Voto migrante 2021: creció el padrón en PBA y CABA y podría haber sorpresas
En la Ciudad de Buenos Aires la cifra de extranjeros residentes habilitados para votar aumentó 20 veces con el empadronamiento automático aprobado en 2018. Son muchos los que votarán por primera vez en las próximas elecciones legislativas y empiezan así a conformar una minoría que puede incidir en los resultados finales.
No hay filas. Las hojas con los padrones pegadas en la entrada son pocas. La lista es corta. Hay solo dos mesas en el interior del establecimiento. Se vota en menos de 10 minutos. Hasta ahora, las mesas donde votaban los inmigrantes en Argentina eran así. Pero esta situación puede cambiar en las próximas elecciones, especialmente en la Ciudad de Buenos Aires.
Las personas migrantes en Argentina solo votan a nivel local. Pero existe lo que se llama “federalismo electoral”, lo que quiere decir que cada circunscripción determina cómo y qué pueden votar.
El primer Código Electoral de la Ciudad de Buenos Aires, aprobado en 2018, estableció el empadronamiento automático de todos los migrantes, lo que se implementó recién a fines de abril de este año. Eso generó que la cifra de migrantes habilitados para votar creciera 20 veces y ahora son alrededor de 417.000.
En la Provincia de Buenos Aires, en tanto, el padrón de extranjeros residentes en condiciones de votar se incrementó un 24,5 por ciento por un convenio firmado en marzo entre el Registro Nacional de las Personas (Renaper), la Dirección Nacional de Migraciones (DNM) y el Registro Provincial de las Personas (RPP) que permitió actualizar las cifras. Ahora suman un total de 820.530.
La investigadora del CONICET Ana Paula Penchaszadeh es especialista en derechos de los migrantes. Como la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires suman el 73% de la población migrante del país, Penchaszadeh concentra sus investigaciones en esos dos distritos. Además, son las dos circunscripciones electorales que tienen los sistemas más avanzados. “Ahí el colectivo migrante tiene fuerza y peso electoral”, explica a elDiarioAR.
Provincia de Buenos Aires
La Provincia de Buenos Aires reconoce no solo el voto activo, es decir, la posibilidad de elegir autoridades, sino también el voto pasivo, o sea, la posibilidad de ser elegido a nivel de concejales. Las condiciones para votar en la provincia son bastante laxas. “Tienen que tener un DNI (temporario o permanente). Además, tienen que acreditar dos años de residencia legal y continua en la provincia”.
Desde 2009, la PBA tiene un sistema de empadronamiento automático, que arrancó con menos de 300.000 personas. En las elecciones de 2019 ya alcanzaba casi 670.000. Y en julio de este año llegaba casi a las 900.000, según datos de la Junta Electoral de la Provincia. “Teniendo en cuenta este aumento, la población migrante dentro del padrón de votantes de la Provincia de Buenos Aires tiene un peso de más o menos un 6,7%”.
En los últimos años, según la investigadora, la evolución de la participación electoral de la población migrante en la PBA fue muy positiva. Pasó de 9,3% en 2009 a 30,33% en 2019. “Es mucho más baja la tasa de participación que entre los nacionales, pero los nacionales tenemos una cultura política electoral de décadas y décadas. La Argentina se caracteriza en general por ser una sociedad fuertemente politizada con alto porcentaje de participación electoral”, explica. “En general se usa la baja participación electoral como muestra del poco interés de la población migrante. Y para mí lo que hay que observar es la evolución, porque el nivel de participación fue creciendo año a año”.
Ciudad de Buenos Aires
En la Ciudad de Buenos Aires es donde se dan las novedades más interesantes. “Tenía un poco menos de 21.000 empadronados en las últimas elecciones porque había un sistema de empadronamiento voluntario, bastante engorroso. Ahora son más de 415.000 personas. De representar menos del 1% del padrón electoral, las personas migrantes pasaron a representar en estas elecciones más del 16%”.
