El influencer Manuel Jorge Gorostiaga, conocido como Danann, deberá realizar 40 horas de tareas comunitarias y participar de un taller de formación contra la violencia de género por el hostigamiento sistemático en redes sociales por motivos de género contra la periodista Marina Abiuso, informó hoy la organización Amnistía Internacional, que acompañó la denuncia.
Así lo determinó la justicia penal, contravencional y de faltas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Asimismo, se le prohibió nombrarla por cualquier medio, lo que incluye redes sociales, teléfono, carta, pancarta o incluso a través de terceras personas, como así también el acercamiento o contacto.
Esta es la segunda condena de este tipo contra Danann: hace menos de un mes la Justicia determinó que deberá pagarle una multa por discriminar con comentarios agraviantes y descalificatorios contra una mujer transgénero.
Fue el mismo Emanuel Danann quien solicitó la probation y se ofreció a cumplir con tareas comunitarias, además de realizar un taller sobre Género y Violencia Intrafamiliar del Programa de Educación en Derechos Humanos, para evitar la elevación a juicio de su causa luego de haber sido recientemente condenado por discriminación.
El hostigamiento sistemático se llevó a cabo a través de redes sociales -fundamentalmente X (antes Twitter)-, desde cuentas de “influencers” o cuentas anónimas con numerosos seguidores, cuya tarea fue replicar el contenido.
Gorostiaga fue uno de los principales autores de la campaña que tuvo por objeto desacreditar públicamente y silenciar a la periodista, por entonces editora de género en un canal de noticias, por ser referente de las agendas que promueven la igualdad. A partir de ello comenzó a recibir innumerables amenazas de violación y de muerte.
La periodista señaló en sus redes sociales: “Hoy se cerró una etapa que decidí atravesar en silencio para que hablara la Justicia. Y también porque soy consciente de las limitaciones para defenderme. Sé que incluso con pruebas y sentencia, habrá quienes sigan creyendo las mentiras que se difundieron sobre mí”.
“Hace tiempo tomé la decisión de denunciar las amenazas de muerte y violación en mi contra. Fueron muchos. Hasta mi madre tuvo custodia policial en su domicilio. Yo todavía tengo un botón antipánico. A pesar de los nombres falsos y de la falta de colaboración de las plataformas, ya hay cuatro personas cumpliendo probation. Hoy se sumó un quinto: Emmanuel Dannan (Manuel Jorge Gorostiaga)”, señaló.
“Soy periodista, decía. Desde 2002 cuando atendía teléfonos en la radio por 75 lecop. La libertad de expresión y de prensa me parecen valores fundamentales. Como periodista, como activista, como ciudadana. Denunciar hostigamiento y amenazas no es contra la libertad sino para protegerla. Porque el dispositivo de ataque que aplicaron conmigo es un intento de disciplinamiento que creo que es necesario señalar. Urgente”, concluyó.
“Este caso se inserta en un contexto local de una escalada de discursos que incitan a la violencia y a la discriminación hacia periodistas que cubren las agendas de género y diversidad, con el propósito de deslegitimar y silenciar a las principales voceras de estas agendas, generando un profundo deterioro del debate público”, sostuvo Amnistía Internacional Argentina, tras conocerla resolución judicial.
Se trata de un problema cada vez más presente, que afecta principalmente a mujeres y diversidades con voz pública, señaló la organización. Esta modalidad de violencia se caracteriza por ser continua y sistemática, perdurar en el tiempo indefinidamente, dada la imposibilidad de borrar por completo la huella digital, con consecuencias que pueden ser devastadoras para las personas que la padecen.
De acuerdo a AI, si bien las acciones se iniciaron a través de redes sociales, estas tienen su correlato en la vida pública. Abiuso tuvo temor de salir a la calle y hablar públicamente, y el hostigamiento sistemático en redes afectó su desarrollo profesional, su salud mental y su libertad de expresión. La periodista decidió cerrar su perfil de X y autocensurarse, pese a que las plataformas sociales son un espacio fundamental para difundir y amplificar su trabajo como comunicadora.
Siversas entidades, como la Agencia Nacional de Periodismo y ADEPA, manifestaron públicamente su rechazo al escrache, las acusaciones falsas y el hostigamiento vivido por Abiuso. Asimismo, numerosos organismos de protección internacional de derechos humanos se pronunciaron para condenar las agresiones específicas contra las periodistas mujeres en el ejercicio de su labor, incluidas la discriminación y la violencia por razones de sexo y género, la intimidación y el acoso en Internet o en otros medios; e interpelaron a los Estados sobre la necesidad de abordar las amenazas a las que se enfrentan las periodistas por razón de su género.
“Este precedente contribuye a enviar el mensaje de que la violencia de género en redes no es tolerada. Se deben adoptar medidas reparadoras para que mujeres, niñas y adolescentes del país puedan confiar en la Administración de justicia y se atrevan a denunciar”, afirmó Amnistía Internacional Argentina.
Según la organización defensora de los derechos humanos, la violencia y el abuso que viven muchas mujeres periodistas en las redes sociales hace que se autocensuren en sus publicaciones, limiten sus interacciones y, en algunos casos, abandonen la red por completo.
Una encuesta que llevó adelante Amnistía Internacional Argentina muestra que el 70% de las mujeres que sufrieron abuso o acoso online hicieron cambios en la forma en que usan las plataformas y el 36% de ellas dejaron de publicar o compartir contenidos que expresaban su posición sobre ciertos temas. Asimismo, disciplina a quienes presencian u observan las consecuencias de haber ensayado la crítica en público, lo que inhibe su reproducción.
Asimismo, un informe de Naciones Unidas da cuenta del impacto de la violencia de género hacia mujeres con voz pública. El 80% limitó su participación en redes sociales; el 40% se autocensuró sobre algún tema de su pertinencia; una de cada tres cambió de puesto laboral y una de cada cuatro fue despedida o no le renovaron el contrato.
La denuncia que realizó Abiuso (y que Amnistía Internacional acompañó el último año) no tiene como objeto buscar límites a la libertad de expresión sino precisamente resguardarlos. El disciplinamiento que estos ataques generan son una afectación en el libre ejercicio profesional y expanden ese temor a otras colegas y activistas con voz pública.
CRM con información de Amnistía Internacional