Análisis Acto en La Plata

Cristina Kirchner ¿Para qué?

18 de noviembre de 2022 00:09 h

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No iba a cometer la imprudencia de Donald Trump, que este miércoles se lanzó a la presidencia de los Estados Unidos 2024 en pleno desconcierto de los republicanos, tras la pobre elección de medio término de una semana atrás. La vicepresidenta Cristina Kirchner habló como lo haría una candidata -siempre lo hace- pero no anticipó nada. “Todo en su medida y armoniosamente”, parafraseó al general Perón, a quien de algún modo se homenajea también en los 17 de noviembre, día de la celebrada militancia peronista.

Aquel Perón del ‘72 y el que sobrevendría hasta su muerte nunca fue del agrado de los Kirchner, conviene aclarar. En estas horas se vuelve a escuchar que el viejo león herbívoro volvió entonces del exilio con una concepción diferente de la democracia, como les gusta alardear a los peronistas, una década antes de que se revalorizara ese concepto en la Argentina. Está en el prólogo del libro de “Conocer a Perón”, de Juan Manuel Abal Medina, hombre de esa época y quien, a propósito, acaba de decir en una entrevista que el general volvió al país cuando quiso y no lo trajo ninguna lucha popular.

La vicepresidenta recuperó a su manera la dimensión consensualista de ese Perón final y se apoyó también en el contrato social que se firmó en 1983 para reclamar la “reconstrucción del pacto democrático” en la Argentina que, a su entender, fue roto el 1º de septiembre pasado, el día del atentado fallido contra su vida.

Cristina Kirchner sumó a esto una propuesta de “construcción de un consenso económico” para hacer frente a los problemas de la Argentina. Conviene reproducir lo que ha dicho. “Vamos a discutir en serio un modelo sustentable política y económicamente. Va a ser necesario que lo hagamos. Esta época de la pospandemia viene muy fulera. Va a requerir que la mayor parte de los argentinos tiremos para el mismo lado, si no, nuestro país será difícil para cualquiera”, dijo. ¿Unidad? Una nueva muestra de pragmatismo.

Aunque con un agregado sobre el contexto externo y las propias vulnerabilidades que presenta la economía argentina, no es la primera vez que Cristina Kirchner hace este tipo de invitaciones. Estos  llamados han sido escuchados incluso durante su segunda presidencia, por ejemplo tras la derrota electoral de 2013. Sigue sin estar claro sin embargo a quién está dirigido este mensaje.

Tampoco queda claro cuál es el insumo que destinó este jueves a los propios. Si el de La Plata fue un acto destinado al kirchnerismo y variantes afines del peronismo -y así parece entenderse- la vicepresidenta sorprendió con un menú de propuestas que puso en primera línea la inseguridad y la recuperación del “orden”. Son sin duda conceptos ajenos a su discurso, que habrán desconcertado a la militancia. Llegó incluso a pedir el envío al conurbano de gendarmes destinados a tareas de vigilancia en la Patagonia.

Hubo un enlace imperceptible entre esta preocupación y la inermidad a la que estuvo expuesta el día del atentado. Esa línea podría sugerir que la vicepresidenta no debería perseverar en inculpar a dirigentes de la oposición de un improbable entramado político contra su vida. Aunque aquella figura del “pacto democrático quebrado” con su atentado deja ese terreno abierto a nuevos arrestos contra la investigación de la Justicia. Como sea, no parece un terreno en el que la expresidenta se esté moviendo con comodidad.

El sentido profundo del mensaje de Cristina Kirchner sigue siendo que ella no se siente parte de este gobierno que contribuyó a crear.  La distancia que ha impuesto con la gestión la ha llevado una vez más a ignorar por completo a la máxima autoridad institucional del país. Hubo dos alusiones, sin embargo, al presidente Fernández: el reproche por no haber explicado la situación en la que se recibió el país en materia económica y la justificación de los tres años de crítica que ella misma le destinó a la gestión. “Cuando decimos las cosas no es por terquedad o capricho, es ayuda a que se hagan mejor, de eso se trata”. Para el nivel de disociación en el que se encuentra su relación con el Presidente, parecieron comentarios extemporáneos.

Como en el extraño título del último libro de Mauricio Macri, la pregunta que deja abierta la ex presidenta es “para qué”. Los dos ex presidentes aparecen en un improbable juego de espejos con una reivindicación plena de sus gestiones. Mientras Macri confiesa que su receta es lo mismo pero más profundo, Cristina Kirchner arriesga incluso a decir que el kirchnerismo, a veinte años de su aparición, representa lo nuevo en la Argentina.

¿Qué se propone la vicepresidenta? Demasiado temprano para arriesgar. Falta todavía mucho para las elecciones y sería precipitado hablar hoy de una candidatura porque es ella misma quien aún no lo sabe. Con la vuelta a los grandes escenarios, probablemente busque reafirmar la centralidad de su liderazgo, aun declinante, entre un universo de dirigentes peronistas que, acaso con una aislada excepción, siguen desde hace años sin mostrar vocación de poder. Qué diría el general.

WC