Gordo TV

Una película argentina

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Una época se puede narrar a través de la televisión. En 2020, el director Néstor Montalbano (responsable de ciclos como Cha Cha Cha y Todo por dos pesos, además del largometraje Soy tu aventura, entre otros) publicó en YouTube una serie de documentales sobre la historia argentina realizados con material de archivo tomado en su mayoría de esa misma plataforma. Hay un episodio por año, desde 1951 en adelante. No tienen narración en off, sólo subtítulos de vez en cuando. Con una edición afiebrada, casi delirante, aparecen, en los años noventa, una telenovela con Luisa Kuliok, Carlos Menem con diversos peinados, el plan Bónex, los indultos, culos femeninos, un monólogo de Enrique Pinti, Xuxa, la reforma constitucional.

El trabajo de Montalbano llega, al menos por ahora, hasta 1995. Para narrar un episodio resonante, por ejemplo, el Yomagate, que involucró a la familia política del entonces presidente Menem, al director le alcanzan unos segundos de Mónica y César en Telenoche o Guillermo Andino en Nuevediario. Para explicar el Plan Primavera o la Convertibilidad, son suficientes fragmentos de las cadenas nacionales de Juan Sourrouille y Domingo Cavallo. ¿Cómo contar, en cambio, la exposición de Javier Milei ante el Congreso? ¿Y el asado en Olivos para los diputados que apoyaron el veto a la reforma jubilatoria? ¿Cuántas fuentes televisivas son necesarias, desde la inmediatez, para testimoniar lo que pasó? ¿Pasó algo? 

Domingo a la noche en C5N, después del discurso del Presidente en el Congreso Nacional

Suena la música de Tiburón.

—El problema es que si cuestionamos el discurso de Milei se puede interpretar que estamos de acuerdo en que haya déficit fiscal —explica Guillermo Moreno, didáctico—. En Argentina es un error garrafal que haya déficit fiscal. Yo discutí esto en 2003 con Marcó del Pont. Ella sostenía que la manera de maximizar el crecimiento es con déficit fiscal. Esa tesis se impuso sobre el final del gobierno de Cristina, que ahora se está retractando. Si hacemos técnicamente cosas muy sencillas, tenemos superávit fiscal sin lastimar a los jubilados, a los pensionados, a la industria, al comercio —se exalta—. El superávit fiscal lo tiene que poner en el Tesoro la Sociedad Rural, que son mil familias. El peronismo hizo la década ganada con superávit fiscal. El progresismo bastardeó el superávit fiscal y nos llevó al déficit.

Cynthia García y Mariano Hamilton lucen incómodos, como si se sintieran en la obligación de elegir sus palabras. Al cabo de unos minutos, se debate con entusiasmo la posibilidad de un juicio político. La tensión estalla. García sostiene que Villarruel no puede estar en ningún análisis del campo nacional y popular. Se produce un breve intercambio con Moreno.

—Con su discurso, Milei barre con la columna vertebral de los derechos, que es la Justicia Social —opina García.

 —Ojo que si vos decís que de toda necesidad debe nacer un derecho, basado en esa consigna él construye su relato —advierte Duggan.

—Si estamos debatiendo eso, es que ganó Milei.

—Ganó Milei por eso.

Hay confusión en el estudio. El debate se vuelve teológico.

—La creación de Dios es la que permite que haya una relación posible entre un hiper rico y un hiper pobre —reflexiona Moreno—. Por eso el peronismo es superior a la lucha de clases.

Para descomprimir, Duggan informa que el rating se desplomó cuando apareció Milei en la cadena nacional. 

Mientras tanto en Neura Media

—Esto es algo que nunca se vio —comienza Alejandro Fantino, solemne—. Es cara a cara con el kirchnerismo. Aceleró, no en las curvas: en boxes. Con los dos pies y las dos manos encima del acelerador. X está ardiendo. Qué le queda al mundo que odia a Milei. Vino a decirles: “Manga de adictos al Estado, tienen que curarse”. Basta de estadoína. Les dijo a los gobernadores e intendentes: “Déjense de joder con los impuestos y las tasas, porque la gente se les va a poner de culo”. Dijo: “Voy a construir el presupuesto desde la falta, no desde lo que voy a poner” —toma aire, prosigue—. Me parece que es, no fuerte, sino rupturista. Estaban los kirchneristas ahí, los miró y los orinó en la cara. Los mató. Se va a poner recontra heavy la cosa —anticipa—. Mi pregunta es cómo van a reaccionar estas ratas: las corporaciones sindicales, empresariales, políticas, gobernadores, intendentes. Mierda, Javi, los pusiste a todos enfrente —habla a cámara—. Hay que creerse león para enfrentarse a todos estos. Hay que ver si los de alrededor tienen huevos para bancársela. Napoleón claudicó frente a Wellington en Waterloo porque eran de madera los que tenía alrededor. Cuando este muchacho acelera, ¿van a acelerar con él o va a haber un desbande?

