Axel Kicillof estaba en México cuando Cristina Kirchner avanzó con tres jugadas de impacto político: primero fue a La Matanza sin avisarle al intendente Fernando Espinoza, luego habilitó un operativo clamor de La Cámpora y un sector del peronismo para instalarla como candidata a presidir el PJ Nacional, y finalmente publicó una “carta abierta” de cinco páginas en la que aceptó el desafío de conducir el partido. El gobernador y su mesa chica se enteraron de cada una de estas decisiones a través de las redes sociales.
Cristina en su texto habló de la “unidad” del peronismo, por eso llamó la atención que algunos sectores quedaran afuera de la jugada. Ni Kicillof ni los otros cuatro gobernadores peronistas supieron de antemano cuál era la intención de la expresidenta; ni siquiera el riojano Ricardo Quintela, que desde hace tiempo recorre el país juntando apoyos para convertirse en el conductor del PJ.
Hasta este miércoles, la decisión de la mesa chica de Kicillof era esperar. Así lo confirmaron a elDiarioAR: “Axel no va a decir nada hasta lograr generar una comunicación necesaria para entender hacia dónde estamos yendo”. Lo implícito de esa situación es que al gobernador no le resulta tan sencillo como antes hablar con Cristina. Si bien no es una novedad que la relación se enfrió, también es cierto que habían tenido una conversación amable justo antes de que él partiera a México a la asunción de la presidenta Claudia Sheinbaum. Cristina lo llamó el 25 de septiembre para saludarlo por su cumpleaños. De pronto, en pocos días, el escenario cambió por completo.
En el oficialismo bonaerense insisten en que la prioridad será la “búsqueda de consensos” y de una lista de unidad. “No le suma a nadie una disputa interna y nadie tiene más pergaminos que Cristina para conducir el partido, nos molestó que nos quieran excluir, eso genera desconfianza”, lanzó un dirigente cercano al gobernador, e insistió: “Para el operativo clamor hubo una coordinación, si trabajás para reconstruir estos vínculos, ¿por qué no dialogar antes de salir con algo así?”.
El fin de semana, Quintela había anticipado que no estaba en sus planes bajarse de la carrera. El lunes, luego de que Cristina confirmara esa postulación, publicó un mensaje más ambiguo en su cuenta de X, donde expresa su voluntad de “seguir adelante”. “También quiero debatir en unidad. Creo, igual que Cristina, que acá no sobra nadie y también mi proyecto es el de conducir un proceso de unidad, con todos adentro. Le creo a Cristina y por supuesto creo en mis propias convicciones”, escribió y cerró: “Le digo a todos los compañeros y compañeras del PJ de las provincias que me hacen llegar sus mensajes: yo sigo adelante y seguiré reuniéndome cara a cara con ustedes en cada rincón del país”.
“Quintela está esperando que alguien lo llame. Su tuit no es claro, pero la carta de Cristina tampoco. Entendemos que no quiere ir a una interna, pero alguien debe estar a cargo de generar los lazos que la eviten”, dijo a elDiarioAR un armador peronista de contacto frecuente con los gobernadores.
Elogios y resistencias
Entre los dirigentes hay una coincidencia generalizada de que la decisión de Cristina tendrá un impacto en Kicillof. Incluso si la expresidenta —a contramano de lo que hizo en los últimos meses— tuviera una postura imparcial como jefa del partido y no inclinara la balanza en beneficio de Máximo Kirchner y La Cámpora, lo cierto es que el hecho de ponerse en un lugar visibilidad podría opacar la incipiente construcción nacional en la que trabaja el gobernador bonaerense de cara a 2027.
Sin embargo, algunos ponen reparos a esa lectura y aseguran que, si Cristina decide ayudar, su peso político será útil en la confrontación con el Gobierno nacional. “Ella jugando contra Milei para nosotros es siempre una buena noticia”, analizaron desde el entorno del gobernador, donde también creen que el PJ necesita “salir del ostracismo” y recuperar su fortaleza, porque “el peronismo viene de una derrota fatal, con sólo cinco gobernadores en todo el país”.
Algunos referentes del peronismo eligieron ser cautos y por ahora se quedaron en silencio. De hecho, sólo un puñado de intendentes decidió festejar el anuncio. También hubo algunas expresiones minoritarias de descontento, como el caso del peronismo cordobés, que responde a Juan Schiaretti, y del diputado Florencio Randazzo, que aprovechó para comunicar su desafiliación partidaria. “Muchos peronistas en todo el país no estamos dispuestos a ser parte de una monarquía. En eso pretenden convertir al PJ. Les falta poco para terminar de destruirlo, como ya lo hicieron con la Argentina”, sostuvo en X.
En la decisión de Cristina también pesan los tiempos. Su comunicado se publicó el mismo día que la Cámara Federal de Casación Penal hizo saber que el 13 de noviembre dará a conocer su sentencia en la causa Vialidad, en la que podría confirmar la condena a seis años de prisión que recibió en primera instancia. La elección del PJ, acéfalo desde la renuncia de Alberto Fernández, será el 17 del mismo mes. Las listas cierran en diez días, por lo que los gobernadores e intendentes que no fueron partícipes de la jugada no pierden las esperanzas de recibir algún llamado —o al menos un mensaje— del Patria en los próximos días.
LA/JJD