El viento cambia de dirección para Rosario, aunque las fuerzas que lo impulsan vienen de la provincia y -se espera- de la Nación. Pablo Javkin describió así su ajustada victoria en las elecciones que lo consagraron por segunda vez intendente de la ciudad azotada por los problemas de seguridad “y por el abandono de la Nación y de la provincia” según sus términos.
Javkin obtuvo 241.878 votos en el recuento provisorio, contra 225.597 de su rival. No le sobró demasiado. “Quiero hacerle un reconocimiento a Juan Monteverde. Los problemas que tiene esta ciudad necesitan de todos y de todas, y en ese camino vamos”, anunció en el bunker de Unidos para Cambiar Santa Fe. La mitad de los rosarinos, de hecho, votó por el candidato de Juntos Avancemos.
“Nos han tocado momentos difíciles, en lo político y en lo personal”, dijo Javkin en el cierre de la jornada, cuando finalmente pudo confirmarse su triunfo. La mala gestión del transporte urbano y los reclamos por la seguridad pusieron en crisis más de una vez su gestión, pero el intendente reivindica la práctica de “dar la cara” y así lo hizo entre otros episodios ante una movilización en el monumento a la Bandera en reclamo por el crimen del arquitecto Joaquín Pérez: allí Javkin enfrentó las protestas y pudo salir bien parado, a diferencia del gobernador Omar Perotti, que también acudió a la convocatoria y debió irse casi a las corridas.
En la campaña, el intendente propuso un cambio a los habitantes de Rosario, pero paradójicamente esa transformación está supeditada a las orientaciones políticas de la provincia y del país. “Rosario tiene enemigos”, dijo, y lo apuntó con una “forma de pensamiento” a la que identificó una y otra vez con el kirchnerismo.
OA