Casi en simultáneo, Alberto Fernández y Cristina Kirchner confirmaron que estarán, este viernes, a las 17 horas, en el acto por los 100 años de la creación de YPF. No hubo, según reconstruyó elDiarioAR, contactos previos entre el Presidente y la vice que volverán a estar frente a frente, a compartir escenario y foto, luego de 94 días sin verse y, hasta donde se sabe, 85 días -con sus noches- sin hablarse.
El último encuentro público fue, en el Congreso, el 1 de marzo. El diálogo está roto, incluso vía Telegram, desde el 10 de marzo, el día que una pedrada cayó sobre el despacho de Cristina en el Senado, un episodio que instauró un silencio rudo y sólido entre ambos, condimentado por enojos cruzados, y tras el cual la interna frentodista adquirió una visibilidad y belicosidad antes desconocida.
Con el teléfono roto, y cierta comodidad mutua en eso de no verse ni hablarse, el aniversario de YPF facilitó un procedimiento simple: la chiquilinada, casi un asunto de Estado entre los dirigentes del Frente de Todos (FdT) que militan la unidad y empujaban un reencuentro entre los Fernández, de quién levantaba el teléfono, mandaba el mensaje o hacía la invitación para gestar el acercamiento.
Lo resolvió, al final, el CEO de YPF, Pablo González. O el protocolo con el envío de una invitación spam que incluyó, como era obvio, al Presidente y a la vice. Fue, incluso, una emboscada: la vice, en cuya gestión se recuperó el control de la petrolera, no podía faltar. Siempre, se contó en Casa Rosada, estuvo resuelto que Fernández estaría presente porque era un hecho trascendental. Lo mismo para Cristina.
Gestualidades
Más allá de las especulaciones políticas, y de la gestualidad que se pueda construir sobre el reencuentro, el acto volverá a mostrarlos juntos, hecho que per se no resuelve ninguna de las tirrias que anidan en la cima del poder del FdT. ¿Será el encuentro en Tecnópolis el movimiento que permita que se retome el diálogo entre los compañeros de fórmula del 2019?
Los 100 años de YPF son una excusa inevitable, una cita que ninguno de los dos pudo gambetear, pero al mismo tiempo aportan una paradoja: el mundo de la energía, con su dimensión trascendental, es uno de los territorios donde bullen las tensiones del oficialismo. El último chispazo entre Martín Guzmán y el dispositivo K fue por el aumento de tarifas del gas, a partir de un argumento de Federico Bernal, titular del ENARGAS, que parece dictar en su texto los elementos para una impugnación judicial.
¿Qué se puede esperar del reencuentro entre los Fernández? En el Gobierno y en el Senado destacan la confluencia pero no se atreven a ir más allá de ese dato, si se quiere, logístico. En los ecosistemas del Presidente y de la vice conocen la profundidad de la herida política y vincular entre ambos y, aunque militan la necesidad de una tregua, entienden que son decisiones personalísimas, y por eso impredecibles. Quizá empiece el deshielo en la cima del FdT.
PI