Disputa interna

La causa de abuso sexual contra Espinoza expone las contradicciones del peronismo para defender la agenda de género

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El avance de la investigación contra el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, por abuso sexual contra una excolaboradora del municipio va dejando esquirlas en el peronismo y tensiona nuevamente la disputa interna.

La presencia de Axel Kicillof en un acto junto al acusado un día después de conocerse el procesamiento dejó al gobernador expuesto a las viejas canciones de la política. Cinco días después se vio obligado a hablar. Pidió que actúe la justicia y señaló que él no puede saber “la situación de cada uno en su faz privada”. 

¿Qué quieren que haga? Se preguntan en La Plata, para defender el accionar del gobernador con mayor proyección nacional dentro de un peronismo que no encuentra un discurso claro de apoyo a las víctimas en estos casos.

A Kicillof le costó esta semana sobrevolar la crisis bonaerense que se autogeneró con su presencia en La Matanza, que derivó en que incluso el jueves se suspendiera un acto que tenía previsto hacer en la gobernación para inaugurar la escuela de Género, Gobierno y Comunidad. “Se cayó el techo del salón”, argumentaron sus allegados. 

Su ministra del área, Estela Díaz, esbozó una explicación de corrección jurídica para referirse al procesamiento, con un pedido de celeridad a la Justicia. Y el colectivo Actrices Argentinas les reclamó a ambos que rompieran el silencio. Los dos lo hicieron, recién después de la presión social.

La semana terminó con un comunicado del Frente de Mujeres de La Cámpora, donde pesa Mayra Mendoza, en el que la agrupación se desmarcó de la posición del gobernador, apuntado por su presencia junto a Espinoza. “Nunca vamos a callar ante las violencias ni a encubrir abusos sexuales”, salieron a diferenciarse en el momento justo en que el silencio se convertía en una posición política.

Cerca de Kicillof siguen justificando su presencia en La Matanza para entregar 50 patrulleros como parte de la agenda de seguridad del gobernador. “Cancelarlo hubiese sido peor”, argumentó un colaborador. No los agarró desprevenidos. Sabían y eran conscientes, según lo que pudo reconstruir elDiarioAR entre sus allegados, que la presencia de Kicillof podía tener una repercusión negativa. Decidieron correr el riesgo igual. Como quien se pone solito delante de un ventilador, con un tarro de barro al frente. Hay un dato que resulta insoslayable. Espinoza se convirtió en los últimos meses en uno de los alfiles del gobernador dentro del grupo de intendentes que lo apoyan y enfrentó en varias oportunidades a Máximo Kirchner en las reuniones partidarias en las que se definía el rumbo del peronismo bonaerense. 

“Me parece que todas las personas son inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Tendrá que ejercer su derecho a la defensa como corresponde, se tiene que respetar el debido proceso como corresponde, y la justicia tiene que determinar si efectivamente tuvo alguna culpabilidad en la materia”, respondió Carlos Bianco, jefe de asesores de Kicillof, en una entrevista radial, el jueves. En el caso de Martín Insaurralde, que era ministro del gabinete de Kicillof, sólo las fotos de aquel obsceno viaje de lujo en yate a Marbella fueron suficientes para despegarlo del gobernador. Recién después avanzó la causa. 

El peronismo quedó expuesto a sus propias contradicciones. “Somos la única provincia del país que tiene una ministra de la Mujer”, se defienden en La Plata. 

El debate interno explota por estos días en los chats de whatsapp de las mujeres del amplio abanico peronista kirchnerista. Son los espacios feministas los que están poniendo la cara, como si fueran responsables ellas de expresarse. Las estructuras partidarias comandadas por varones no tienen nada para opinar. 

Las mayores referencias hoy del peronismo quedaron expuestas por el caso Espinoza. A la presencia de Kicillof en La Matanza se sumó el bloque de Unión por la Patria en la Cámara de Diputados. Ese mismo día, las principales espadas legislativas quedaron atrapadas en una discusión reglamentaria, atendible. Pero el debate terminó por amontonar al peronismo del lado del acusado. Fue cuando en plena sesión, la diputada Silvia Lospennato (Pro) coló un pedido de apartamiento del reglamento para repudiar a Espinoza. Ese pedido no tenía expediente. Ni número, ni un texto. Cecilia Moreau (UP) pidió un cuarto intermedio para incorporar, junto a Mónica Macha, la presidenta de la Comisión de la Mujer, una resolución conjunta, pero Lospennato las apuró y con la complicidad del presidente del cuerpo, Martín Menem, terminó forzando una votación. El resultado fue 118 a favor de apartarse del reglamento para un repudio futuro, 85 en contra (todos de Unión por la Patria) y 9 abstenciones, entre peronistas y la izquierda.  

El malestar en la bancada de UP crece con el correr de las horas. A la astucia de Lospennato, que fueron incapaces de contrarrestar, se suma ahora cierta resistencia interna a avanzar efectivamente con la redacción de algún tipo de proyecto de resolución para manifestarse sobre la causa. “Hay un temor a que el tema tensione más la interna. Algunos piden esperar que el tema baje, pero es un silencio que aturde”, manifestó una referente feminista del espacio. “El que resquebraja nuestro espacio político es el abusador, no nosotras que queremos repudiarlo”, insisten quienes están promoviendo algún tipo de pronunciamiento. 

Fuentes con manejo del bloque dijeron a elDiarioAR que no hubo una coordinación entre lo que hizo Kicillof y el resultado de la votación parlamentaria. “Ni lo sabíamos. Acá no hay coordinación, nos agarraron en frío”, explican. 

Para el movimiento feminista integrado dentro del peronismo es cada vez más difícil instalar los temas de género. “Volvimos a ser un espacio en desarrollo”, se lamenta una diputada del principal bloque opositor.

En el medio, algunos sectores empezaron a plantar sospechas. “Eso se inscribe en una operación política, sin duda. En el caso de La Matanza tendrá que actuar la Justicia, pero se sabe que hay irregularidades. Entiendo que no hay elementos nuevos que ameriten el pedido que hizo la funcionaria judicial”, dijo Andrés Larroque, ministro y armador político de Kicillof. Por ahora fue el único que eligió ese camino.

Además de La Cámpora Mujeres, también condenó el hecho el espacio de Nuevo Encuentro Géneros y Disidencias. “El caso implica a un dirigente en la función pública y exige un esclarecimiento eficaz”, reclamaron y pidieron un “acompañamiento a la mujer denunciante”. 

Cristina Fernández de Kirchner tampoco dijo nada. Tuvo una esporádica participación en TikTok esta semana para mostrar la presentación de un libro en el Instituto Patria. Y no hubo pronunciamientos tampoco del Frente Renovador.  

MV/DTC