La jueza Sandra Elizabeth Cúneo, respaldada por el Tribunal Superior de Justicia de Córdoba, ordenó hacer efectiva la restitución internacional de lxs hijxs de Constanza Taricco al progenitor de unx de ellxs: Sören Hars, un hombre alemán que reside en Hamburgo. Lxs niñxs, según explica la madre, vivieron en Alemania tan solo un año y ocho meses, de manera intermitente. Residieron también en Bolivia y en Nono, Córdoba, donde actualmente se encuentra la mujer en prisión domiciliaria y con tobillera electrónica acusada de sustracción de menores. A., hijo biológico de Hars y a su vez el más pequeño de los dos (tiene 6 años), fue efectivamente trasladado a Alemania, hace muy pocos días. El abuelo del niño, José Luis Taricco, denunció penalmente al progenitor por fraude procesal, es decir, dar información falsa a la justicia y omitir datos de total relevancia —algo que habría hecho también ante la justicia alemana—, todo para confundir y lograr la restitución internacional. Constanza y su familia estuvieron luchando contra la restitución durante gran parte de este año. Pero no están solxs.
Mi algoritmo me mantiene conectada con las manifestaciones que se dan a lo largo del país. Así es como llegué a encontrarme con un grupo de personas reunidas en un parque, de noche, velando y pronunciándose por los derechos de lxs niñxs. Automáticamente, llamó mi atención: “No a la restitución internacional de lxs hijxs de Constanza Taricco”, era la consigna.
Las manifestaciones de la comunidad de la que Constanza y sus hijxs son parte da cuenta de que no son personas acostumbradas a las movilizaciones; la impotencia es lo que las une y lo que desborda en sus pancartas, en las palabras que alcanzan a articular frente a las cámaras de los celulares de quienes están presentes: una comunidad intentando con todas sus fuerzas alzar la voz y difundir el caso de esta madre ejemplar, a quien conocen y con quien comparten el cotidiano. Vecinxs, maestrxs y comerciantes del pueblo reunidxs en contra de las resoluciones de la Justicia; resoluciones que penden de un hilo muy fino en cuanto a lo que es real y lo que no, y que no respetan el interés superior de esxs niñxs.
Pienso en Ariel, con seis años, llegando a Alemania y sin haber sido bien informado de lo que le pasaría. Sin haber podido llevar siquiera su mochila con sus juguetes. Yo resido en Hannover desde el 2009 y hasta el día de hoy no termino de entender el Alemán, no me adapto del todo a la vida en el país. La justicia podría haber planteado muchísimas otras soluciones desde un punto de vista que tuviera en cuenta la opinión y los deseos de la criatura.
El caso de Constanza y sus hijxs refleja una justicia patriarcal, colonialista y adultocentrista. Incluso con informaciones falsas e incompletas otorgadas por el progenitor. Al enterarme, me puse en contacto con una de las manifestantes; esto prácticamente no se está contando, la sociedad no está involucrada en su totalidad. Mi intención es, por lo pronto, estar al servicio para colaborar en la difusión y en lo que pueda ayudar estando acá, en el país al que trasladaron a Ariel. Para seguir el caso y apoyar a Constanza, existe esta cuenta de Instagram oficial. Si todxs nos involucramos, aunque sea compartiendo la información en nuestras redes, podemos lograr un cambio.
MBC/DTC