Cristina después de las piedras: “No me van a usar para enquilombar la votación”
Sergio Massa fue uno de los pocos en conocer, de boca de Cristina Kirchner, los detalles de la pedrada que el jueves minutos antes de las 3 de la tarde llovió sobre las oficinas que la vice ocupa en el primer piso del Senado. El llamado telefónico, además de detalles sobre el ataque, tuvo un propósito específico: que el jefe de los Diputados mantuviera en reserva el hecho, que no lo hiciera trascender hasta que ella decidiera cómo y cuándo hacerlo.
Antes, entre piedras, pedazos de vidrio y en una oficina con las paredes de madera agujereadas por los piedrazos producto de un ataque que duró 25 minutos, Cristina hizo lo mismo frente a su círculo de más confianza.
- Esto es una locura, hay que salir a contarlo -le propusieron, casi reclamaron, desde su entorno.
- No me van a usar para enquilombar la sesión de DIputados.
Es una observación que explica por qué el clip se publicó recién el viernes a las 7 AM, casi 20 horas después del hecho, y horas después de que el acuerdo del FMI fuera aprobado por 202 votos en la Cámara baja. En el planeta K deslizan que si la dimensión del ataque y el riesgo que corrió la vice se hubiesen conocido, o denunciado, en medio del debate de la Cámara baja, se podría haber alterado el trámite y la votación. Sugiere, visto así, que fue una contribución de Cristina a que la sesión no se desmadrada y, al final, el proyecto fuese aprobado.
En el entorno de la vice confirmaron que esa fue su voluntad, evitar que el hecho generara conflictos adicionales a las internas que tiene el Frente de Todos (FdT). Por eso, habló con Massa. Sin embargo, hasta este viernes a la mañana no había precisiones sobre si conversó, o no, con Alberto Fernández que temprano viajó a Chile a la asunción de Gabriel Boric. El presidente, según contaron a su lado, consideró que fue el ataque “una barbaridad y un hecho deleznable”. Hasta media tarde, no hubo ninguna voz oficial que lo repudió. Luego apareció un repudio del bloque de Diputados del FdT y de sectores políticos como la Corriente de la Militancia de Daniel Filmus y Agustín Rossi.
Lluvia de piedras
“Fueron 25 minutos de piedras sobre las oficinas de Cristina. Fue planificado y dirigido al área de Presidencia. La policía tardó 22 minutos en aparecer”, contó una persona que estuvo en la oficina cuando se produjo el hecho. Otra fuente habló, por eso, de “zona liberada” y contó que se vio un colectivo escolar transitar en contra mano por Irigoyen.
El primer proyectil, que ingresó por una ventana lateral, pasó a 20 centímetros de la cabeza de la vice. “¿Sabés qué pasaba si le daba?”, dejaron abierta la respuesta en el entorno de la vice.
Hubo, incluso, una discusión sobre cómo narrar el hecho. “Es un atentado, un atentado contra la vicepresidenta de la Nación”, fue uno de los planteos. Cristina bajó el tono y no quiso utilizar esa figura que, explicaron después, hubiese tenido otra dimensión incluso en una eventual investigación judicial. Hasta la tarde del viernes, según reconstruyó elDiarioAR, no había ninguna pesquisa puntual sobre la pedrada sobre las oficinas de la vice.
“Si era un sábado a las 3 de la tarde, cuando se sabe que no hay nadie, podría considerarse un atentado contra la institución, pero en este contexto, es obvio que fue un ataque, o un mensaje, a Cristina”, se afirmó.
Todo comenzó poco antes de las 3 de la tarde. Cristina estaba en su despacho con su hijo Máximo, y los senadores Anabel Fernández Sagasti y Oscar Parrilli. Era, se dijo, una charla política como tantas, siguiendo los pormenores del debate en Diputados. Lo primero que llamó la atención fue una cortina de humo, densa, produzco de un fuego donde se quemaron banderas de EEUU y del FMI. A esa fogata se le arrojaron gomas que hicieron lo que se definió como una “cortina de humo”, tras lo cual comenzaron a golpear las piedras.
Atacantes
El ataque fue contra los tres ventanales que dan a avenida Entre Ríos y uno que da a Hipólito Irigoyen. Todas forman parte del área Presidencia. Otra oficina, la que ocupa el jefe del bloque, José Mayans, también recibió un piedrazo, pero la mayoría fue a la zona en la que estaba la vice. Según sus colaboradores, entraron unos 60 proyectiles.
“Eran piedras grandes porque son vidrios muy gruesos. No son blindados, pero son más gruesos que los convencionales porque son insonoros para aislamiento acústico”, explicaron. En el entorno de la vice se da por hecho que se trató de una acción planificada, de grupos marginales que actuaron con un objetivo específico y que sabían el destino de su ataque.
La vice se encargó de trasmitir que su sospecha sobre el ataque excluía a los grupos de izquierda que convocaron la movilización. “El 99,9% de la gente que estaba en la marcha no tuvo nada que ver. Fue una movilización muy grande y los orgánicos, que eran mayoría, no hacen esas cosas. Ni intervinieron”, apuntó un colaborador.
Entonces ¿quién fue? Se habló de sectores marginales, que se movieron con un objetivo específico: atacar las oficinas de la vice. “La zona está llena de cámaras del gobierno porteño. Con esas imágenes quizá se puede tener más información sobre los responsables”, apuntaron cerca de la vice.
En una línea analítica adicional, asi como Cristina evitó que el hecho trascendiera para no generar problemas, también se explicó que la tensión puedo influir sobre el voto de Máximo. “A Mäximo lo acusan de no querer pagar costos: en esto murió al padre, la hermana la pasó muy mal y se está recuperando. Ayer vio lo que le pasó a la madre. ¿Eso es no pagar costos?”, apuntó una voz que forma parte del universo Cristina.
PI
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