SOY GORDA (ESEGÉ)

Fragmentos de una bitácora de viaje a Nueva York

0

Las gordas, les gordes, los gordos y las diversidades habitamos en el planeta y en los libros, el teatro y otras expresiones de la cultura. Reviso hoy, recién llegada a Nueva York, las novedades flamantes de una biblioteca posible, que incluye todos los géneros y seres vivos

Esos libros que todavía no he leído están en mi correo electrónico, en IG, en mensajes, en Facebook, en distintas plataformas. Mientras, no paro de deslumbrarme con lo distinta que está Manhattan desde la última vez que estuve. Es que la pandemia y la crisis económica también atacaron al corazón del imperio occidental.

¿Cómo será la gordofobia hoy acá, en la Gran Manzana? ¿Acaso una mordida, un atracón? ¿Será igual que en Buenos Aires o cada ciudad, cada paisaje del mundo, tiene sus particularidades? Me inclino por esta idea, la sentipienso. ¿Qué ocurre con otras segregaciones?

Por lo pronto, sé que en este país al que acabo de llegar hay más latinoamericanos que en varios de LATAM, aunque en esta ciudad todo sea muy cosmopolitan.

Al menos así lo veo eu, como decía en su argentino refinado la dupla Mariano-Bernardo. Prefiero escribirlo en el idioma de los Narcisos paulistas que encontraban feo lo que no era espelho (estoy Caetaneando).

Pero, volvamos a Broadway. ¡Cuánto teatro hay para ver, qué diversidad, qué afinidades y diferencias con Buenos Aires, otra ciudad multi escénica!

Comemos lo que somos, titula Rocío Hernández su libro nutriloco sobre la comida que cambia el mundo, un ensayo con conciencia, ética y amor que se presentó el martes último en una conversa con Soledad Barruti. También Enzo Maqueira bucea en los matices que transforman a los hombres en victimarios, pero a la vez en víctimas, en su flamante Higiene sexual del soltero. Es que hay quienes no perciben los distintos tonos de grises. No parece ser todo o blanco o negro, aunque en estos tiempos de extremas derechas, se imponga la verdad única.

Creo que hay pequeñas verdades, que no le agradan al Poder. También creo en el Poder como una microfísica, aunque no con la visión escéptica del filósofo francés, sino con la del deseo colectivo.

Qué es un hombre, se pregunta Maqueira, y me recuerda a Si esto es un hombre, de Primo Levi. Sin embargo, el escritor y periodista argentino nos cuenta que su protagonista, Junior, lucha por liberarse de los condicionamientos de la sociedad cis heteropatriarcal y en la novela, que también da cuenta de la realidad (aunque no es su reflejo mecánico), se le saca el velo a la masculinidad como una construcción situada y pone entre signos de pregunta las categorías cerradas sobre lo masculino.

La Bella y la Bestia, Los Miserables, A Strange Loop (premio al mejor musical 2022) y tantas comedias musicales iluminando las marquesinas de Broadway. Qué ganas de ver la historia que había ganado un Pulitzer, sobre el artista de teatro negro y gay que enfrenta, como escribió en The New York Times Michael Paulson, las dudas sobre sí mismo y la desaprobación social.

Intento escuchar a les jóvenes, los observo, aprendo. Cuánta deuda de gratitud para la deconstrucción queer de la corporalidad hegemónica. Ídem con los pueblos originarios, de aquí, de allá, de todas partes y con la lengua suelta e inclusiva.

Lengua, lengua, lengua, volvió a la Sala Batato Barea, del Rojas, donde Edda y Rosetta, dos brujas disfrazadas de novicias, misionan para salvar a Alba, una panadera a la que quieren quemar en la hoguera. Una comedia, como otras veces el arte artivo elige el drama o la tragedia, el verso, la prosa o el verse. Alvesrre, “que no es lo mismo, pero es igual”, canta Silvio.

Soy de esa generación batatera. La de Barea y la de la canción de la reina de María Elena. De los 60 y los 70, la infancia. Me parece que está güeno tomar lo mejor de cada une. Amigarse con la recorrida propia, la que se pudo y la que se quiere, la que incluye, la que daba vergüenza y se ocultaba, la clandestina, la que no se debe tapar más. 

LH