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El futuro de Cristina: las discusiones sobre 2025 y cómo ordenar a un peronismo en estado crítico

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Cristina Fernández de Kirchner demostró esta semana que su iniciativa política sigue intacta, aunque no así su capacidad para dominar la agenda. Sus últimas apariciones públicas tuvieron un eco bajito y su imagen absorbió buena parte del fracaso del gobierno de Alberto Fernández, pero su mensaje es muy claro: no piensa en un retiro. Se muestra activa, con viajes, reuniones, actos y posicionamientos. En su entorno están convencidos de que será una gran “ordenadora” del peronismo que enfrente a Javier Milei, aunque algunos se vuelven a ilusionar al imaginarla en una boleta. 

La expresidenta convirtió su declaración testimonial en el juicio por el intento de asesinato en un mensaje político. Su tropa la acompañó desde Comodoro Py hasta el Instituto Patria, donde ensayaron una foto de familia. Se mostraron alineados al coincidir en que el atentado tuvo poca visibilidad y en que la justicia se concentró en los autores materiales, sin investigar a los intelectuales. El reclamo fue que la investigación desoyó tanto la “pista Milman” —en alusión a las acusaciones contra Gerardo Milman— como la investigación a Revolución Federal y su financiamiento. La propia Cristina reactivó sus críticas a la Justicia, al atribuir el clima de violencia en su contra al alegato del fiscal Diego Luciani en la causa Vialidad. 

La escena en Comodoro Py tuvo poco de la épica con la que Cristina se presentó a declarar el 13 de abril de 2016 en la causa por el dólar futuro, cuando miles de seguidores fueron a expresarle su apoyo a cinco meses del inicio del gobierno de Mauricio Macri. Esta vez reunió apoyos de distintos sectores, aunque tuvo una impronta principalmente bonaerense. Fue Axel Kicillof, recién llegado de reunirse con Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil, acompañado por su vice, Verónica Magario, y una pila de intendentes del Conurbano.

La presencia del gobernador bonaerense tuvo especial importancia en medio de una relación más tirante con Cristina. Si bien nunca cortaron el diálogo, la interna a cielo abierto con Máximo Kirchner y el hecho de que varios intendentes estén abocados en un armado para Kicillof genera malestar en el cristinismo “Todos los dirigentes avanzan, caminan, proponen. Axel es una parte del kirchnerismo y él sigue hablando con Cristina, pero tiene cerca suyo a un grupo de compañeros con opiniones equivocadas. Es un error que le digan que debe diferenciarse de Cristina, cuando ella es la que tiene el mayor capital político”, dijo a elDiarioAR una de las dirigentes más cercanas a la expresidenta, que participó de la reunión en el Patria, a la que no fueron Jorge Ferraresi, Mario Secco y Julio Alak, los más activos en la nacionalización de Axel.

Frente a ellos, Cristina aprovechó su viaje a México para bajar un mensaje político, primero anclado en la reforma que hizo Andrés Manuel López Obrador al poder judicial, para remarcar la necesidad de una “justicia independiente”; luego se concentró en la relación de AMLO y su sucesora Claudia Sheinbaum, planteándolos como un ejemplo positivo de trasvasamiento generacional, el talón de Aquiles del peronismo. 

Las intrigas sobre 2025

Como suele suceder luego de sus reapariciones, muchos de sus leales se entusiasmaron con un mayor protagonismo de la expresidenta en la próxima etapa. Es lo que esperan de ella, lo que siempre insinúan, pero nunca le exigen: “A Cristina no le podemos pedir nada más”, se convirtió en un lugar común del kirchnerismo. 

En el peronismo ya descartan la posibilidad de que se postule para la presidencia del PJ Nacional, una versión que recorrió las distintas tribus, pese a que en su entorno siempre sostuvieron que no era un debate que tuvieran en agenda. “Ella nunca pensó en el PJ como un lugar para definir la política; el PJ es una herramienta electoral, para Cristina nunca fue un destino”, aseguró a elDiarioAR un dirigente de la mesa chica. Sin embargo, aclaró que ella tendrá “lógica” incidencia en el acuerdo sobre quién presidirá el partido. La discusión pasará por cómo agrandar el espacio, pero que la conducción quede para un “propio”. En el Patria miran con desconfianza a algunos gobernadores, los famosos “tigres de papel” que alentaron la jubilación de Cristina, pero corrieron a ordenarse detrás suyo cuando vieron las encuestas en sus distritos. 

Como el año próximo la Provincia de Buenos Aires no elige senadores, si define competir debería encabezar la boleta de diputados nacionales. Mientras algunos opinan que es un cargo de poco volumen para alguien que fue dos veces presidenta, vice y senadora, y consideran que no debería exponerse a competir en una elección que promete ser difícil para el peronismo; otros opinan que Cristina estaría dispuesta a jugar para “levantar” la boleta y sumar legisladores y concejales propios en la Provincia, su bastión electoral. 

“Para Cristina cualquier rol electo por el pueblo es un orgullo”, sostuvo a elDiarioAR una fuente de máxima confianza con ella, una frase que deja abierta la posibilidad de que compita, aunque se apuró a agregar que “no va a desayunarse la cena”, al considerar que es muy pronto para pensar en las legislativas. 

En ese sentido, otra fuente cercana le bajó el tono a la posibilidad de que compita: “Ella es la conducción del peronismo, no hay ningún otro dirigente que hoy pueda concitar la adhesión que tiene Cristina en la gente. Eso la pone en un lugar obligado de ordenar el partido, con los que la quieren y los que no. Yo la imagino como una gran ordenadora en 2025, para empezar a armar el esquema con el que vamos a caminar hacia 2027”. 

Meses atrás, Cristina bajó la orden de no exponer las peleas en los medios y evitar engancharse en discusiones anticipadas sobre cargos partidarios. Cristina sigue activa, con reuniones diarias y un análisis atento de los números económicos. Su frente judicial no está despejado, en las próximas semanas se enterará si la Cámara de Casación agrava o revoca su condena por corrupción en la causa Vialidad.

LA/JJD