Desde distintos espacios se vino haciendo un trabajo de incidencia de muchos años que desembocó en estos cambios. Puntualmente, desde la Red de Refugiados y Migrantes de la Argentina, que nuclea a más de 20 organizaciones del conurbano bonaerense y la Ciudad. También cumple un rol importante la Defensoría del Pueblo de la Ciudad.
En CABA, también el nivel de participación ha ido creciendo, aunque, aclara Penchaszadeh, esto varía de acuerdo a qué tipo de elecciones son. En las legislativas, como es el caso este año, suele ser más bajo. Hasta ahora, se alcanzó un máximo de 43% de participación la última vez que se definieron cargos ejecutivos.
Respecto de la orientación del voto migrante, hay una preferencia marcada por el “peronismo neo K”, tanto en la PBA como en CABA, asegura Penchaszadeh. “En CABA, con el pequeño padrón que había hasta ahora, el peronismo sacaba un 66 %, el PRO un 28% y el Frente de Izquierda, un 10%. Por lo tanto, la tendencia del voto migrante hasta ahora es de centro-izquierda”.
Esto se explica porque, básicamente, “es el peronismo neo K el que aprobó las grandes leyes que permiten el acceso de la población migrante a un conjunto de derechos y, en los últimos años, especialmente con el último Gobierno de la alianza Cambiemos, en cambio, hubo muchos retrocesos”.
El más visible fue el llamado “DNU 70”. El Poder Ejecutivo modificó en 2017, a través de un decreto de necesidad y urgencia, la Ley 25.871 de Migraciones y habilitó así un procedimiento de detención y deportación exprés de los extranjeros sometidos a cualquier tipo de proceso judicial de carácter penal y también de quienes hubieran cometido faltas administrativas en el trámite migratorio. “Eso tuvo un costo en términos de legitimidad frente a los colectivos migrantes. El nivel de persecución policial fue impresionante. Había muchísima violencia institucional, especialmente hacia los colectivos migrantes racializados”.
Según detalla Penchaszadeh, casi el 50% del padrón lo cubren bolivianos, peruanos y paraguayos. “De bolivianos, peruanos y uruguayos -no tanto de paraguayos- podemos tener datos de orientaciones ideológicas y partidarias. En el caso de Bolivia es clarísimo. En el voto transnacional de bolivianos en el exterior desde Argentina, el MAS sacó más del 80%. Ahí ya tenés un indicador”.
Venezolanos
Pero, ¿cómo se aprobó esta automatización en la Legislatura de la Ciudad siendo que el voto migrante, supuestamente, no iría al PRO? “El PRO hizo mucho para beneficiar a la población venezolana residente en la Ciudad. Y, de hecho, para mí, ahí tienen un voto posible, aunque del voto migrante venezolano no se sabe nada porque es una migración muy nueva”, explica la investigadora.
En la Provincia de Buenos Aires, el colectivo venezolano no tiene ningún de peso. Pero en la Ciudad sí. Si en 2019, los venezolanos se ubicaban undécimos en términos de peso dentro del padrón, a fines de abril eran cuartos. “Es un fenómeno interesante a observar porque suman 40.000 personas. Creo que cuando el PRO aceptó esta reforma, insistiendo en que se aplicara recién en 2021, el incentivo político partidario que tuvieron era esperar que sucediera esto con el colectivo venezolano, es decir, que ganara peso”.
Obstáculos
Según la Encuesta Nacional Migrante, el principal problema que enfrentaron los migrantes hasta ahora para votar (7 de cada 10 migrantes no votó) fue no estar inscripto en el padrón. El segundo problema, según señaló 1 de cada 3, es que no tenían información suficiente para ejercer el derecho. “Hay una gran desinformación incluso acerca de que tienen el derecho”. En el caso de la PBA, incluso, votar es obligatorio, por lo que además no hacerlo implica infringir una ley.
De cara al futuro, las organizaciones de migrantes apuntan sobre todo a poder votar también a nivel nacional. Ser elegidos en cargos nacionales también es un objetivo, pero más difícil de alcanzar, porque está vedado por la Constitución.
