Roxana Amed, Frank Carlberg y el universo Pizarnik
Roxana Amed es una cantante de jazz original, dos categorías que no suelen ir juntas, y siempre buscó miradas nuevas sobre lo viejo y, sobre todo, territorios inexplorados. Junto con el pianista Fran Carlberg ya habían rondado el mundo de la poeta Alejandra Pizarnik en La sombra de su sombra, de 2012. Ahora, en Los trabajos y las noches, junto con Adam Kolker en clarinete, clarinete bajo, y saxo, Simón Willson en contrabajo y Michael Sarin en batería, abordan 11 piezas del pianista que, más que canciones, son verdaderas inmersiones en el ritmo y las visiones de Pizarnik, como si esos poemas muchas veces desolados crearan su propia música.
P. J. Harvey y las relecturas
Su primer disco, en 1992, se llamó Dry (seca) y los labios húmedos de la tapa contrastaban con la imposibilidad de humedecerse de la que hablaba en algunas de esas canciones que releían toda la tradición reciente del pop –neo folk, punk, el fantasma del rhythm & blues y las sombras de la antigua balada inglesa–. Treinta años después y a siete de distancia de su producción anterior, el magnífico The Hope Six Demolition Project, P. J. Harvey se relee ahora a sí misma y sus mitologías –y a un libro de poemas, Orlam, escrito por ella en el dialecto de Dorset, en el sur de Inglaterra–. En I Inside the Old Year Dying recorre, en sus propias palabras, “un espacio liminal, entre la vida y la muerte, entre el sueño y la vigilia”. Esa “liminalidad” –la palabra viene del latín “limes”, de donde proviene el castellano “límite”– marca también el espacio de la música, situada en el punto exacto que no pertenece a ningún paisaje y permite poseerlos a todos.
Zoe Rahman y el nuevo jazz británico
Hija de padre bengalí y madre inglesa, es decir una londinense típica, Zoe Rahman es una figura ejemplar en la escena del muevo jazz de esa ciudad, tal vez el más explícitamente multi cultural del momento. Pianista excelente –que no oculta las huellas de McCoy Tyner y Abdullah Ibrahim (aquel que antes se llamó Dollar Brand) y compositora capaz de desmentir por sí sola eso de que el jazz se ha muerto, en Colour of Sound, junto con su hermano Idris en saxo y clarinete, Rowland Sutherland en flauta, Byron Wallen y Alex Ridout en trompetas, Rosie Turton en trombón, Alex Damkworth en contrabajo y Gene Calderazzo en batería encuentra el centro virtuoso en que la composición y la improvisación se integran con fluidez y, sobre todo, esa cuota de imprevisibilidad sin la cual el jazz no existe.
Blur y más de lo mismo
Todo es perfecto. Y perfectamente previsible. Más allá de matices, se trata ni más ni menos que de un nuevo álbum de Blur. Es más, de un disco que bien podría ser considerado el mejor de Blur, en tanto condensa con exactitud a los anteriores. Arreglos elegantes, ejecuciones precisas, canciones tolerablemente depresivas –podría pensarse en la versión ligera de Radiohead– y aquí, allá y en todas partes la sombra de la sombra de los Beatles. Nada que no pudiera anticiparse. Y, también, hay que decirlo, algo de lo mejor del mejor pop del momento.
Rachmaninov y la oscuridad
Famoso –es decir todo lo famoso que puede ser en la actualidad un compositor de la tradición académica europea– por sus conciertos para piano, esa exacta combinación entre show, lirismo y melancolía, y visto por la inteligentsia simplemente como un anacrónico que componía música romántica en pleno siglo XX, Sergei Rachmaninov es un autor mucho más complejo –e interesante–. La Sinfonía Nº 2, de 1907, con uno de los movimientos lentos más bellos de la historia, y la Sinfonía Nº 3, escrita en 1936, rondan, en ambos casos, una estructura circular, donde los mismos temas reaparecen de movimiento en movimiento. La Orquesta de Philadelphia, estrenó varias de las últimas composiciones de Rachmaninov, entre ellas esta tercera sinfonía, y realizó las primeras grabaciones de otras, como la oscurísima y maravillosa La isla de los muertos, que el autor escribió en 1908 a partir de la impresión que le causó la reproducción de un cuadro de Arnold Böcklin que admiraron, entre otros, Freud, Lenin y Hitler. La misma orquesta, ahora con el gran director Yannick Nézet-Seguin al frente, dedica su último disco a estas tres obras. Difícilmente pueda encontrarse interpretación más fiel, conmovedora, espectacular (en los momentos necesarios) y, de paso, mejor grabada que esta
Sammy Figueroa y la luz
El percusionista Sammy Figueroa ha tocado con David Bowie, Eumir Deodato, George Benson y The Brecker Brothers entre muchos otros. Fundó y dirige la Latin Jazz Explosion pero en su reciente Searching for a Memory circula por un mundo mucho más secreto, y a la vez luminoso, rodeado por estrellas como el pianista Gonzalo Rubalcaba, el saxofonista Miguel Zenón y la cantante Aimée Niviola. “Busco tu recuerdo” es, además, el título de un tema que cantó su padre –y del que se incluye un fragmento–. Todo el disco es, en rigor, un homenaje a ese recuerdo y el agregado de un pequeño grupo (trompeta, flauta, contrabajo) no altera el clima de intimidad esencial.
Y tres cuadros de una exposición
Modest Mussorgsky compuso su serie de piezas para piano inspiradas por las pinturas de su amigo Victor Hartmann en 1874. La crudeza de las transiciones entre los acordes –que más adelante sería central para autores como Claude Debussy o Manuel de Falla– hizo que muchos consideraran la obra plagada de errores y, desde ya, se sintieran tentados de corregirlos. De ahí la cantidad de arreglos y orquestaciones que se realizaron de ella. La realizada por Maurice Ravel hace poco más de cien años, en 1922, no es la más fiel pero sí la más bella. Y fue la base de la que el trío Emerson, Lake & Palmer estrenó en el Festival de la Isla de Wight en octubre de 1970 y tocó en vivo durante todo el año siguiente. Uno de esos recitales, el de marzo en el Newcastle City Hall, fue registrado y editado en disco en noviembre de 1971, con una nueva galería de pinturas en su interior, esta vez del diseñador de la portada, William Neal. Otras grabaciones, como la de la Isla de Wight, fueron publicadas más adelante y la edición Deluxe del disco original incluye también el registro completo de la actuación en el Teatro Lyceum de Londres el 9 de diciembre de 1970. Aquí pueden escucharse ese disco de Emerson, Lake & Palmer que llegó a estar entre los álbumes más vendidos en Gran Bretaña, la versión original para piano en una versión magistral de Mikhail Pletnev y la orquestación de Ravel en una fastuosa interpretación de la Orquesta Mariinsky dirigida por Valery Gergiev.
DF