Hoy todo el país asiste como espectador al doloroso espectáculo represivo que se vive en Jujuy, tras modificarse la Constitución de nuestra provincia a partir de una Convención Constituyente vergonzosa, presidida por el propio gobernador Gerardo Morales.
Unos días antes, habíamos visto cómo se reprimió a las comunidades originarias en nuestra Quebrada, con balazos de goma apuntados a la cara de sus representantes. Y tan sólo unos días atrás, una impresionante marcha de antorchas de docentes de toda la provincia, respondida por el gobernador con amenazas de descontarles el sueldo.
Pero es importante remarcar que esto no empezó esta semana, porque si no estaríamos perdiendo de vista la magnitud de la crisis que se vive en Jujuy. Lo que estalló durante estos días es la consecuencia de más de 7 años de un modelo autoritario, represivo, que se encargó de esparcir el miedo en la sociedad bajo pretexto de mantener el orden.
Morales manipuló desde su asunción todas las instituciones de la provincia: empezó con la Justicia, ampliando el Superior Tribunal de Justicia y nombrando allí diputados radicales que habían votado la propia modificación del tribunal. De allí para abajo, intervino a su antojo en todos los estamentos.
Por eso mismo, presenté en el Senado de la Nación un proyecto de intervención del Poder Judicial de Jujuy, fundamentando cada una de las irregularidades que se daban en nuestra provincia. El gobernador Morales me atacó personalmente utilizando todos los medios a su alcance, mientras el proyecto no fue tratado en el Congreso y perdió estado parlamentario.
Luego fue el turno del otro poder que debe ser independiente al Ejecutivo: la Legislatura. Una Legislatura que Morales copó en base a amenazas y coacción de opositores, entre las que se destaca la expulsión de dos legisladoras del peronismo. Así, pudo lograr una mayoría absoluta que le permitió no sólo conseguir la posibilidad de contraer un endeudamiento en dólares sin precedentes, sino también, aprobar la necesidad de reformar la Constitución.
El rol del PJ en esta maniobra fue crucial, aportando votos no sólo en la Legislatura sino en la propia Convención Constituyente. Cuando levantamos la voz dentro del Partido, se nos expulsó del PJ a miles de compañeros y compañeras de toda la provincia. Eso nos llevó a presentar el pedido de intervención por parte del PJ Nacional para normalizar la situación, cosa que nunca fue tratada.
Llegamos así a una situación crítica en nuestra provincia, donde un gobernador se cree omnipotente y ha acumulado la suma de todos los poderes del Estado. Es tarde para hacerse los sorprendidos: lo que tenemos que hacer es bregar para que el diálogo se abra en Jujuy y sea escuchada la voz de una sociedad que no da más. Sin sobreactuaciones ni fomentando una espiral de violencia que no sabemos dónde puede terminar.
MF