“Nena, me alcanzas los anteojos, por favor. No veo una mierda”. Patricia Bullrich le habla a su secretaria personal minutos después de cerrar su primera reunión de un virtual gabinete de gobierno en un salón del lujoso hotel Palladio, en Callao al 900. Busca entre sus anotaciones el listado de los seis ejes temáticos en los que dividió a su equipo de técnicos para tener con qué salir a cazar los votos que necesita en octubre para entrar en el ansiado balotaje presidencial. Repasa en voz alta: Economía, Educación, Reforma del Estado, Política Social, Política Exterior y Mujeres. Serán las áreas narrativas del ejército de voceros “especialistas” que desplegará durante las próximas semanas a lo largo y ancho del país.
“Esta no es una campaña de nombres, sino de ideas”, dice Bullrich a elDiarioAR y un grupo de periodistas a los que recibe luego del cónclave junto a Alberto Förhig, su coordinador de equipos técnicos, doctor en Ciencia Política y asesor suyo cuando era ministra de Seguridad de Mauricio Macri. “Planteamos estos ejes para darle un orden transversal a la campaña”, explica la candidata, que basó su derrotero hacia las PASO en su mera figura personal y los latiguillos de “orden”, “fuerza” y “coraje”.
Fueron eslóganes que le bastaron para ganarle las paso a Horacio Rodríguez Larreta. Pero ahora se juega otro partido. Ella sabe que tiene que llenar de contenido y propuestas para mostrarse competitiva ante un Javier Milei que se lleva todos los focos y un Sergio Massa que, siendo candidato-ministro, ostenta los “fierros” del Estado y que tiene a su favor el aparato del PJ.
Luego de que la marca Juntos por el Cambio quedara segunda en las PASO, y que como candidata nominal se ubicara última en el podio, la obsesión de Bullrich es aspirar a entrar a la segunda vuelta. Confía que es la única que puede ganarle a Milei en un mano a mano. Cuando faltan 47 días para las elecciones, augura: “Vamos a estar bastante más arriba de los 30 puntos”.
Antes de las PASO, Bullrich hizo una apuesta con su mesa chica en el que cada miembro escribió en un corcho de vino un pronóstico electoral. Hubo quienes se la jugaron por los 39 puntos. Ahora en su comando de campaña rezan para llegar al menos al 32%, cuatro puntos más de los que sacó en agosto. Dicen que es la llave para el balotaje. Traducido en votos calculan que tendrían que ser entre 2 y 3 millones más a los 6,6 que sumó JxC. La remontada de Macri en 2019 fue de 2,7 millones. Y no le alcanzó.
Vamos a estar bastante más arriba de los 30 puntos
Bullrich tiene el desafío de repartir sus fuerzas entre contraatacar a Milei y cuestionar hasta al infinito al kirchnerismo. “Massa estará un poquito muerto, pero el kirchnerismo no”, afirma. “No me voy a olvidar de ellos”, apuntala como si fuera una obsesión personal. Pero hay un trasfondo político: JxC tiene que ir a buscar su remontada en una pecera que también atrae a Unión por la Patria: los que se abstuvieron a votar.
Ese mercado electoral fue uno de sus destinatarios de la puesta de escena de ayer. El otro es el de los cambiemitas conversos que se fueron con Milei. Por eso Bullrich quiere esquivar meterse en el barro de las polémicas. “No voy a entrar en su guerra de palabras y acusaciones. Este es un debate de ideas”, insiste. Por la mañana le había exigido al libertario en una radio que “deje de insultar”. La había acusado de “tibia”, un calificativo que ella no ahorró con Larreta. Antes de la foto de ayer, en JxC ya había quiénes le pedían a Bullrich que haga un juego de comparaciones con Milei: que se muestre como “el cambio racional”, dejándolo a él como “irracional”.
También para contrarrestar el efecto Milei nominó a Carlos Melconian, el único al que confirmó como su potencial ministro de Economía. La verborragia y presencia mediática del economista de la Fundación Mediterránea y el IERAL pesaron más que la de Luciano Laspina, un incondicional de la ex minista que quedó desdibujado y a quien ayer se lo vió en la reunión en un rincón, casi fuera de escena. Melconian no fue, pero envió a miembros de su equipo, como Enrique Szewach, Rodolfo Santangelo y Daniel Artana.
“Venimos hace un año y medio hablando con Melconian. Me explicó al detalle su plan económico”, apunta ella, que tiene un talón de Aquiles en la materia. Rápido aclara que el programa bimonetario de libre circulación del peso y el dólar necesita la reforma de “una cantidad importante de leyes”.
No quiero hablar más de Mauricio
Bullrich ya no tiene contacto con Milei. Al menos desde las PASO, según asegura ella misma a este medio. Sobre todo, luego de que él la acusara de hacerle operaciones en su contra a través de su marido, Guillermo Yanco. El ida y vuelta que compartían antes desde el universo cambiemita con el libertario ahora lo domina Macri, a quien la candidata –según trascendió– visitó en su casa de Acassuso luego de que el ex presidente volviera derrotado del Mundial de Bridge en Marrakech.
“No quiero hablar más de Mauricio”, se ataja, al igual que ya había dicho en las últimas horas. “Él sabe lo que tiene que hacer”, dice sobre su rol en la campaña, hasta ahora ambiguo entre ella y Milei. Por lo pronto, Bullrich quitó a Macri de la nómina de “la nueva selección” de JxC que está armando para presentar en público y mostrar cierto volumen político y despliegue territorial –aunque sabe que tiene que reforzar sus recorridas en la provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Mendoza y Salta–.
“Se trata de 11 dirigentes con futuro, que se ganaron el apoyo del voto popular. No hay veteranos”, se justifica. A su modo, está jubilando políticamente al ex mandatario. Dice, sin embargo, que tiene a todo JxC abroquelado detrás suyo, “sin una crítica interna”. De hecho ayer se vieron, además de bullrichistas de paladar negro, a dirigentes larretistas, radicales, de la Coalición Cívica y de las demás fuerzas de la coalición. Incluso figuras como Fernán Quirós, ministro de Salud de la Ciudad, está capitanenado los equipos técnicos del área para arribar a la Casa Rosada. “La gobernabilidad te la aportan las provincias y un escudo legislativo fuerte”, explica, en otra vez comparación con Milei, que no tiene gobernadores y si se repiten los resultados de las PASO apenas sumaría 40 diputados –de 257– y 8 senadores –de 32–.
En ese “equipo ideal” que está configurando ubicó a dirigentes opositores como Ignacio “Nacho” Torres, gobernador electo de Chubut; Maximiliano Pullaro, favorito a ganar las provinciales de Santa Fe el próximo domingo; Manuel Passaglia, intendente de San Nicolás; Damián Arabia, su mano derecha y candidato a diputado por la Capital Federal, y Facundo Manzoni, que dio la nota al festejar arriba de un sulky cuando ganó –a sus 30 años– la intendencia de Viamonte, un pueblo cordobés de dos mil habitantes y que estuvo gobernado por el PJ desde 1983.
Y cuando elDiarioAR le pregunta cuál sería su rol en ese “once titular” siendo presidenciable, si tendrá el número 10 o será la Directora Técnica, Bullrich, con una sonrisa socarrona, responde: “Yo soy el diez”.
MC/MG