“El colectivo migrante es casi el 5% de la población total del país y es una migración que tiene pata histórica”, señala Penchaszadeh. “La política migratoria se define a nivel nacional, no a nivel local. Así que estaría bien complementar el voto a nivel nacional. Las personas migrantes no tienen actualmente canales institucionalizados para hacer valer sus reclamos. Ese es un problema, porque tenés una minoría del 5% que está sistemáticamente silenciada”.
CRM
“Aún no podemos ser elegidos”
El sociólogo chileno Pablo Cossio del Bloque de Trabajadorxs Migrantes (BTM), que vive desde hace diez años en Argentina, considera que “este año se marca un hito importante para los derechos políticos de los y las migrantes, sobre todo en la Ciudad de Buenos Aires, donde el padrón creció más de un 2.000 por ciento. Entonces los migrantes vienen a representar un 15% del padrón de la Ciudad y ya sienta un antecedente importante”.
Claro que sigue habiendo cuestiones pendientes. “Por ejemplo, si bien podemos votar y el empadronamiento creció, aún no podemos ser elegidos, aún no podemos votar para cargos nacionales como diputados nacionales o presidente. En ese sentido, son luchas pendientes y conquistas que los y las migrantes nos merecemos como habitantes del pueblo argentino, como trabajadores y trabajadoras que aportamos al desarrollo, al crecimiento económico, cultural y político de esta tierra”.
Para Cossio, que los migrantes tengan derechos políticos permite consolidar derechos sociales. “Porque si los migrantes tenemos una voz, un voto, va a ser mucho más difícil que, por ejemplo, se nos pase por encima, se nos use como chivo expiatorio cuando hay crisis económicas, cuando hay crisis sociales. Los diferentes partidos que gobiernen la Argentina van a tener costos políticos a la hora de ajustar o modificar leyes que perjudiquen a los migrantes”.
El referente chileno tiene en claro que aún queda mucho trabajo por delante. “Nos damos cuenta en los barrios, los que militamos, que muchos migrantes aún no conocen este derecho, no saben que están empadronados automáticamente. Entonces es sumamente importante la difusión, que se conozcan las posibilidades que tenemos de votar, que los migrantes participen, voten”.
En cuanto a las simpatías, coincide con Penchaszadeh en que se inclinan más por los sectores del centro, de la izquierda o del peronismo. “Hay un rechazo generalizado de los migrantes hacia los sectores de derecha que son los que tienen un discurso xenófobo o racista y que circulan por los medios muchas veces llamando a criminalizar a la migración más que a verlos como sujetos de aporte a la sociedad argentina”.
“Realmente es un empoderamiento político que sin lugar a dudas se va a poder notar, porque hace más de diez años que las personas migrantes están luchando para poder votar. No solamente al nivel de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sino también a nivel nacional. Ya en 2011 habíamos arrancado con la campaña 'aquí vivo, aquí voto', que después allanó el trabajo para que el empadronamiento sea automático”.
Para Sukama, el obstáculo mayor sigue siendo el otorgamiento de la residencia. “Hubo muchos retrocesos, sobre todo con el Gobierno anterior, ya que la condición para el empadronamiento es contar con una residencia permanente y eso sigue siendo un obstáculo para mucha gente. Hay gente que ya tiene más de cuatro o cinco años y se la pasa renovando. Pero de cualquier modo creo que a partir de estas elecciones, se va a empezar a generar algún interés por parte de la clase dirigente argentina en empezar a mirar de otra forma a los colectivos de migrantes ya que efectivamente su participación en las elecciones puede cambiar los resultados finales”.
En cuanto a lo político partidario, Sukama destaca que “en la coyuntura actual el voto migrante puede favorecer al Frente de Todos, como se pudo ver en las elecciones de 2019, pero creo que la verdadera pelea se va a ver en las elecciones del 2023 porque ahí sí se va a votar para gobernadores y ahí creo que va a haber mayor motivación para las personas migrantes a votar y querer hacer ver la incidencia de su voto en los resultados finales”.
“Todas esas personas pudiendo votar con el correr del tiempo van a incidir en el cambio de los discursos discriminatorios, racistas y xenófobos”, asegura.