Opinión

Ni piloto automático, ni rebote milagroso: ¿Qué hacer para bajar la pobreza e indigencia?

5 de abril de 2021 07:40 h

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He leído con atención el texto de Alfredo Zaiat en Pagina12. Coincido con los aspectos generales de su planteo, pero quisiera agregar algunos elementos para el análisis de las alternativas. No voy a profundizar en diagnósticos. Sufrimos un exceso de diagnóstico, dice el Papa Francisco. Todos sabemos que está todo mal, que este sistema ya no se aguanta, que estamos siendo humillados como sociedad sacrificando a nuestra mitad más débil en el altar del status quo mientras un puñado de agentes del capital trasnacional saquea nuestra riqueza impunemente.

La cuestión, entonces, es hacer menos diagnósticos y construir la alternativa con propuestas concretas de corto y mediano plazo. No agrego el largo plazo porque, como anticipaba John Maynard Keynes y hoy evidencian las catástrofes ambientales, sociales y sanitarias… en el largo plazo, si la cosa sigue así, estamos todos muertos

En primer lugar, una observación incomoda: el paradigma neoliberal, a pesar de los esfuerzos de los gobiernos populares latinoamericanos, sigue siendo hegemónico. En el mundo, la región y también nuestro país, al menos en uno de sus aspectos fundamentales: el liberalismo económico con sus modulaciones de moderada heterodoxia.

La alternativa a una economía dominada por el mercado no es una economía regulada y distributiva. Eso es un avance, un avance importante sobre las formas más salvajes de neoliberalismo. Pero es intentar domar a la Bestia. Es verdad que, durante los años kirchneristas, se lo ha domado con bastante éxito e, incluso, se avanzó en algunas reformas más profundas como el régimen jubilatorio, la recuperación de empresas estratégicas, la adopción de un enfoque geopolítico multipolar, la ampliación del sistema de seguridad social y otras medidas populares destacables. Pero vimos lo que pasó cuando llegó el “primer tiempo” macrista… nos robó todo lo que, con tanto esfuerzo, nuestro pueblo había conquistado y nos dejó endeudados hasta el cuello.

El proyecto antineoliberal, el proyecto popular, entonces, debe ser aún más profundo y estructural. La verdadera alternativa al neoliberalismo es una economía mixta y planificada al servicio del pueblo, que garantice sin excusas los valores de uso necesarios para la vida digna, esos que nosotros resumimos en la consigna de tierra, techo y trabajo. No hay contrato social sin esta garantía. Sin esta justicia básica no habrá paz, seguridad ni felicidad para nadie.

Si bien lo urgente es capear la crisis sanitaria, recuperar el poder adquisitivo del salario y robustecer la seguridad social, lo importante es recuperar el principio de la planificación y la autoridad política suficiente para llevar adelante los desafíos demográficos, territoriales, habitacionales, alimentarios, productivos, sanitarios y ambientales que tenemos por delante las generaciones actuales y futuras. En última instancia, de eso se trata la economía desde el punto de vista humanista: como cuidar la casa común y habitarla dignamente.

Las fuerzas políticas, sindicales, sociales y juveniles con una perspectiva de justicia social y ambiental deben encarar la epopeya revolucionaria de cambiar radicalmente el paradigma neoliberal y tecnocrático por otro -popular, participativo, planificado-, sustentado en un pueblo consciente organizado detrás de un proyecto de país.

El artículo de Zaiat es destacable porque propone una serie de medidas. Quisiera también proponer algunas que en muchos casos -no en todos, aclaro- se encuentran contenidas en el Plan de Desarrollo Humano Integral (plandesarrollohumanointegral.com.ar) que diseñamos junto a sindicatos y movimientos sociales.

Me refiero a medidas simples y prácticas, posibles en el aquí y el ahora, más allá de otras necesarias que requieren un mayor análisis como la reforma integral del sistema tributario, los servicios financieros, el poder judicial, el régimen electoral, los sistemas de educación y salud, la legislación laboral, la regulación de la economía digital y plataformas, etcétera.

Corto plazo:

·        Garantizar un salario mínimo universal equivalente a la canasta de indigencia individual ($ 7.900 aprox) para todas las personas en edad de trabajar que tengan ingresos inferiores a la línea de pobreza. Se trata de un universo de 12 millones de personas, por lo que se requiere una inversión aproximada de $ 800.000 millones anuales; unos 2,5 puntos del PBI. Una ganga comparada con el paquete de ayuda social de los EEUU.

·        Suspender los pagos de intereses y capital de la deuda contraída durante el gobierno macrista con el FMI. Paralelamente una campaña internacional política y jurídica para que se establezca que la deuda contraída por Macri se realizó en infracción al Estatuo del FMI y en perjuicio del pueblo, y por tanto es una violación al orden público internacional. 

·        Crear una empresa nacional de producción y distribución de alimentos que cubra todos los productos de la canasta alimentaria.

·        Establecer cupos de exportación de productos alimentarios necesarios para abastecer el mercado interno como carne, lácteos y otros.

