OPINION

La entrega en la cuenca del Plata… y siga la joda

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Mientras con poco pan nos agobian y mucho circo nos entretienen, la casta entreguista escondida tras la estrambótica figura de Javier Milei está rifando el país de la forma más impune que se viera en mucho tiempo. Este es uno de tantos ejemplos que pasan casi desapercibidos mientras la libertad de robar avanza en una acelerada espiral de miseria planificada y embrutecimiento cultural.

El 7 de marzo, se firmó Memorando de Entendimiento entre la Administración General de Puertos (AGP), el Estado Argentino y el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de la US Army (USACE)… es ¡el ejército norteamericano! En el acto celebrativo de este acuerdo participaron sendos funcionarios argentinos con sonriente vocación de colonia y el inefable Marc Stanley, hábil embajador del gran país del norte.

“Esta relación es un ejemplo perfecto de cómo nuestros países pueden conectar expertos técnicos para mejorar la gestión de nuestra infraestructura crítica”, dijo el diplomático norteamericano. No fue un furcio. El silencio de los funcionarios argentinos, otorga.

La geopolítica de América del Sur tiene uno de sus nodos centrales en la cuenca del Plata. Los datos duros permiten evaluar la importancia estratégica de la hidrovía del Paraná: sobre estas aguas se facturan miles de millones de dólares y se comercializa el 80% de los granos que se producen en nuestro país. Los mismos granos que el mundo necesita. Granos que explican el bombardeo ruso al puerto de Odesa y la apropiación de Black Rock de los valiosos campos cerealeros ucranianos. No es joda.

Por la hidrovía pasan cereales, oleaginosas y aceites, sí, pero también litio jujeño, tierras raras catamarqueñas, oro sanjuanino, clorhidrato de cocaína del altiplano. La combinación de puertos privados en Rosario y el narcotráfico tendrán algo que ver ¿no?

El ejército norteamericano no viene precisamente a resolver nuestros problemas de violencia, sino a controlar el tránsito de todas las mercancías en las que tienen interés estratégico, mientras nuestro gobierno ¡envía al ejército argentino a realizar denigrantes maniobras televisivas tercermundistas para combatir a… “Los Monos”!

El US Army viene a controlar su “infraestructura crítica” como dijo Stanley y defender sus “intereses estratégicos” como explicó Laura Richardson, jefa del Comando Sur. Tal vez para facilitarles legalmente la tarea, la ley ómnibus insiste en delegar en el presidente facultades para el ingreso de tropas extranjeras. Nuestro presidente es un patriota… norteamericano.  

El problema no es que ellos defiendan sus intereses, el problema es que nosotros no defendemos los nuestros. En 2005 lo hicimos diciendo NO al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Hoy nos entregamos a un nuevo ALCA que viene por nuestra Agua, Litio, Combustibles y Alimentos. Por entonces, estuvimos unidos; hoy, más que dominados, estamos siendo devorados. Los hermanos sean unidos, si así no fuera, los devoran los de afuera dice el refrán popular.

El divide y triunfarás es una estrategia de dominación mucho más vieja que la escarapela. No por casualidad, hace unos meses escaló un conflicto menor entre Paraguay y Argentina por el peaje que Argentina reclamaba a las cargas paraguayas. Ni lerdo ni perezoso, el ejército norteamericano a través de la USACE firmó un acuerdo con el gobierno paraguayo como gesto de respaldo. Con el gobierno libertario al timón, ahora el US Army ya tiene el propio con Argentina.

Hay que tener en cuenta que el principal destino de las exportaciones que transitan por la Hidrovía es China. La potencia emergente, con su iniciativa “nuevas Rutas de la Seda”, representa un serio competidor del poderío norteamericano. Desde el punto de vista de los intereses nacionales, esta tensión inter-imperialista nos da mayores posibilidades de adoptar una postura autónoma, no-alineada, con relaciones multilaterales soberanas. Una nueva tercera posición que priorice los intereses argentinos y latinoamericanos.

Priorizar nuestros intereses no es algo ajeno a la realidad cotidiana. Priorizar nuestros intereses es, por ejemplo, que en el granero del mundo los niños argentinos tengan pan. Hoy no lo tienen.

JG/DTC