Atentado a Cristina: “los copitos” y un juicio en el que no escasean los episodios de esperpento
La nueva jornada de audiencias del juicio que se le sigue a la “banda de los copitos” por el intento de asesinato de Cristina Fernández de Kirchner dejó este miércoles una imagen más que elocuente sobre la postura de estos jóvenes marginales acusados por el atentado. Brenda Uliarte, una de las procesadas, se descargó con burlas y gestos mientras declaraba uno de los testigos.
Fue por Zoom en momentos en que Uliarte seguía, desde la cárcel de Ezeiza, donde se encuentra a disposición del Servicio Penitenciario Federal (SPF), la declaración de Diego Bermúdez, asistente de la ex presidenta que en ese momento relataba los pormenores de la fatídica noche del 1 de septiembre de 2022. Uliarte cantó, bostezó e hizo gestos con las manos mientras Bermúdez hablaba.
“Señora Uliarte, la estoy viendo en cámara cantando y replicando con gestos que no son propios para quien está presenciando un juicio. Le recuerdo que usted resulta imputada en este juicio y que no está presente acá por un pedido de gente del Penal, pero que tiene que mantener la postura que corresponde a un evento como este”, la reprendió la jueza Sabrina Namer.
Uliarte, vestida de traje y con micrófono, no sólo había hecho gestos ante la cámara sino que además se había puesto a repetir, casi palabra por palabra, lo que decía Bermúdez. Tanto que hubo que hacer un cuarto intermedio que motivó reproches de la fiscal Gabriela Baigún para con la acusada por montar un “acto de simulación típico”. Uliarte siguió haciendo gestos pese a que le habían silenciado el micrófono. Hasta que la trasladaron a otra sala sin cámara.
El secretario de la ex presidenta venía dando detalles de lo vivido aquella noche. “Siento que me pega un libro que cayó en diagonal. Cuando levanto la vista y veo la gente... Estoy muy acostumbrado a ver la gente que ve a Cristina Kirchner y siempre, siempre, siempre es gente que refleja afecto o amor o admiración o agradecimiento, cosas lindas y buenas. Por ahí en la esquina queda algún carcamal. Cuando hago el paneo de la gente, no reflejaba nada de todo esto”, dijo sobre Sabag Montiel, el acusado de intentar el disparo. Era una presencia que se diferenciaba. “Una mirada totalmente enajenada”, dijo Bermúdez.
Y prosiguió: “A mí lo que llama la atención es la mirada... cuando pasa el momento, yo siento un golpe, como si fuera el golpe de dos cucharas. Lo que me golpea en la pierna, el ademán, el golpe de los metales, levantó la cara, veo una cara que nos estaba mirando con mucho odio, cruzo la mirada con él. Yo no sabía lo que había pasado hasta ese momento. No había visto el arma pero sabía que algo había pasado”, describió el asistente, en referencia al momento en que Sabag Montiel irrumpe en la escena y coloca la pistola Bersa delante del rostro de Cristina Kirchner.
Ante el amontonamiento y la intervención de un grupo de militantes que retiene a Sabag Montiel, Bermúdez señaló que el acusado “levantó la mano y empezó a decir ‘Soy compañero, soy compañero, soy compañero’”. Una estrategia de salida. “Cuando veo que en la mano no tiene nada, un compañero, que en el video está, escucho que empieza a gritar ‘¡Tiene un fierro!”, agregó Bermúdez. Fue el concejal Tomás García, de Presidente Perón, el que intervino en ese momento y retuvo al agresor.
Un caldo de cultivo
Bermúdez relató en la audiencia de este miércoles que Cristina Kirchner suele tener “mucho contacto con la gente, es parte de su relación con los militantes (...) A veces la custodia se abre, ella pide saludar, mucha gente la va a ver. Pueden acercarse, abrazarla, besarla. Ella firmaba muchos libros. Ella define hasta dónde. En general la gente siempre se acercó para demostrarle afecto”, relató.
“Como fue gente a demostrar odio, fueron compañeros a demostrar amor”, indicó. Se refiere al apoyo que venía teniendo la ex presidenta después del fallo condenatorio a 12 años de prisión por la causa Vialidad. Desde que se conoció esa resolución de la Justicia, un gran número de militares comenzó a peregrinar al departamento que la ex mandataria tiene en el barrio de Recoleta. Lo que había sido convocado como una fiesta militante terminó convirtiéndose en una olla a presión en la que se cocieron los “Copitos”.
El caso generó resonancias con la actualidad, porque ante las preguntas sobre el dispositivo de seguridad de la entonces vicepresidenta, Bermúdez planteó que “nadie estaba esperando que le disparen… como tampoco (Donald) Trump el otro dia, se suponía que el pacto democrático estaba firme en ese sentido”.
Así transcurrió una nueva jornada del juicio que empezó el 26 de junio pasado y que está a cargo del Tribunal Oral Federal 6, que debe definir la suerte de Fernando Sabag Montiel, de Uliarte y de Nicolás Carrizo, acusados en distinto grado de haber intentado el asesinato de la ex presidenta, un plan sobre el que el kirchnerismo reclama responsabilidades políticas mayores.
Bermúdez abonó de hecho esa posición en su declaración ante el tribunal. “Me llama la atención que no se esté investigando quiénes fueron financiados”, dijo sobre los copitos y su presunta vinculación con Revolución Federal, la organización de derecha que había estado involucrada en las primeras especulaciones del caso pero que quedó fuera de esta causa.
Las declaraciones previas y lo que viene
Sabag Montiel, el novio de Brenda Uliarte, había declarado el 26 de junio pasado que su intención había sido “matar” a la entonces vicepresidenta. Dijo que quiso hacerlo porque a su juicio, la ex mandataria es “corrupta, roba y hace daño a la sociedad” y aseguró además que “cualquier persona siente lo mismo”. Negó ese día ser antikirchnerista o libertario y se dedfinió como “apolítico”. “Yo el día del atentado apunté a la cara. Gatillé una vez, no dos, y no le volví a dar recarga al arma porque fui interceptado”, admitió.
Sabag Montiel, Uliarte y Carrizo están acusados como autor, partícipe necesaria y partícipe secundario, respectivamente, del delito de homicidio doblemente calificado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas, agravado por el empleo de un arma de fuego. Además de Namer, el tribunal está compuesto por los jueces Adrián Grunberg e Ignacio Fornari.
En tanto, hay expectativa para la semana que viene porque se supo que la expresidenta declarará el miércoles 14 de agosto, cuando se reanuden las audiencias de un juicio que tiene unos 300 testigos convocados y que se prolongará durante meses.
DM/NP
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