·        Reprimir las maniobras especulativas de las empresas monopólicas formadoras de precios, particularmente en los rubros de alimentos y materiales de construcción, con las herramientas civiles y penales que dispone el Estado.

·        Combatir sin cuartel contra la evasión y elusión impositiva, el contrabando y subdeclaración de productos exportables interviniendo todos los puertos del país, controlando los pasos fronterizos, aumentando fuertemente las penas por estos delitos (a los capos, no a los perejiles) y estableciendo mecanismos de trazabilidad rigurosos. Un primer paso sería no renovar las concesiones de dragado y balizamiento que vencen este mes e iniciar las obras del canal Magdalena.

·        Aumentar las retenciones, regalías y otros tributos a los grandes exportadores de productos con bajo valor agregado como los granos, el litio y los minerales. Aumentar los impuestos a alimentos no saludables como las gaseosas azucaradas. Duplicar el impuesto al juego.

·        Eliminar todas las exenciones impositivas a grandes multinacionales como Mercado Libre que se benefician de regímenes de promoción.

·        Limitar los salarios de legisladores, funcionarios y magistrados a dos canastas básicas totales para familia tipo ($116.000) hasta que las cifras de pobreza disminuyan sensiblemente.

·        Reducir todo gasto superfluo, comenzando por la pauta oficial a grandes medios de comunicación, los gastos de catering, eventos, folleterías, mobiliario y demás banalidades que afrentan al pueblo que sufre.

·        Eliminar todos los privilegios impositivos y previsionales del Poder Judicial.

·        Iniciar juicio político a todos los magistrados que vendan medidas cautelares a empresarios y millonarios que se niegan a pagar el impuesto a las grandes fortunas.

·        Recuperar los activos fugados reactivando y ampliando las facultades de la comisión bicameral investigadora que presiden el senador José Mayans y el diputado Itai Hagman.

·        Garantizar la escolaridad de todos los niños y niñas del país a través de los dispositivos virtuales o presenciales existentes priorizando frenar el genocidio educativo en ciernes sobre cualquier interés político, económico o, incluso, sindical.

 

Mediano Plazo:

Aplicar un Plan Quinquenal de Desarrollo Humano Integral, financiado por un fondo especial de reconstrucción nacional que contemple:

·        Refundar la política de empleo popular garantizando a cuatro millones de trabajadores un puesto laboral comunitario en el marco de una planificación federal de obras y servicios en beneficio de la comunidad, priorizando las principales actividades de economía popular y circular:

o  Reciclado y servicios ambientales,

o  Construcción y urbanización de barrios populares,

o  Agroecología, agricultura familiar y pesca artesanal

o  Producción de indumentaria

o  Producción artesanal y de pequeñas manufacturas

o  Comercio popular

o  Cuidados comunitarios de niños, ancianos y poblaciones vulnerables.

·        Distribuir un millón de lotes urbanos y periurbanos a las familias que lo requieran con un esquema de pago de acuerdo a sus ingresos, utilizando la tierra fiscal disponible y adquiriendo la tierra privada necesaria a través de procedimientos de licitación, compra directa, expropiación, prescripción administrativa, recuperación del dominio eminente o extinción de dominio.

·        Distribuir 100.000 parcelas de tierra para horticultores, quinteros y otros actores de la agricultura familiar dedicados a la producción de alimentos, priorizando la permanencia en las tierras que actualmente trabajan sometidos a leoninos régimenes de arrendamiento.

·        Realizar las obras de infraestructura necesarias para lograr la conectividad física y digital de todo el país, incluyendo una red de trasporte multimodal soberano que combine sustentablemente los roles del trasporte automotor, ferroviario y marítimo-fluvial, reorganizando el esquema portuario nacional, potenciando las economías regionales y permitiendo el repoblamiento de la patria.

·        Encarar la transición tecnológica, energética y ecológica descentralizando la población y la producción, creando nuevos polos industriales sustentables en locaciones estratégicas para el desarrollo humano integral.

·        Repoblar la argentina con un paquete de medidas federales comenzando por el traslado de la Capital a las zonas empobrecidas del Gran Norte, brindar inventivos económicos a las familias que se radiquen en las zonas estratégicamente seleccionados y propiciar un paquete de obras para la creación, recuperación, puesta en valor y ampliación de las escuelas y hospitales públicos de todo el país.

 

Desde luego, los genios de la política y la economía dirán que no se puede, que es idealismo, que son estupideces. Algunos deberían reconocer que sus políticas tan razonables y prolijitas dejaron a la mitad del nuestra gente afuera del barco. Es tiempo de renacer con coraje y decisión desde las cenizas del neoliberalismo y la pandemia. Las tan mentadas inversiones no vendrán desde el Norte, sino desde el Este, y sólo llegarán cuando nos decidamos a ser una Nación digna y soberana, integrada regionalmente y consciente de su destino.

El Plan de Desarrollo Humano Integral es un propuesta, ¿alguien tiene otra? Las medidas de este artículo son propuestas concretas ¿hay ideas mejores? Es hora de debatirlas y adoptarlas. El piloto automático y el rebote milagroso no nos va a sacar del abismo.