El panorama de la calle

“Le sobran días al mes”, las familias están endeudadas y las orgas ya no contienen: el FdT ante la pérdida de su brújula social

Ocurrió en apenas 72 horas. El lunes pasado, funcionarios del ministerio de Desarrollo Social, ahora conducido por Victoria Tolosa Paz, desconocieron ante las organizaciones piqueteras opositoras ciertos compromisos de ayuda asumidos por Juan Zabaleta antes de su salida. El jueves volvieron a reunirse y hubo un giro de 180 grados, con pedidos de disculpas incluidos. “Fue un cambio muy explícito y ahora dijeron que sí van a respetar todo lo firmado”, aseguró una fuente invitada al cónclave, que no encabezó la ministra, pero que seguía sus directrices.

¿Qué pasó entre una reunión y otra? La flamante titular del área social realineó la estrategia oficial con Sergio Massa y finalmente se definió continuar con los convenios que firmó “Juanchi” de entrega de herramientas y refuerzos alimenticios, reclamos que vienen desde inicios de año. Ante la cercanía de diciembre, el Gobierno quiere evitar que crezca aún más el conflicto social, en medio de un deterioro que solo se agrava. Además, debía mostrar cierta coherencia de sensibilidad callejera: justo al inicio de la semana se había oficializado el refuerzo para aquellos adultos que no tienen trabajo registrado ni ingresos de ningún tipo.

El desplante del lunes en Desarrollo fue tal que la Unidad Piquetera estuvo al borde de convocar a su primer acampe en la avenida 9 de Julio contra la nueva ministra. Las agrupaciones opositoras –como el Polo Obrero (PO), Libres del Sur (ex Barrios de Pie), el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL)– ya tienen votado desde antes del último fin de semana largo una serie de piquetes en ciudades y rutas de todo el país. Solo falta una chispa para encender ese fuego. 

La crisis es tan agobiante que los piqueteros aseguran que los propios encargados de sus comedores tienen que poner plata de su bolsillo para las viandas. “Faltan alimentos secos: no se entrega harina, azúcar, aceite, arroz”, denunció Silvia Saravia, de Libres del Sur. Una voz oficialista y con mucha experiencia en el ministerio lo planteó así: “Hay una implosión interna muy fuerte en los barrios y ya el descontento desborda a las propias organizaciones sociales, que tienen su propia crisis porque la gente no puede organizarse. Sobran días al mes y la gente está más preocupada por tener un plato de comida que en organizarse”. Pese al panorama sombrío, ni oficialistas ni opositores ven una situación previa al 2001.

Tras el cambio de timón del jueves, ahora está en agenda otra reunión entre los piqueteros y segundas líneas del ministerio para este lunes o martes. Un dirigente aseguró que quieren discutir la apertura de planes sociales. En eso, Tolosa Paz ya avisó que no, lo mismo que les decía Zabaleta. La escena entre el Gobierno y la Unidad Piquetera quedaría en una más de los habituales desencuentros entre el oficialismo y las agrupaciones de izquierda, pero el vaivén revela lo rota que está la brújula social del Frente de Todos, porque reclamos al calor de la crisis ocurren sobre todo puertas adentro.

Organizaciones desbordadas

Massa no tardó en anunciar el bono para el sector de la indigencia esta semana junto a Fernanda Raverta, de la Anses, que salieron a cruzar desde Juan Grabois –por insuficiente– a Emilio Pérsico –por innecesario–. Round aparte es el encono entre  el líder del MTE y el del Movimiento Evita, accionistas –por distintas cantidades– en Desarrollo. 

“Todos los progresistas quieren sacar un subsidio cuando llegan al Estado”, cuestionó el jefe evitero sobre el bono financiado por el “dólar soja”, el viernes en el aire de Futurock. Una diputada del Frente Patria Grande recogió el guante: “Emilio, soy cartonera y trabajadora de la economía popular desde los 13 años, de progre no tengo nada. Este refuerzo alimentario es muy necesario, lo expresa la realidad de nuestros barrios y llega a esas personas a las que hoy las orgas no llegamos. Dejemos los egos de lado”, le dedicó Natalia Zaracho por Twitter.

La catarsis de la legisladora cartonera admite aquella tesis de “desborde” de las agrupaciones, más allá del Estado, que tampoco llega, o lo hace mal y tarde. “No hay ningún desborde ni en pedo”, le dijo a elDiarioAR un funcionario con base territorial. “Es verso de la izquierda para pedir planes”, rechazó. “En los últimos tres o cuatro meses hay más gente que no tiene changas y que se acercan a los comedores”, retrucó Saravia. “En el conurbano las ollas volvieron a crecer. La respuesta del Estado está muy por debajo de la necesidad”, asegura un dirigente del círculo íntimo de Grabois. 

