La Armonía es un paraje habitado por 11 familias situado a 368 kilómetros de Resistencia, en la provincia del Chaco. Se trata de una zona sin agua potable, teléfono ni internet, ubicada en la entrada al Parque Nacional El Impenetrable. Junto al paraje hay varios campings donde turistas locales y extranjeros hacen base para iniciar un recorrido en el que se podrán cruzar con un tapir nadando en el río, un oso hormiguero andando por los caminos o ver el rastro de un yaguareté en el monte. Como resalta el folleto, ¨El Impenetrable es un territorio único, áspero y hermoso a la vez, fascinante y colmado de naturaleza viva¨
Sentados en una ronda en la escuelita del paraje, bajo la sombra de un añoso algarrobo, junto a los pobladores del paraje, dedicamos cerca de tres horas a diseñar un modelo de negocios sustentable y perdurable para su asociación de vecinos. De las miradas escépticas y desconfiadas de los primeros minutos, pasamos rápidamente a un frenético intercambio en el que afloraron recetas de comidas autóctonas, ideas de nuevos servicios, estrategias comerciales, diferenciales únicos de la zona, saberes y secretos de su práctica diaria y entusiasmo, mucho entusiasmo. Cada poblador contaba con las habilidades y conocimientos, solo había que identificarlos, reseñarlos y ponerlos en valor. El plan de negocios lo escribió Zulma Argañarás, una de las cocineras del paraje, con un lápiz y sobre un anotador tomados prestado de una de las aulas de la escuelita.
Como era de esperar, se acercan las elecciones y se comienzan a mostrar sobre las mesas de ofertas, cual librería, los textos best sellers de diversas y variadas reformas laborales que buscan ¨promover la contratación formal¨ de trabajadores informales. Leo propuestas que hablan de modificar el cálculo de las indemnizaciones, promover la extinción de la acción penal y multas administrativas por la contratación informal de trabajadores, extender el período de prueba a seis meses, elevar el porcentaje de empleados para que haya delegados gremiales en las empresas…pero no logro encontrar nada referido a tratar a los individuos como tales. Claro que no es posible hacer una política de estado caso por caso, lo sé, pero ¿qué pasaría si probáramos poner al conocimiento de las personas en el centro del asunto y no tratarlo, como se hace, como una simple adenda?
En este punto dejemos sentada la falsa dicotomía entre planes sociales y trabajo registrado. Coincidiremos que con una inflación del tres dígitos y una pobreza que alcanza a más del 40% de nuestra población, no hay política que pueda resistir un estallido (¿a la francesa?) sin un programa de contención. Siempre habrá personas que se encuentren en situación de extrema necesidad, por lo que los planes sociales y el trabajo registrado son necesarios y complementarios. No es trabajo versus planes, es trabajo y planes.
En La Armonía y los parajes aledaños al Parque Nacional El Impenetrable es posible verificar una eficiente articulación entre instituciones públicas (Instituto de Turismo de la provincia) y privadas (Fundación Rewilding) que logró que sus pobladores dejen de depender de la tradicional economía de supervivencia basada en la caza, crianza de ganado menor, tala de árboles y trabajos informales. La mayoría de esas familias se dedican hoy a alguna actividad vinculada al turismo. Tras potenciar sus capacidades para producir artesanías, tejer en telar, cocinar con productos del lugar y brindar algún servicio gastronómico, se redujo la emigración de los jóvenes de la zona en busca de mejores condiciones.
Se machaca desde las diferentes usinas de casi todos los partidos políticos que el futuro de nuestro país pasa por potenciar la agroindustria, los hidrocarburos, el litio, el turismo y la economía del conocimiento. Se nos explica que tiempos de bonanza están por llegar, que la restricción externa será un mal recuerdo gracias a las divisas que aportarán las exportaciones provenientes de esas industrias y el masivo ingreso de visitantes desde el exterior y que nuestro producto crecerá de manera sostenida por décadas. A modo de ejemplo, dos datos: Alejandro Rebossio explica en elDiarioAr que pese al cepo cambiario y por impacto de la minería y los servicios de software y tecnologías de la información, nuestro país recibió el año pasado US$ 15.408 millones, con lo que superó el pico de 15.325 millones alcanzados en 2012 y Carlos Pagni, en La Nación que los primeros tres años del flamante gasoducto Néstor Kirchner podrían generar un ahorro de 3.500 millones de dólares solo en generación eléctrica. Ver para creer y gestionar eficientemente para ver. ¿Sera tan simple? No lo creo, el superávit y el crecimiento son tan necesarios como insuficientes. Es necesario incluir a hombres y mujeres de cada rincón de nuestro país en ese supuesto virtuoso proceso para lograr una sociedad más justa, igualitaria y equitativa. Y no hay otra manera de hacerlo que invertir en políticas públicas inteligentes. No se trata de una entelequia, hay casos de éxito que se pueden extrapolar, potenciar y multiplicar.
Rememorando el trillado, pero siempre efectivo latiguillo del Clinton modelo 92, me permito espetarle a los ingeniosos y creativos formadores de políticas públicas de nuestro país: Es la inversión en conocimiento para las personas, ¡estúpidos!