Irán convocó al encargado de negocios de Argentina en Teherán, Mariano Jordan, para condenar la petición de la Justicia de emitir una orden de captura internacional contra el líder supremo iraní, Ali Jameneí, por el atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en Buenos Aires en 1994.
El director general de Asuntos de América de la Cancillería de Irán, Isa Kameli, entregó una nota de protesta al diplomático argentino y le transmitió la “enérgica condena” de Teherán por las acusaciones “infundadas” vertidas contra las autoridades iraníes, según el comunicado del ministerio publicado a última hora del martes.
Kameli enfatizó que la acción de la Fiscalía argentina al presentar cargos contra funcionarios de la República Islámica “es otra desviación en el largo proceso de investigaciones judiciales” del atentado contra la AMIA de 1994, que se saldó con la muerte de 85 personas.
El funcionario iraní dijo que el caso está “politizado por la influencia de elementos afiliados al régimen sionista”, en referencia a Israel, que Teherán considera enemigo acérrimo y no reconoce como Estado.
La semana pasada, la Fiscalía argentina pidió al juez federal Daniel Rafecas que emita una de orden de detención a la Interpol para que Jameneí sea detenido si sale de su país para ser interrogado por su presunta participación en la planificación y ejecución del atentado contra la AMIA.
“La acusación se sustenta en que fue una orden de Irán. Porque cualquier actividad que hace Irán en el exterior la tiene que autorizar el líder supremo. Evidentemente, es el líder supremo el que tiene que responder por este atentado”, explicó a EFE el fiscal Sebastián Lorenzo Basso.
Esta solicitud se realiza en el marco del juicio en ausencia que enfrentarán otros iraníes acusados, donde hasta ahora no estaba enlistado Jameneí.
Kameli denunció que esta acción de la Justicia argentina “viola los principios y normas fundamentales del derecho internacional relativos al respeto a la igualdad soberana y a la independencia política de los Estados”.
El diplomático iraní instó a las autoridades competentes argentinas a “corregir este camino equivocado” y advirtió de las consecuencias jurídicas y políticas“ que tendría su acción.
“La República Islámica de Irán se reserva su derecho legítimo de tomar las medidas necesarias y apropiadas de conformidad con el derecho internacional para proteger los derechos e intereses de Irán”, concluyó.
El dictamen presentado por la Fiscalía argentina representa un cambio de postura respecto al caso AMIA, ya que hasta ahora había considerado que Jameneí gozaba de inmunidad debido al cargo como máxima autoridad política y religiosa del país persa.
Para la UFI-AMIA, el atentado se llevó a cabo a través del brazo armado del grupo chií libanés Hezbollah, con autorización, directivas y financiamiento de autoridades de la República Islámica de Irán y de la representación diplomática de ese país en Argentina.
El pedio de la Justicia argentina
El fiscal a cargo de la investigación del atentado a la AMIA, Sebastián Basso, solicitó el pasado 8 de abril que se juzgue en ausencia a diez ciudadanos iraníes con pedido de captura internacional y rebeldes de la Justicia argentina.
Lo hizo en un dictamen entregado al juez federal Daniel Rafecas, quien subroga el Juzgado Federal 6 donde tramita la causa, informaron fuentes judiciales.
Basso requirió el juzgamiento de Alí Fallahijan, Alí Akbar Velayati, Mohsen Rezai, Ahmad Vahidi, Hadi Soleimanpour, Mohsen Rabbani, Ahmad Reza Asghari, Salman Raouf Salman, Abdallah Salman y Hussein Mounir Mouzannar.
En todos los casos, nunca se presentaron ante las autoridades judiciales argentinas.
Además, solicitó a la Justicia una orden de captura internacional contra el líder supremo de Irán, Ali Jameneí. El fiscal argumentó que el líder iraní debe ser investigado y sometido a declaración indagatoria por su presunta participación en la planificación y ejecución del atentado contra la AMIA.
“La acusación se sustenta en que fue una orden de Irán. Porque cualquier actividad que hace Irán en el exterior la tiene que autorizar el líder supremo. Evidentemente, es el líder supremo el que tiene que responder por este atentado”, explicó a EFE el fiscal Basso.
“Entiendo que esa inmunidad no es vacía, por lo tanto corresponde que Jameneí se siente como imputado, como cualquier otro iraní”, agregó.
El dictamen presentado por el fiscal representa un cambio de postura de la UFI AMIA, ya que hasta ahora había considerado que Jameneí gozaba de inmunidad debido al cargo como máxima autoridad política y religiosa del país persa.
Este requerimiento se sumó a una presentación en ese mismo sentido hecha el mes pasado por familiares de las víctimas del atentado terrorista del 18 de julio de 1994 que causó 85 muertes, lesiones gravísimas, graves y leves en perjuicio de al menos 151 víctimas y numerosos daños materiales, en la sede de la mutual judía de Pasteur 633 del barrio porteño de Once.
El pedido se basa en la reciente sanción de la ley 27784 de juicio en ausencia. La fiscalía entiende que puede aplicarse al caso porque el atentado contra la sede de la AMIA ha sido declarado en reiteradas instancias judiciales como un crimen de lesa humanidad. Todos esos imputados fueron declarados rebeldes y tienen conocimiento de la existencia del proceso en su contra, pero nunca se han presentado ni acatado los requerimientos de las autoridades judiciales argentinas. Respecto de ellos se han solicitado capturas internacionales y sus correspondientes extradiciones a fin de lograr su comparecencia en el país, sin que hasta el momento se hayan obtenido resultados positivos. Por lo cual, se cumplen los requisitos para la aplicación de esta herramienta procesal en el caso, explican desde Fiscales.gob.ar.
