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Diputados, la nueva madre de todas las batallas electorales del peronismo

Sergio Massa. Detrás, Máximo Kirchner.

Pablo Ibáñez

20 de junio de 2021 00:02 h

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La reforma de Ministerio Público flota en un limbo. La ley de Emergencia Covid navega, por ahora, lento y sin certezas. Una la patrocinó Cristina Kirchner; la otra, Alberto Fernández pero ambas chocan con la misma pared: la imposibilidad del Frente de Todos (FdT) para alcanzar los 129 votos, el número imprescindible para hacer funcionar el Congreso frente a una oposición que suele decir que no antes de empezar cada debate.

Con aliados blandos, acuerdos que tejen Sergio Massa y Máximo Kirchner, el oficialismo se puede estirar, con forceps, hasta 126 votos pero depende del bloque Córdoba Federal de Juan Schiaretti o de Consenso Federal, el espacio referenciado en Roberto Lavagna. En la temporada electoral, esas empatías se vuelven cada vez más difíciles.

Un caso: Mario Negri, que preside el interbloque de JxC, tiene un pie en territorio cordobés y agita la teoría de que la Ley de Emergencia Covid, que fija un semáforo para disponer automáticamente restricciones según la situación epidemiológica, implican “superpoderes” para Fernández. Con la pulsión anti K muy arraigada en Córdoba, y la encerrona electoral de Schiaretti, Negri logra paralizarlo y, con eso, le dinamita al Frente de Todos (FdT) la construcción de una mayoría esencial para sesionar. Ocurrió con la reforma de Ministerio Público: JxC blandió la bandera de la “impunidad” y un principio de entendimiento que despuntaba con el del schiarettismo, naufragó.

Algo similar ocurre con el lavagnismo: con ese sector aliado a Florencio Randazzo en la provincia de Buenos Aires, el tono crítico que expresó en el último tiempo puede mutar a rechazo sistemático de los proyectos oficiales. Puede, incluso, tener un territorio crítico más: el Consejo de la Magistratura, donde Graciela Camaño, siempre equilibrista, fue el voto que desempató a favor del oficialismo más de una vez.

Lecturas

La elección, como toda legislativa en las últimas décadas, tiene peso plebiscitario sobre la gestión de los oficialismos. Es el foco que le quiere dar Alberto Fernández aunque, de fondo, es tan o más importante cómo queda armado el mapa legislativo. En Casa Rosada y en el Congreso prefieren poner sobre la mesa la validación o no del gobierno.

El oficialismo empezó, en tanto, a jugar la carta de los extremos. Waldo Wolf, diputado de JxC, patentó una frase que sintetiza esa idea. “Estamos a siete diputados de ser Venezuela”, dijo y fue carne de cañón de meme. “Cuando JxC habla de Pfizer, Nicaragua y Venezuela, le habla a su sector más duro. Eso nos sirve”, apunta a elDiarioAR un campañólogo oficial.

Negri gambetea la metáfora de Wolf, pero advierte que el principal territorio de esta elección es Diputados. “Algunos se preocupan por el Senado donde es difícil que el FdT pierda la mayoría. Hay que estar atento a lo que pasa con Diputados”, confió Negri a su entorno. JxC tiene 114 bancas, luego de algunos cismas, y renueva más de la mitad: 60. “Es contra una elección muy buena, la del 2017, así que parece difícil que podamos renovar el mismo número”, proyecta una fuente legislativa.

En 2017, con el PJ fragmentado en al menos tres franquicias -Unidad Ciudadana de Cristina Kirchner, el PJ de los gobernadores y el Frente Renovador de Sergio Massa-, Cambiemos sumó casi 42% a nivel nacional.

Fernández designó la semana pasada a Santiago Cafiero como jefe de campaña y delegó en dos ministros, Gabriel Katopodis y Eduardo “Wado” De Pedro, el armado territorial. Será una mesa más grande, que interactuará con Massa y Máximo Kirchner, pero negociará con los gobernadores y analizará variantes para las provincias.

Hay, en esa mesa de arena, cuestiones puntuales sobre qué tipo de relación tendrán con los gobernadores “cercanos” como Gustavo Sáenz (Salta) o Oscar Herrera Ahuad (Misiones). Y qué hacer en Chubut, donde además el FdT pone en juego tres senadores. “Hay que ver qué nos conviene: quizá es mejor sumar un diputado propio yendo solos que ir a un acuerdo con Sáenz con diputados que después se provincialicen”, plantea un funcionario nacional.

Es una costura fina. Lo mismo ocurre en Misiones, donde el kirchnerismo fue con lista propia en la elección provincial del 6 de junio y sacó casi 15%. Este año, por Misiones se renuevan tres bancas de diputados nacionales, dos de las cuales son del Frente de la Concordia, un aliado oficial y la tercera de la UCR. Un escenario, que no parece muy probable, es tratar de desplazar a JxC del segundo lugar. Lo mismo ocurre en Chubut y, aunque el contexto es distinto, en Córdoba.

Schiaretti arriesga tres bancas y el FdT una. El gobernador tiene riesgo de perder; el FdT podría crecer. La unidad, improbable sino imposible, no cambiaría mucho esa ecuación. Digresión: De Pedro y Carla Vizzotti fueron la semana pasada a Córdoba pero no pudieron verse con el gobernador que declaró estar aislado por un contacto estrecho de Covid-19. “Parece que le tiene alergia a sacarse fotos con alguien del gobierno nacional”, bromeó una fuente oficial.

Con 119 diputados propios -Ignacio de Mendiguren está de licencia y Massa, por presidir la cámara solo vota en caso de empate-, el FdT tiene 117 votos y depende de salir a buscar aliados en cada sesión y cada ley espinosa. En el bloque, que preside Máximo Kirchner, evitan compartir proyecciones. “Nadie puede estar hablando de números y elecciones en este contexto”, apuntan desde el entorno del hijo de la expresidenta.

Massa deja circular cálculos optimistas que muestran al FdT creciendo entre 4 y 6 diputados. En Casa Rosada hacen una cuenta más cauta pero ponen sobre la mesa la incertidumbre electoral. “Falta, la gente no está pensando en qué votar, hay 25% de indecisos: cualquier cálculo sobre esas encuestas es muy frágil”, afirma un operador oficial.

PI

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