La duda flota en el estudio, inquietante. Agustín Rodríguez, el abogado de Fantino, toma la palabra:   

—Es exactamente lo que voté —asegura—. Esto es la batalla cultural. Porque en Argentina, la cultura es vivir del otro. En lo posible, sin esfuerzo. Porque el Papá Estado te lo va a arreglar. Parte de la batalla es cambiar el esquema económico. Si querés progresar, tenés que trabajar. Hay que bajar los impuestos. Y tenemos que entender que la generación de empleo no puede venir del Estado.

Un joven libertario con remera de Dragon Ball Z añade que el discurso del Presidente fue minarquista. Más adelante, la periodista Malena de los Ríos explica que los controles de precios ya fracasaron en el Antiguo Egipto, hace cuatro mil años.

Martes a la noche en LN+

Desde la residencia de Olivos, una movilera informa que el diputado Damián Arabia contribuyó al evento con una ensalada de papa y huevo que llevaba en el asiento del auto.

Zócalo: Adorni dice que cada uno pagará $20.000 por el asado.

—Espero que se discuta la política de verdad —dice Luis Majul en el estudio—. Acá está pasando algo muy fuerte, porque un gobierno quiere chupar a parte de la oposición y lo está logrando.

—Muchos han puesto su cuota de frivolidad —coincide Pablo Rossi—. Ojalá hablen de política en serio. ¿Sabés qué, Luis? Las cosas están muy finitas. La gente en la calle… para mí, ha sido un gran error. Acá están pasando cosas trascendentes para lo que se viene. Ahora, si frivolizás o en todo caso… —titubea, se rasca la cabeza—. Hubieran dicho: “mirá, nos vemos en alguna otra ocasión”. Pero un asado, en día de la semana, en estos términos… Unos dicen que no hay plata, otros que lo van a pagar. Para mí, hay un gran malentendido.

Majul cambia de tema. 

—El eje de la discusión es el siguiente —estira el cuello, molesto—. ¿Qué va a hacer finalmente el radicalismo? ¿Se van a plegar al kirchnerismo o le dan apoyo crítico a un gobierno que quiere ir a otro lado? Y es una discusión de fondo que hay que dar. 

De inmediato, los dos subrayan la necesidad de privatizar Aerolíneas Argentinas.

Miércoles a la mañana en América

Audio tomado en el dormitorio de Olivos, publicado hace minutos por Infobae:

—Mil de esas me tuve que bancar —dice Alberto Fernández, con fastidio.

—Pero no me fui a acostar con ninguno, boludo —le responde, con dificultad, Fabiola Yáñez.

— “Ay, lo que hay que ver es la producción de Sandra” —se burla Alberto—. ¿Qué Sandra, la concha de tu madre? Debe ser una mierda de serie, ¿y cuando quiero ver una película argentina no se puede ver porque son todas una mierda? Pero esa, como la hace tu amiga… andá a la puta que te parió, vos y toda tu cría, boluda.

—Siempre hiciste eso. Me alejaste de todas las personas que para vos eran una amenaza.

—Pero quedate con ellas, boluda.

Vuelven a estudios:

—Es terrible para la condición humana —sonríe, tentado, Rubén Rabanal—. El diálogo y la forma de cómo el Presidente habla, me parece que habla de cómo es la persona. 

Antonio Laje informa que estos diálogos eran habituales, y que Alberto estaba descalificando un documental sobre la vida de Fabiola. Luego señala que las opiniones del expresidente son terribles, además, para el cine argentino, que él subsidiaba. 

—Lo he visto en otros integrantes del kirchnerismo también —asiente Rabanal—. Para adentro una cosa, para afuera otra.

Laje se muestra de acuerdo. Luego interpreta que, en realidad, no es Alberto sino Fabiola quien opina que las películas argentinas son malas. Tras unos segundos de perplejidad, ambos concluyen que da lo mismo quién haya sido.

SR/DTC