Cristina Fernández de Kirchner pasó la Navidad en Río Gallegos y se quedará allí hasta la primera semana de enero, para luego encarar su regreso a Buenos Aires con un cronograma que irá de menor a mayor. Como jefa de un PJ que en muchas provincias le da la espalda, la expresidenta arrancará el 2025 con una gira por el país, en una apuesta a reconstruir su liderazgo y sumar adhesiones, sin descuidar el territorio bonaerense, su verdadero bastión y el distrito por el que buscará ser candidata.
La road movie federal tuvo su ensayo en el último tramo del año, con visitas a Santiago del Estero y Santa Fe, y se relanzará en las primeras semanas de marzo con una visita a Corrientes, según confirmaron a elDiarioAR desde el entorno de la expresidenta. La elección de ese destino no es casual, sino que responde a una serie de factores. Acaso el más importante es que la provincia tiene –al igual que Santiago del Estero– elecciones ejecutivas en 2025, por lo que Cristina buscará meter un pie en la campaña para destronar al oficialismo que hoy encarna el gobernador Gustavo Valdés.
El interés de su viaje radica sobre todo en la necesidad de “normalizar” al PJ provincial en la previa de los comicios. Corrientes y Jujuy son las únicas dos provincias que hoy tienen al partido intervenido, y Cristina buscará que ambos estén funcionando con una nueva estructura para encarar el año electoral. El PJ correntino tiene como interventores a la senadora bonaerense Teresa García y al concejal Máximo Rodríguez (Tres de Febrero), dos dirigentes que responden directamente a Cristina y trabajan junto a José Ottavis, el excamporista que se radicó en Corrientes y volvió a cobijarse en el kirchnerismo, luego de años de distancia.
Allí hay seis candidatos en carrera para conducir los destinos del partido; Cristina los recibió a todos y se encargará de ir a mostrarse con el ganador de la interna, que se disputará el 9 de marzo. Su desembarco también funcionará como un mensaje a la interna, en medio de la avanzada del Instituto Patria contra el senador por la provincia Carlos “Camau” Espínola, al que le piden que entregue su banca, luego del affaire de los dólares en Paraguay de quien fue su compañero de espacio Edgardo Kueider. El correntino es uno de los “traidores” –en léxico peronista– que cuestionan por haber entregado su voto a la Casa Rosada, por lo que hay en marcha un “operativo desgaste” para correrlo de la Cámara alta.
Los siguientes destinos de Cristina se definirán en febrero, aunque no descartan que uno de sus viajes sea a Jujuy. La agenda federal se alternará con desembarcos en el conurbano bonaerense, con la misma modalidad que usó hasta ahora: visitas “sorpresa”, organizadas con hermetismo y comunicadas con muy poca antelación. La necesidad de no descuidar sus visitas al conurbano va en línea con lo que hasta hoy es casi un secreto a voces: la voluntad de Cristina de encabezar la boleta de diputados por la Provincia; una decisión que mantendrá en reserva hasta el tramo final.
Los otros frentes
La expresidenta arrancará un año complejo en materia judicial. Hotesur-Los Sauces, el Pacto con Irán y la causa Cuadernos son algunos de los juicios que podrían embarrar su candidatura, que también estará condicionada a una posible definición de la Corte Suprema en torno a su condena por Vialidad. Cristina sigue muy de cerca la discusión por los nombres que suenan para el máximo tribunal y, aunque en su entorno nieguen que exista una negociación abierta con los libertarios, lo cierto es que está en discusión el destino de los pliegos de los jueces Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla, al igual que la posibilidad de abrir el debate por la ampliación de la Corte.
El frente político tampoco le da respiro. El descontento federal respecto a su conducción quedó en evidencia con la ausencia de gobernadores en su acto de asunción en el PJ Nacional y tuvo un nuevo capítulo en los últimos días con el portazo del santafesino Roberto Mirabella, que abandonó el bloque de diputados de Unión por la Patria con críticas al “porteñocentrismo”, en un cuestionamiento directo al liderazgo de Cristina.
El peronismo pondrá en juego en las próximas elecciones 44 de sus 98 bancas en Diputados (eran 99, pero perdieron la última con Mirabella) y 14 de las 34 del Senado. El mayor desafío de la expresidenta será ordenar el frente interno y organizar un espacio político cohesionado, capaz de instalarse como una “alternativa” a Milei.
La primera instancia para ese objetivo se jugará en 2025, donde le espera una negociación difícil, ya que en muchos distritos buscarán aferrarse a una campaña provincial. El primero en insinuarlo fue el propio Axel Kicillof, al no descartar anticipar los comicios bonaerenses. Tironeado por los intendentes que lo impulsan a dar un salto nacional, el gobernador reclama un “debate profundo” sobre el desdoblamiento electoral, una posibilidad a la que se oponen tanto Cristina como Sergio Massa, quienes se apuraron a marcarle la cancha en público. Kicillof estirará al máximo la decisión, al igual que lo intentarán otros gobernadores. La principal tarea de Cristina será contenerlos para evitar profundizar la fractura latente.
LA/MC