El pedido de Basso es en línea con los dictámenes emitidos por la UFI AMIA el 25 de octubre de 2006 y el 20 de mayo de 2009, oportunidades en las que la UFI AMIA había argumentado que el atentado fue ejecutado por la división armada y clandestina de la organización de origen libanés Hezbollah, con autorización, directivas y financiamiento de quienes por entonces se encontraban a cargo del gobierno de la República Islámica de Irán y de la representación diplomática de ese país en la Argentina.
En el escrito, el fiscal Basso marcó que el nuevo procedimiento especial de juicio en ausencia —previsto en el artículo 431 ter, inciso a, del Código Procesal Penal de la Nación, incorporado por Ley 27.784— puede ser aplicado en la causa, ya que el atentado contra la sede de la AMIA ha sido declarado en reiteradas instancias judiciales como un crimen de lesa humanidad y, como tal, susceptible de ser encuadrado bajo el artículo 7° del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, aprobado por ley 25.390 e implementado por ley 26.200, uno de los supuestos previstos para la aplicación del nuevo instituto.
Quién es Alí Jameneí
Alí Jameneí es el líder supremo de la República Islámica de Irán. Fue el primer clérigo presidente del país, cargo que ocupó entre 1981 y 1989, cuando sucedió como líder supremo al fallecido ayatolá Ruhollah Jomeini, ideólogo de la Revolución iraní de 1979. Desde entonces, Jameneí es la mayor autoridad política y religiosa del país. Como líder supremo ha reforzado su control sobre el Gobierno, el Parlamento o la Guardia Revolucionaria. También la represión, como se vio durante las protestas electorales de 2009 o las de 2022, protagonizadas por mujeres contra la violencia y las restricciones del régimen, según describe el sitio El Orden Mundial.
Alí Jameneí nació en la ciudad iraní de Mashad en 1939, en una familia clerical. Empezó a estudiar el islam desde muy joven, formándose en las ciudades santas de Najaf en Irak o Qom en Irán. Fue alumno de Ruhollah Jomeini, ideólogo de la Revolución iraní de 1979 y primer líder supremo de la República Islámica. También fue un destacado opositor al régimen del sah Mohamed Reza Pahlaví, por lo que fue encarcelado varias veces.
Con el triunfo de la Revolución, Jameneí ocupó distintos cargos políticos en el nuevo régimen. Llegó a ser comandante de la Guardia Revolucionaria, diputado y dirigente del Partido República Islámica. En 1981 sobrevivió a un intento de asesinato de la organización islamista Muyahidines del Pueblo, que le inmovilizó la mano derecha. Ese mismo año ganaría las elecciones presidenciales.
Jameneí presidió Irán en dos legislaturas consecutivas, hasta 1989. Es decir, durante los ocho años de guerra con Irak. Esto lo convirtió en una de las caras más visibles y cercanas a Jomeini. En un principio, el líder supremo había señalado al ayatolá Hosein Alí Montazeri como sucesor, pero lo descartó después de que éste le criticase, escogiendo en su lugar a Jameneí.
No obstante, esta elección fue controvertida. Según la Constitución de Irán, sólo los marayi, es decir, los ayatolás de más reconocimiento y experiencia, podían optar al puesto de líder supremo. La designación de Jomeini requirió reformar la Constitución, rebajando los requisitos del líder supremo a experto en jurisprudencia islámica, así como ascenderlo a ayatolá. Jameneí fue designado líder supremo tras la muerte de Jomeini en 1989 y ahora sí ostenta el título de marya o “gran ayatolá”.
De la mano dura a la posible crisis sucesoria
El carisma y la controversia de la elección de Jameneí supusieron un reto para su legitimidad como líder supremo. Sin embargo, pronto impulsó su poder afianzando su control sobre las instituciones y reforzando a la Guardia Revolucionaria. Por el momento, cinco presidentes elegidos han servido bajo su liderazgo, contando al fallecido Raisí. El más problemático para Jameneí fue el reformista Mohamed Jatami, más crítico y aperturista. Esto llevó al régimen a limitar el acceso de los reformistas al Parlamento y a la presidencia.
Después de la recuperación de la guerra con Irak, el Irán de Jameini adoptó un papel muy crítico con Estados Unidos, especialmente durante los años de la guerra contra el terror. Apostó por el desarrollo de su controvertido programa nuclear, lo que le costó sanciones internacionales, al régimen y tejió una red de influencia regional, el Eje de la Resistencia, financiando a grupos como Hezbollah, Hamas o los hutíes.
Jameini ha consolidado su liderazgo a base de mano dura, persiguiendo a opositores y reprimiendo cualquier levantamiento. El más reciente fue la oleada de protestas de 2022 por la muerte de la joven Jina Mahsa Amini a manos de la “policía de la moral” por no llevar bien puesto el velo islámico obligatorio. La feroz represión frenó las protestas, pero el descontento social sigue presente. A ello se suma la cuestión sucesoria: tras la muerte del presidente Raisí, otro candidato es el hijo del propio líder supremo: Mojtaba Jameneí. No obstante, las luchas entre facciones podrían provocar un cisma en la cúpula del régimen.
Con información de agencias.
IG