En el conurbano las ollas volvieron a crecer. La respuesta del Estado está muy por debajo de la necesidad

“Es muy difícil hacer los cambios desde una oficina y con una planilla de Excel. Tenemos el 50 por ciento de la economía en negro, y hay sectores que les va muy bien: por ejemplo los carniceros o las verdulerías, que no te dan nunca una factura. Y esos compañeros en los cruces que puedas hacer salen como indigentes”, completó su argumento Pérsico. El Evita admite la complejidad de la crisis, pero cuestiona el instrumento de salida: no cree que sea con subsidios.

Y los Excel del Indec dan su panorama: el miércoles revelaron que en la Argentina hay 5,4 millones de trabajadores asalariados informales, un dato récord desde 2016. Lo destacado es que es un segmento muy dinámico –en el segundo trimestre de 2020 apenas había 3,1 millones, por el fuerte impacto de la pandemia–, mientras que el universo de los empleados registrados siempre se mantuvo en unos 6 millones. A su vez, hay 4 millones de personas caídas del sistema, en la indigencia.

Desde esos tres segmentos socioeconómicos bombardean con reclamos al Gobierno, con la sábana cada vez más corta. La CGT quiere aumentos por encima de la inflación para los empleados. El Evita y la UTEP exigen un monotributo social y créditos blandos para los informales de la “economía popular”. Y el flamante “IFE 5” de Massa para los indigentes fue una bandera de Grabois.

Los pedidos se profundizarán en la semana que comienza. Pérsico y Daniel Menéndez –de Somos-Barrios de Pie–, más Héctor Daer –triunviro de la central obrera– y Gerardo Martínez –de la Uocra– están “tramitando una reunión” con Alberto Fernández. “Estamos terminando de puntear las medidas que queremos, pero son los reclamos del movimiento obrero y los movimientos sociales que venimos haciendo”, confió un dirigente. “Queremos garantizar la paritarias libres, formalizar la economía popular y convocar al concejo de la economía popular”, señaló otro.

Grabois saldrá a presionar para ampliar el bono de Massa: “Dicen que va a alcanzar a 1,3 millones, un universo mucho más chico del que realmente lo necesita. Si tenemos que militar a la gente de la calle para forzar a que se inscriban, lo vamos a hacer”, desafío un referente del MTE. Y el cristinismo jugará su propia carta: la senadora Juliana Di Tullio convocó para el miércoles próximo a un plenario de comisiones para debatir su proyecto de ley de refuerzo universal. La idea es convertir el flamante refuerzo massista en una política de Estado, tipo AUH. Se desconoce qué opina el tigrense, pero esas partidas no están contempladas en el discutido Presupuesto 2023, que el mismo miércoles el oficialismo quiere aprobar en Diputados.

Plan Austral y familias endeudadas

En esa guerra de guerrillas, mirarse al ombligo puede perjudicar al FdT. “La extrema derecha es la que mejor interpreta la demanda social porque se rompió la conexión entre la sociedad y la política”, admitió un diputado con pasado de funcionario clave en el gabinete de Alberto Fernández. En las antípodas a Juntos por el Cambio y los libertarios, plantea que el plan económico actual los encamina a la derrota: “La única manera de salir es un plan de estabilización tipo plan Austral, porque bajar la inflación de a poco tiene mucho costo. Incluso tendría que haber hecho hace ya un par de meses”, concluyó.

El desafío es cuánto pueden aguantar las familias cualquier plan de shock, más o menos doloroso. Porque la sábana corta también está en los hogares, con una inflación ya cerca de los tres dígitos. Según un estudio de este mes de la consultora Taquion sobre el panorama salarial de los argentinos, el 36,9% vive “con lo justo”, mientras otro tercio (29,2%) ni siquiera llega a fin de mes. 

El panorama se ensombrece al saber que el 70% de la población está endeudada: la mayoría con la tarjeta de crédito (un 42 por ciento), pero hay importantes registros de préstamos “informales” o muy costosos, tomados de familiares (23%), entidades no bancarias (14,4%) o prestamistas personales (9,5%). La situación da un futuro preocupante: el 88,1% tiene sentimientos negativos respecto de la economía. 

En ese caldo de cultivo, Patricia Bullrich, Javier Milei y hasta María Eugenia Vidal son dirigentes bien rankeados en cuanto a imagen positiva. Pero quien encabeza es Facundo Manes, justamente un radical que busca mostrarse como un líder “motivacional” como fue el Ricardo Alfonsín que en 1985 fracasó con el plan Austral. Cristina Kirchner y el Presidente son los últimos de la fila.

MC

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