloween? Un experto de audio cuenta trucos. En The New York Times elogian a Halloween por ser presencial, arrancarnos de las redes, del flujo de la información, y dirigir nuestra mirada al aquí y ahora: pare de sufrir. La economía de EEUU creció 4,9 % en el tercer trimestre de 2023. Bidenomics, la economía de la era Biden, funciona.

Se había llamado Reagonomics al neoliberalismo de la década de 198O por el presidente que estaba en la Casa Blanca. El republicano Ronald Reagan le daba el nombre y estaba dispuesto a ponerle la firma a una doctrina que era su ideología económica así como era neoconservador su ideario social. Católico defensor del aborto y del género, Biden es un progresista que sabe qué aconsejar sobre el racismo (que no haya), sobre las vacunas (que haya) o sobre armas y tiroteos en los barrios, las escuelas y los shoppings (que no haya más, que en los diez primeros meses de 2023 en EEUU murieron 15 mil 500 personas por heridas de bala). Pero si a muchos economistas deja pensativos la saludable prosperidad expansiva de EEUU, deja feliz al Presidente, que busca un segundo mandato en las elecciones de 2024. El octogenario demócrata disputará la victoria con las armas de la superioridad demócrática contra el septuagenario republicano Trump que reclamará el segundo mandato que le robaron con los votos de 2020.

El Partido Demócrata insiste en que es imposible que no existan lazos entre bonanza y buen gobierno, sin agacharse a recoger detalles. En todo caso, nadie discute que EEUU se beneficia de que la firme vocación por consumir de los hogares norteamericanos no sufra desfallecimientos. Una vocación por el gasto que se halla sostenida por las altas tasas sin arrepentimiento ni retroceso en las contrataciones y en la creación de nuevos empleos en un mercado del trabajo en ebullición. La Ley de Reducción de la Inflación (IRA) que subsidia la industria nacional también es un colaborador eficiente de ese crecimiento que crece: el segundo trimestre, había sido dos puntos inferior. La Unión Europea (UE) considera que este plan IRA tiene muy poco que ver con la inflación y mucho con un proteccionismo sostenido por inyecciones de dólares de una masividad que el Viejo Continente no puede emular con dosis análogas de euros. La UE sositiene que EEUU transgrede principios de la Organización de Mundial de Comercio (OMC). Es muy posible, y muy académico. También la guerra de Ucrania da sus dividendos, en especial en el rubro venta de armas.

No seremos carne bolchevique

Poco tardaron la Argentina y el mundo en percatarse, después de las elecciones de febrero de 1946, de que el presidente Juan Domingo Perón nazifascista no era. Era peronista. El candidato peronista para el balotaje argentino de 2023 sabe que lo sabemos. Denuncia a su rival de noviembre por fascista, antidemocrático, golpista, neoliberal. Pero en su discurso tras la victoria en primera vuelta, Sergio Massa recalcó que el peronismo defiende lo que el antiperonista Javier Milei desprecia. Los dos adversarios podrían corear No seremos carne bolchevique. Pero sólo el peronista Dios, Patria y Hogar.

En déficit en tantos rubros de su hacienda, esta nación de creyentes, como la llamó Massa, tiene superávit en fe y se prepara para recibir al Papa en 2024. El presidente n° 46 de EEUU preside una República que compite económicamente y rivaliza militarmente, o viceversa, con la República Popular China. Cincuenta Estados que cada vez creen menos que antes en DiosPatria y Hogar, deploran los rivales de Biden. De la erosión del ideal familiar dan fe nuevas conductas estadísticas, además de los sondeos y grupos focales llevados adelante por empresas demoscópicas. Ya en 2021, un 25% de la población de 40 años ni estaba casada, ni nunca antes había contraído matrimonio con una persona del mismo género, o de cualquier género. En 1980,cuando el republicano Ronald Reagan ganó las elecciones con una campaña de valores neoconservadores, sólo el 6% de la población norteamericana había llegado a la cuarentena sin haber celebrado al menos un casamiento con personas del sexo opuesto. 

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